Es evidente que la respuesta de los Estados ante la difusión del virus ha engendrado, desde donde se mire, una situación de tensión institucional, así lo señaló la catedrática de la Universidad de Torino, Italia, Ana Mastromartino.
Sin embargo, señaló, no cabe la menor duda de que la gestión de la emergencia, dentro de lo democráticamente permitido, se convierte en una tarea mucho más pesada para los Estados porque no se puede prescindir de límites y controles, así como del consenso entre los poderes.
Invitada por la Codhem, se refirió a la crisis del Estado constitucional ante la insuficiencia que tiene para dar atención a los derechos económicos, sociales, culturales y medio ambientales, sobre todo ahora que se encuentra en una crisis agudizada por la pandemia.
A pesar del riesgo a la salud por el que estamos pasando, el cual obliga a restringir derechos como el de la movilidad, se deben garantizar las libertades ciudadanas como en el caso de la privacidad de los datos, indicó la profesora de Derecho Constitucional,
Los Estados deben también garantizar derechos que no son afectados por la pandemia, como el derecho a ser informados de forma plena y verdadera, aseveró durante el congreso internacional “Desafíos inéditos para los derechos humanos en el contexto de la pandemia Covid-19”.
Por otra parte, abundó, los derechos constituyen una obligación del Estado para determinar un efecto redistributivo a través de satisfacer algunas necesidades de los más desprotegidos, lo cual genera espacios de liberación de la pobreza.
La doctora Mastromartino precisó que aún no existen estudios académicos enfocados a estudiar el efecto de la pandemia en los derechos de las minorías, pero ya se han emitido opiniones para esbozar los primeros análisis en la materia.
Por ejemplo, que la pandemia está relacionando, de manera muy estrecha, contagio y nacionalismo, pero este nacionalismo genera también racismo, intolerancia y miedo a lo desconocido.
Incluso, agregó, nos está llevando a una regresión del concepto de ciudadanía, pues cuando ya empezábamos a acostumbrarnos a hablar de ciudadanía post o transnacional regresamos al concepto de ciudadanía exclusiva.
Todo ello, apuntó, son escenarios que no llevan al reconocimiento de derechos sociales para las minorías, pues ha llevado a los Estados a cerrar sus fronteras para detener el virus, pero también para el acogimiento de personas de otras nacionalidades.
Finalmente, aseveró, esta pandemia ha limitado los recursos disponibles para garantizar los derechos sociales a los más necesitados, pero además, genera competencias entre mayorías y minorías, pues cada vez crece el número de personas que requieren ayuda del Estado, concluyó.
