En la zona norte de Toluca se amaneció con normalidad y sin resaca moral tras la quema de dos camiones de transporte público, también pareciera que sin memoria, porque los vecinos evaden hablar de lo que ocurrió.
En un tramo de unos 200 metros el pavimento se mira negro, porque los residuos de plástico y caucho que dejó la incineración de llantas y la pintura de los autobuses de la línea Temoayenses.
La muerte por atropellamiento de Letzin Evelin, una menor de 13 años, causó todos los estragos en la avenida. Hubo una euforia que se apropió de los vecinos, que no duraron en quemar las dos unidades.
Aunque luego los videos del Centro de Monitoreo de la policía municipal definió que la imprudencia, que derivó en la muerte de Letzin, fue de las propias niñas y deslindó a la unidad de transporte público.
Este martes los locales de la avenida 20 de Noviembre abrieron normal, incluso algunos comerciantes ignoraron lo ocurrido.
"La verdad no supimos, llegamos a abrir el negocio y hasta ahorita nos estamos dando cuenta", comentó el propietario de una refaccionaria.
Lo que se notó más fueron los rondines constantes de la Guardia Nacional y de la Secretaría de Seguridad del Estado de México. Varias patrullas monitorearon.
Los restos de caucho negro fueron barridos desde temprano y los trabajadores de telefonía y la Comisión Federal de Electricidad comenzaron a reparar las instalaciones de cableado que se quemaron con las fumarolas y llamas.
A unos metros de la avenida, en un domicilio de la calle Miguel Hidalgo, el cuerpo de Letzin fue velado, sin permitir el acceso a extraños.
Mientras, durante el día, los empresarios de la Cámara Nacional del Autotransporte Pasaje y Turismo (Canapat) exigieron, mediante un comunicado, investigar el caso a la Fiscalía.
