/ lunes 26 de octubre de 2020

#JuntosCrecemos | Dan la batalla contra las pantallas

La práctica del campismo virtual o presencial es una alternativa para garantizar la salud emocional, tan necesaria en tiempos de pandemia


La pandemia de pantallas alentada por el Covid-19 se combate desde el campismo.

Y es que ante la llegada del virus SARS-CoV-2 infantes y jóvenes debieron optar por el confinamiento obligado, lo cual aceleró su dependencia con la tecnología y pantallas digitales.

Foto: cortesía | Karla Hinostroza

En el contexto de la pandemia de Covid-19, la Asociación Mexicana de Campamentos (AMC) advierte que la actual generación de niños y niñas ya presentaba una afectación muy fuerte de depresión, autoestima e inseguridad por la adicción que se ha generado a la tecnología, lo cual se evidenció durante la contingencia sanitaria.

Por ello, el campismo se convierte una actividad para cambiar los escenarios de los infantes.

Las familias mexicanas se han dado cuenta de la importancia que tiene que sus hijos convivan con otros niños, que salgan de sus casas y apaguen sus pantallas.

“Y qué mejor que hacerlo en un lugar que es seguro, estructurado, donde están cuidados por personal, y donde están en contacto con la naturaleza”, señaló el presidente de la AMC, Pablo Casas Alatriste.

Así la realización de campamentos se convierte en una oportunidad de estabilidad emocional.

Muchos de los papás prefieren tener a sus hijos encerrados o guardados en casa por un tema de miedo al peligro físico de un contagio o de lastimarse.

“Y creo que si ponemos en la balanza los riesgos de contagios en un campamento contra los riesgos de daño emocional y psicológico que están viviendo los niños encerrados, creo que nos favorecería bastante”, explicó Casas.

Ante este diagnóstico, el campismo ha tenido que reinventarse. Incluso en un primer momento utilizando la tecnología digital, pero posteriormente optando por protocolos de alta sanidad.

El presidente de la AMC reconoció que los 40 campamentos en todo el país, pertenecientes a esta organización, se mostraban escépticos y con pocas esperanzas de seguir sobreviviendo en tiempos del Covid-19.

Fue así que comenzaron con los campamentos virtuales.

En las vacaciones de Semana Santa, con un grado de incertidumbre, lanzaron su primera idea para que el Covid-19 no les ganara el ánimo de los infantes.

Estos campamentos operaron de dos formas.

Lanzaron actividades para hacer en casa de forma gratuita a través de sus redes sociales para no perder el ánimo de asistir a un campamento en vacaciones. Y generaron un programa más pensado y estructurado para vender la experiencia a las familias.

Pese a lo que pensábamos, se demostró lo contrario, los niños lo disfrutaron mucho, los papás estaban muy contentos y finalmente los campamentos que lo hicieron se lograron adaptar para tratar de ofrecer su conocimiento”, aseguró el presidente de la AMC.

Por ello, las actividades virtuales de manualidades, cantos, así como las encaminadas a compartir, socializar y respetar las medidas sanitarias, fueron las predominantes, pues se partió del supuesto que en las casas no iba a haber un jardín para realizar actividades al aire libre.

Después vino el regreso al campo para ya no depender de las pantallas.

Así reiniciaron los campamentos presenciales bajo un rigor sanitario.

Esto fue posible hasta julio, cuando algunos estados de la República pasaron del color rojo al naranja en el semáforo epidemiológico del gobierno federal.

Fue entonces que ocho de los 40 campamentos de la AMC reabrieron las instalaciones adaptando sus condiciones a las exigencias sanitarias.

Por ello implementaron el Plan de Contingencia de Enfermedades Contagiosas a cada una de las realidades sanitarias de los miembros de la AMC.

Foto: cortesía | Karla Hinostroza

Éste contempla el qué hacer antes, durante y después de asistir al campamento, empezando con el aislamiento y observación 14 días antes de ingresar, teniendo que comprobarlo con la temperatura y el diagnóstico de un médico.

“Este protocolo iniciaba 14 días antes del campamento, y 14 días después, la buena noticia de eso es que tuvimos 400 niños este verano en campamentos que duraron entre una y dos semanas.

Y de esos 400 que participaron no tuvimos ni un solo caso en ninguno de los ocho campamentos de contagios de Covid, eso quiere decir que los protocolos y el procedimiento que se desarrolló fue exitoso como medida de prevención”, aseguró Casas.

Esta medida también aplicada para el staff fue reforzada con la sanitización de las instalaciones y su adaptación, operando al 50% de su capacidad.

Además, implementaron el sistema llamado “burbujas”, donde los asistentes del campamento tenían que dividirse en grupos, de tal modo que sólo los integrantes de ese grupo hicieran todas las actividades juntos.


Fortalecen la salud emocional

La situación sanitaria no sólo sirvió para reinventar las prácticas del campismo en México, sino para reafirmar el compromiso social que adquieren estos lugares de recreación e integración social para niños y niñas.

A pesar de la crisis económica y sanitaria, el campamento Lago y Tierra, ubicado en Valle de Bravo, logró hacer campamentos presenciales el verano pasado, manteniéndose a la vanguardia de las exigencias sanitarias.

Incluso adaptaron sus propios protocolos sanitarios con los del sector salud para poder ofrecer este servicio a los infantes que habían guardado la cuarentena en casa.

“Desarrollamos protocolos de higiene y prevención sanitaria, que después se enriqueció con las recomendaciones del IMSS, del área de Protección Civil de Valle de Bravo, y de las asociaciones internacionales de campamentos.

"Y afortunadamente nuestros tres campamentos presenciales de siete días cada uno fueron todo un éxito”, relató Gabriela Alejandra Roldán Osnaya, directora del área de logística, promoción y ventas de Lago y Tierra.

Entre las medidas sanitarias que implementaron en el campamento ubicado en el Pueblo Mágico están la limitación del cupo en el campamento, los cuestionarios de salud llenados y firmados por los padres, y la aceptación y aprobación del área médica del campamento.

Foto: cortesía | Karla Hinostroza

Respecto a los padres de familia, hubo de todo, rotundos no; pero muchos rotundos sí por la confianza que nos tienen, y dando la oportunidad a sus hijas e hijos de salir del encierro en una forma sana y segura”, señaló.

También aplicaron protocolos especiales para el uso de las cabañas, baños, uso y guardado de los artículos personales.


La pandemia de pantallas alentada por el Covid-19 se combate desde el campismo.

Y es que ante la llegada del virus SARS-CoV-2 infantes y jóvenes debieron optar por el confinamiento obligado, lo cual aceleró su dependencia con la tecnología y pantallas digitales.

Foto: cortesía | Karla Hinostroza

En el contexto de la pandemia de Covid-19, la Asociación Mexicana de Campamentos (AMC) advierte que la actual generación de niños y niñas ya presentaba una afectación muy fuerte de depresión, autoestima e inseguridad por la adicción que se ha generado a la tecnología, lo cual se evidenció durante la contingencia sanitaria.

Por ello, el campismo se convierte una actividad para cambiar los escenarios de los infantes.

Las familias mexicanas se han dado cuenta de la importancia que tiene que sus hijos convivan con otros niños, que salgan de sus casas y apaguen sus pantallas.

“Y qué mejor que hacerlo en un lugar que es seguro, estructurado, donde están cuidados por personal, y donde están en contacto con la naturaleza”, señaló el presidente de la AMC, Pablo Casas Alatriste.

Así la realización de campamentos se convierte en una oportunidad de estabilidad emocional.

Muchos de los papás prefieren tener a sus hijos encerrados o guardados en casa por un tema de miedo al peligro físico de un contagio o de lastimarse.

“Y creo que si ponemos en la balanza los riesgos de contagios en un campamento contra los riesgos de daño emocional y psicológico que están viviendo los niños encerrados, creo que nos favorecería bastante”, explicó Casas.

Ante este diagnóstico, el campismo ha tenido que reinventarse. Incluso en un primer momento utilizando la tecnología digital, pero posteriormente optando por protocolos de alta sanidad.

El presidente de la AMC reconoció que los 40 campamentos en todo el país, pertenecientes a esta organización, se mostraban escépticos y con pocas esperanzas de seguir sobreviviendo en tiempos del Covid-19.

Fue así que comenzaron con los campamentos virtuales.

En las vacaciones de Semana Santa, con un grado de incertidumbre, lanzaron su primera idea para que el Covid-19 no les ganara el ánimo de los infantes.

Estos campamentos operaron de dos formas.

Lanzaron actividades para hacer en casa de forma gratuita a través de sus redes sociales para no perder el ánimo de asistir a un campamento en vacaciones. Y generaron un programa más pensado y estructurado para vender la experiencia a las familias.

Pese a lo que pensábamos, se demostró lo contrario, los niños lo disfrutaron mucho, los papás estaban muy contentos y finalmente los campamentos que lo hicieron se lograron adaptar para tratar de ofrecer su conocimiento”, aseguró el presidente de la AMC.

Por ello, las actividades virtuales de manualidades, cantos, así como las encaminadas a compartir, socializar y respetar las medidas sanitarias, fueron las predominantes, pues se partió del supuesto que en las casas no iba a haber un jardín para realizar actividades al aire libre.

Después vino el regreso al campo para ya no depender de las pantallas.

Así reiniciaron los campamentos presenciales bajo un rigor sanitario.

Esto fue posible hasta julio, cuando algunos estados de la República pasaron del color rojo al naranja en el semáforo epidemiológico del gobierno federal.

Fue entonces que ocho de los 40 campamentos de la AMC reabrieron las instalaciones adaptando sus condiciones a las exigencias sanitarias.

Por ello implementaron el Plan de Contingencia de Enfermedades Contagiosas a cada una de las realidades sanitarias de los miembros de la AMC.

Foto: cortesía | Karla Hinostroza

Éste contempla el qué hacer antes, durante y después de asistir al campamento, empezando con el aislamiento y observación 14 días antes de ingresar, teniendo que comprobarlo con la temperatura y el diagnóstico de un médico.

“Este protocolo iniciaba 14 días antes del campamento, y 14 días después, la buena noticia de eso es que tuvimos 400 niños este verano en campamentos que duraron entre una y dos semanas.

Y de esos 400 que participaron no tuvimos ni un solo caso en ninguno de los ocho campamentos de contagios de Covid, eso quiere decir que los protocolos y el procedimiento que se desarrolló fue exitoso como medida de prevención”, aseguró Casas.

Esta medida también aplicada para el staff fue reforzada con la sanitización de las instalaciones y su adaptación, operando al 50% de su capacidad.

Además, implementaron el sistema llamado “burbujas”, donde los asistentes del campamento tenían que dividirse en grupos, de tal modo que sólo los integrantes de ese grupo hicieran todas las actividades juntos.


Fortalecen la salud emocional

La situación sanitaria no sólo sirvió para reinventar las prácticas del campismo en México, sino para reafirmar el compromiso social que adquieren estos lugares de recreación e integración social para niños y niñas.

A pesar de la crisis económica y sanitaria, el campamento Lago y Tierra, ubicado en Valle de Bravo, logró hacer campamentos presenciales el verano pasado, manteniéndose a la vanguardia de las exigencias sanitarias.

Incluso adaptaron sus propios protocolos sanitarios con los del sector salud para poder ofrecer este servicio a los infantes que habían guardado la cuarentena en casa.

“Desarrollamos protocolos de higiene y prevención sanitaria, que después se enriqueció con las recomendaciones del IMSS, del área de Protección Civil de Valle de Bravo, y de las asociaciones internacionales de campamentos.

"Y afortunadamente nuestros tres campamentos presenciales de siete días cada uno fueron todo un éxito”, relató Gabriela Alejandra Roldán Osnaya, directora del área de logística, promoción y ventas de Lago y Tierra.

Entre las medidas sanitarias que implementaron en el campamento ubicado en el Pueblo Mágico están la limitación del cupo en el campamento, los cuestionarios de salud llenados y firmados por los padres, y la aceptación y aprobación del área médica del campamento.

Foto: cortesía | Karla Hinostroza

Respecto a los padres de familia, hubo de todo, rotundos no; pero muchos rotundos sí por la confianza que nos tienen, y dando la oportunidad a sus hijas e hijos de salir del encierro en una forma sana y segura”, señaló.

También aplicaron protocolos especiales para el uso de las cabañas, baños, uso y guardado de los artículos personales.

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