"Fue un rescate difícil", relató el oficial Jesús Geovani Gómez, integrante de la FES de la policía estatal que descendió 40 metros en un pozo para salvar la vida a un joven. También su rutina del día fue atípica, porque eso no es parte de la incidencia delictiva a la que está acostumbrado.
"Abajo no hay aire, no se puede respirar", añadió Jesús luego de limpiarse el lodo y la hierba que se le pegó al arrastrarse para descender al pozo.
Un par de horas antes, junto con otro grupo de 10 compañeros habrían sido comisionados para acudir a un rescate de una persona en la carretera Toluca-Ixtlahuaca en la zona de la caseta del Dorado.
"Se trata de un chavo que buscan desde el viernes", comentó en la escena otro oficial que realiza abanderamiento.
La carretera libre con dirección a Ixtlahuaca fue cerrada y bastaron 15 minutos para formarse hileras de camiones de carga que intentaban cruzar.
"Se llama Santiago, lo buscamos desde el viernes en San Pablo Autopan", contó un joven que dijo ser primo del lesionado. La búsqueda la habrían hecho en caminos, zonas industriales y terrenos baldíos que son ruta del joven rumbo a su trabajo.
"Nos dimos cuenta porque gritó pidiendo ayuda", añadió el joven. Luego se armó todo el rescate en el que se involucraron paramédicos del Servicio de Urgencias del Estado de México (SUEM), bomberos de Toluca y el equipo táctico del FES de la Secretaría de Seguridad del Estado de México.
Entre ese grupo llegó José, y luego de analizar, se decidió que fuera él quien se amarrara a un arnés y descendiera.
"Bajé con una lamparita, porque no hay visibilidad a bajo, pero le hablé y medio que perdió el conocimiento como tres horas", contó el oficial de la FES.
En la superficie, sus compañeros optaron por instalar un tripie metálico y con arnés subir a ambos. La maniobra fue dura, porque es a fuerza mecánica y tuvieron que jalar muchas manos.
"Le puse un amarre de silla, para proteger su pecho", dijo José Geovani. Su técnica demoró 15 minutos y debió aguardar otros 15 para que le tocara su turno y lo pudieran subir.
"Venía lesionado, por eso fue más difícil", agregó José.
Arriba, en la superficie, los hermanos del joven Santiago estaban ansiosos.
Son los únicos que rebasan el acordonamiento. También hay docenas de automovilistas que quedaron varados.
"Fue un rescate milagroso", dijo otro paramédico. Y sí, la caída y los días de espera rebasaron el sentido común.