Don Perico orquesta todo su negocio detrás del mostrador. Mueve la publicidad de boca en boca con el “pásele cliente, les ofrezco un chocolate”, que funciona a la perfección para atraer a los comensales. Y con la llegada de la cuaresma, don “Perico” cada viernes tiene listo en el local de los “Patitos” del mercado 16 de Septiembre lo que al cliente se le antoje.
“Me llamo José Ascención Gutiérrez Sánchez, pero me dicen don Perico”, ríe el locatario con su mandil puesto y sin dejar de mover las manos para preparar los revoltijos del romerito y batir las papas para unas tortitas.
Don “Perico”, igual que otros locatarios pioneros del 16 de Septiembre, pareciera que es la esencia del mercado. Los que dejan huella y le pasan la estafeta a otras generaciones, porque en el 16 de Septiembre, todos los locales se heredan, así es como ha permanecido este zoco desde los años treinta.
“Aquí lo primero es atender bien a la clientela”, explica el locatario de comida que se instala en los locales 201, 203 y 204 de la planta alta.
En esos locales que conviven uno frente al otro, la familia Gutiérrez abre desde las 7:00 horas y extienden su jornada hasta la tarde los siete días de la semana. Están para los comensales en el desayuno, la comida y la cena, dice don “Perico”.
“Ahorita mis hijas me están ayudando, y aunque son profesionistas, saben todo del negocio”, explica don José, orgulloso de sus hijas, a quienes hizo profesionistas mediante su trabajo en la fonda.
“Una es abogada, la otra educadora y la más chica estudió Criminología”, expone satisfecho don José.
Toda una historia
No presume don José Ascención cuando dice que ha vivido en el mercado. Comenzó a los cuatro años cargando un cajoncito de madera una cinta amarrada al cuello para enrolarse en los puestos cobrando cuotas a los comerciantes. Ese fue su primer oficio, lo recuerda.
“Mi madre Florencia Sánchez fue quien me enseñó este oficio”, dice don “Perico”.
La anécdota de don José, hace añoranza a los años en que el mercado estuvo instalado en el Cosmovitral. Allí nació en 1933, luego, en diciembre de 1968 se anuncia su cambio de sede, y fue cuatro años después, en 1972, en que se establece en el nuevo lugar, donde se encuentra ahora, según se cita en el libro “El Mercado 16 de Septiembre de la Ciudad de Toluca, Familias que Venden Bienes e Historias”.
A don “Perico”, se le mira inquieto por dejar satisfecho a sus comensales: ordena que una de sus hijas mueva los caldos y otra el mole y otra revise los condimentos. No deja su mandil que tiene un estampado del Capitán América, mientras escucha la radio en un deshilachado aparato que tiene sus lucecitas de neón.
“Es pura familia los que trabajamos aquí, y uno se siente orgulloso de trabajar aquí”, expresa José Ascención detrás de las cazuelas, y allí, en los locales de “Los Patitos”, siempre huele con aroma a buen mercado.