Ser emprendedor en el Estado de México y el país no representa una tarea fácil, sobre todo, porque tienen que enfrentarse al escaso apoyo por parte de los diferentes niveles de gobierno y a los limitados espacios de comercialización.
Así lo señaló Elizabeth RafaelGonzález, creadora de la micro empresa Oventik Artesanal, quien con el apoyo de su pareja José Jesús se enfoca a realizar joyería que rescata las piezas mazahuas a base de alambre tejido, arcilla y figuras de la naturaleza (flores y aves).
“Realmente el camino ha sido difícil, pero lo importante es que me dedico a lo que me gusta mucho; y de trabajar en una oficina porque estudié una carrera técnica en Comunicación pase a concretar mis ideas en piedra y otro tipo de materiales”, enfatizó.
Fue a través de la invitación que le hizo un colectivo artístico que la artesana decidió renunciar a su empleo anterior, porque mediante una obra de teatro en la que participó comenzó a tener conocimientos sobre gestión.
Sus inicios
Rafael González recordó que comenzó a formar parte de proyectos teatrales, y a tocar muchas puertas que finalmente le abrieron en Cuautla, Morelos, con los familiares de Emiliano Zapata, pero en ocasiones tenía trabajo y en otras no, y fue cuando un integrante del grupo la convenció de aprender a realizar joyería con alambre.
De ahí en adelante, aseveró, “todo comenzó a conformarse como un rompecabezas, porque se trató de mi primer acercamiento con el mercado artesanal. Al principio realizamos joyería para sobrevivir cuando no había actividad, la cual vendíamos en las plazas públicas y universidades”.
Desde el principio buscaba incluir en sus piezas las raíces mazahuas y rescatar la identidad cultural de su abuela, Sirila Isidoro Ángeles, quien se enfocaba al bordado y era originaria de Santa María del Llano, poblado de Ixtlahuaca.
De las calles a su primer bazar
La artesana mencionó que inicialmente comercializó sus piezas en la vía pública, pero posteriormente participó en su primer bazar y en diferentes puntos de venta, lo cual representó el inicio de su crecimiento como pequeña productora.
“La joyería me ayudó a superar problemas de depresión que tuve. Y luego me llegó el éxito de manera sorpresiva, y la realidad es que no supe cómo sobrellevar la situación, lo cual se vio reflejado en que muchos proyectos no se realizaran de la forma en que hubiera deseado”, apuntó.
Invirtió todos
Fue en el 2017 cuando con mayor madurez apostó a su proyecto e invirtió los recursos económicos que tenía en el logo y la marca Oventik.
Afortunadamente, dijo, “tuve amigos que creyeron en mí. Recuerdo que en ese tiempo me la pasaba con cinco pesos en la bolsa, porque todo era invertir y retomar la importancia de las redes sociales”.
¿Qué es Oventik?
Explicó que Oventik es una palabra tzotzil de los altos de Chiapas que significa eco, pero también representa su elemento que es el viento.
“Alguna vez alguien lanzó un libro que se llamaba como mi marca, y fue la primera ocasión que escuché esa palabra con la que pretendo la universalidad. Además de que en el curso de emprendimiento me enseñaron que ésta tenía que ser fácil de pronunciar”, concluyó.