Temascaltepec, México.- Con todo en contra y además sin apoyo gubernamental, Federico Barrueta, piloto aviador de la Fuerza Aérea, encontró en las tierras de esta región la receta secreta para crear el café que ganó el segundo lugar de la Taza de Excelencia a nivel nacional y colocarse por encima de potencias como Chiapas, Oaxaca y hasta Veracruz. De hecho su café ya circula en países como Lituania, mientras aquí no ha sido reconocido.
El productor cafetalero que se ubica en la comunidad de San Andrés de los Gama, compartió su historia y narró todo lo que tuvo que librar para lograr que su café sea hoy en día el mejor de la entidad y el subcampeón a nivel nacional, sólo por debajo de Jalisco, pero por encima de las grandes potencias en café en el país.
En sus tierras que prácticamente ha convertido en su “laboratorio”, platicó que su pasión por el café comenzó después de que una enfermedad de su padre, don León Barrueta, que ya producía café con otras dos personas en Temascaltepec, lo obligó a regresar a su tierra natal, “yo me había ido de aquí por buscar una mejor vida y me enrolé en el Ejército y la Fuerza Aérea, así estuve por 13 años, pero luego mi padre se enfermó y me regresé”, comentó acompañado de su esposa Francisca Rodríguez.
Al comenzar de nuevo, indicó, ya casado comenzó a buscar algunas alternativas para salir adelante y decidió darle continuidad a la producción de café, tal y como lo hacía su padre, por lo que a partir del año 2003 dejó en el olvido los aires y los aviones para dedicarse a la tierra, “aquí la tierra es mágica y pues yo me propuse a sacarle lo más que se pudiera”, indicó.
Así, refirió, después de una preparación constante mediante cursos logró transformar el campo en un negocio y con mucho sacrificio comenzó a producir su propia marca de café, y aunque reconoció que tuvo que pasar por muchas adversidades, logró posicionar su café.
Ya que su café comenzaba a ser reconocido, Federico Barrueta mencionó que fue víctima del llamado coyotaje y por lo mismo, aunque pareciera que era negocio, poco a poco le fueron bajando el precio al grado que decidió emprender su camino solo, “una vez que fue reconocido nuestro café tras un concurso me asesoré con un despacho que primero pedían una comisión y luego ya un porcentaje, pero ya después era un precio muy bajo, por lo que decidí mejor aventurarme solo”, agregó.
Fue así, dijo, que se planteó la meta de no sólo competir con los gigantes cafetaleros de México como Oaxaca, Veracruz y Chiapas, entre otros, y la oportunidad era mediante el concurso nacional de la llamada Taza de Excelencia, “nos planteamos la meta de participar en este concurso y así fue, fuimos sólo a llevar las muestras y aunque padecimos logramos que nuestro café concursara”, estableció.
Relató que de hecho tuvo que sufrir mucho para llevar el lote de café a bodegas ubicadas en Veracruz, “tuvimos que trabajar noches enteras para juntar los costales de café y llevarlos en una camioneta de mi hermano, inclusive en el camino tuvimos que dar varios moches a la policía, pues nos agarró tres veces en el Estado de México”, aseveró.
Una vez que ya quedó registrado su café en el concurso nacional, recibieron días después la noticia de que su producción iba bien y por lo menos iba a quedar en los primeros 10 lugares, “a esta concurso se inscribieron 199 muestras, pero luego se redujo a 89, 60 y después 34 muestras, sin embargo, al final concursaron 29, ahí me aseguraron que estábamos dentro de los primeros 10 lugares, pues a los jueces internacionales les había gustado el sabor”, destacó.
Con esa buena noticia, señaló que fueron invitados a la gran final llevada a cabo en la Ciudad de México, donde con gran nerviosismo vivieron la competencia, “todos daban por hecho que los primeros lugares se los iba a llevar Veracruz, Oaxaca, Chiapas y hasta Puebla, sin embargo no fue así, conforme iban avanzando los lugares, más nervios estábamos”, añadió.
Cuando la marca de su café llamada Carmesí quedó en segundo lugar, subrayó, era algo que nadie lo podía creer, sin embargo todo era producto del esfuerzo que incluyó desveladas, sacrificios mayores y hasta situaciones graves como la falta de dinero hasta para comer.
El hecho de que hayan recibido este premio como la segunda taza de café más rica del país, implica un gran orgullo y premio a su trabajo, sin embargo los va a obligar a que para el siguiente año mejoren en calidad, “no sólo vamos por el primer lugar, más bien lo que queremos es que mejore la calidad, si esta vez conseguimos 90.47 de puntuación, vamos a intentar mejorar la marca y lograr un café de excelencia premium”.
Cabe señalar, expresó, que todo esto lo hizo sin apoyo gubernamental y sólo con la ayuda en cuestión de asesoría y cursos, tales como la Sagarpa, quienes, dijo, han estado a su lado para brindar la información necesaria, “actualmente esto es un cadena productiva que comprende no sólo la siembra, cosecha y producción de café, sino que también incluye un vivero para la dotación de plantas y un sistema para la reutilización de materia prima que es considerada como desperdicio”, comentó.
El único fin de esto, manifestó el productor, así como personal de la Sagarpa, es que la gente se entere de que hay mucho talento en esta zona del país, pero que no es ni siquiera reconocido por las autoridades municipales ni estatales, “lo único que quiero es que cuando alguien pruebe una taza de nuestro café, primero le guste, pero sobre todo que nos diga qué no le gusta, pues eso nos obliga a ser mejores”.
Cabe señalar que su café ya es consumido en Lituania, además de que otros países como Japón y Australia se han acercado para llevarse lo que consideran su tesoro, “ahorita ya tenemos muy poco café, pues nosotros sólo vendemos lo que producimos, lo que garantiza la calidad del mismo. La cosecha fuerte es en febrero y ahí sí tenemos mucho café”, finalizó.
