En un local comercial que se hizo la habitación y el hogar de Rubí, su padre y su madre muestran fotos sobre la cama y también una fotografía en el celular del título de la joven. Reclaman que hace ocho días la estudiante fue víctima de un siniestro vial en la carretera Toluca-Naucalpan y al presunto responsable la Fiscalía mexiquense lo dejó en libertad.
"Qué más pruebas quieren, dicen que a base de pruebas, pues ahí está muerta mi hija", reprocha Tomasa García Mendoza, madre de Rubí.
El caso Rubí ocurre como los hay tantos en el país. Falleció atropellada por el conductor de una camioneta el lunes 30 de mayo alrededor de las 19:30 horas en la carretera Toluca-Naucalpan. Pero mientras la familia se ocupaba en sepultar a la estudiante, la Fiscalía se desocupó del caso y dejó en libertad al sospechoso, pese a los testigos y el certificado legista que indican que el sujeto estaba en estado de ebriedad.
"En ese momento solo pensamos en despedir a mi hija, ni pensamos en ir al Ministerio Público, hasta después que nos dicen que ya lo habían dejado libre", expone Roberto Díaz León, padre de Rubí.
Hechos
El lunes 30 de mayo la familia Díaz García salió en motocicleta a recoger a Tomasa, la mamá de Rubí, al municipio vecino de Xonacatlán. Es recorrido que hacían con frecuencia, explica don Roberto.
"No está muy lejos, fuimos a recoger a mi esposa que trabaja allá", dice.
En la caravana iba don Roberto en una moto, su hijo Juan Carlos con otra familiar y Rubí, a bordo de una motoneta color azul.
Alrededor de las 19:30 horas, en los carriles con dirección a Toluca de la carretera a Naucalpan, la estudiante fue embestida por una camioneta tipo Ranger color blanco. La arrastró con su motocicleta unos 50 a 60 metros en la carretera, recuerda su hermano Juan Carlos, quien es más lúcido de lo ocurrido.
Al momento de lo ocurrido, el presunto responsable fue detenido por vecinos y luego la policía.
Pero por los trámites tan enfrascados de injusticia que ocurren en el país, antes de cumplir las 48 horas fue puesto en libertad, reprocha Juan Carlos.
"Quedó en libertad por reservas de ley. Que dicen que iba tomado e inconsciente y no sabía lo que hacía", es lo que le explicó a Juan Carlos el agente del Ministerio Público, Néstor Gutiérrez Rosas.
También les dijo que lo dejaron en libertad por falta de pruebas y desinterés en el caso por parte de la familia.
Ahora la familia Díaz García reflexiona eso y se enoja, porque pareciera que la Fiscalía desconoce de lo que ocurre en las familias cuando hay una muerte.
"Fue puesto en libertad el miércoles cuando estábamos sepultando a mi hermana", recuerda Juan Carlos.
El abogado que llevaba el caso le aviso a Juan Carlos que el conductor de la Ranger salió bajo reserva de ley.
"Me dijo: eso no quiere decir que quedará en libertad. Pero ni siquiera me avisó que había quedado en libertad", dice Juan Carlos.
Carpeta de investigación
En este momento la familia no sabe qué hacer. Ayer se fue don Roberto a la Comisión de Derechos Humanos para pedir asesoría. El visitador le dijo que le ayudará.
Le informaron que no es necesario que lleve abogado. Pero por ahora la familia desconoce el paradero del presunto responsable.
"Fuimos a pedir copia de la carpeta de investigación y en la Fiscalía nos informaron que teníamos que hacer un escrito para obtener una copia", explica Juan Carlos.
Es él quien insistió y consiguió una copia del documento. Pero éste solo tiene una narrativa de hechos sobre el lugar del accidente, el nombre del sospechoso, pero ninguna credencial, ni peritaje de los hechos,
"No lleva un orden y no dice cómo ocurrió el accidente", reprocha Juan Carlos.
Un regalo
"Mire, esta es la moto", dice don Roberto y muestra una foto en la que aparece Rubí montada a una motoneta color azul.
"No tenía ni ocho días, su hermano le prestaba la suya. La ocupaba para transportarse a la escuela. Pero ésta era su regalo", llora don Roberto aún con el brazo derecho amarrado por la lesión que sufrió ese día al ver a su hija atropellada.
Rubí está acostumbrada a andar en moto. De su casa a la escuela se hacía unos 15 minutos, dice su padre.
Tenía 18 años y su cumpleaños era el 19 de septiembre. Por eso le regalaron la motoneta.
"Se me hizo fácil regalarle su moto", se reprocha Roberto y lagrimea. La motoneta sigue en el corralón con la camioneta.
Orgullo
A Rubí, una estudiante de Ingeniería Química en la universidad Politécnica de Otzolotepec, le faltaban dos años para culminar los estudios.
La moto se la vendieron de medio uso a don Roberto y era su transporte. Y se lo compraron por el gusto de ver que su hija quería estudiar.
Un osito
En la familia Díaz García eran cinco: tres hijos, el mayor Juan Carlos, Rubí y Brenda, la más chica.
Es Brenda quien tomó un osito de peluche color café de la cama en la que ambas hermanas dormían. Fue un regalo y es el que más le gustaba a Rubí, explaya la joven.
La habitación está repleta de otros peluches. Allí entró Tomasa y puso varias fotos de todos los cierres de curso de Rubí, su bautizo y su primera comunión. Hay felicidad en los recuerdos, aunque ya no en Tomasa y el resto de la familia que están en la habitación.
"Estos son nuestros cuartitos, teníamos el plan de construir arriba", cuenta Tomasa.
La casa son un par de locales enormes que Roberto y Tomasa transformaron en un hogar para sus tres hijos. Allí creció Rubí y allí la celaron, en un rincón donde hasta ayer había veladoras con flores y una mesa que al fondo tenía una foto de la estudiante.
Un alivio
Tomasa no ha dejado de llorar mientras sostiene el celular con la foto del título universitario que le extendió la Politécnica de Otzolotepec.
Dice que el documento es su consuelo y le dio alivio mientras sepultaba a su hija.
"Yo sentí alivio, lo recibí cuando enterraba a mi hija, y ese día no hubo clases y todos sus profesores fueron, como si fuera su recibimiento", cuenta Tomasa y llora.
El caso Rubí aguarda por esclarecimiento y que la Fiscalía Mexiquense recabe evidencias y vuelva a detener al presunto responsable.
