En semanas pasadas, desde este espacio, señalamos los retos que nuestro país y nuestra entidad pueden enfrentar debido al paso en tránsito y el asentamiento de personas migrantes de múltiples regiones, principalmente de Centroamérica. Y de igual forma, se señalaron algunos mecanismos de atención para que aquellos migrantes que han optado por establecerse definitivamente, o por un largo periodo, y estos se puedan integrar a la actividad económica de manera ordenada.
Hoy observamos como el fenómeno migratorio es una tendencia global que, a causa de diversos sucesos y situaciones particulares de cada país, se ha incrementado a nivel internacional en los últimos; sobre todo en las regiones de Europa y América Latina.
Dentro de Latinoamérica se ha presentado un fenómeno interesante e inusual, ya que todos los países que conforman la región son parte de los ciclos migratorios, sea como países de origen, destino, retorno o tránsito y de acuerdo a estimaciones de las Naciones Unidas, durante 2020, hasta 43 millones de personas de la región vivían fuera de sus países de nacimiento, cifra que representa el 15 por ciento de la población mundial de migrantes. Siendo Estados Unidos, el principal destino de estos movimientos migratorios.
El flujo de personas hacia otros países no es un tema que se puede excluir de la agenda prioritaria de las autoridades y de la sociedad organizada, ya que, del año 2018 a 2023 la población refugiada en México ha crecido casi 300 por ciento.
Se ha registrado que dentro de estos grupos de personas que provienen de diferentes puntos del globo, se ha registrado un incremento de migrantes llegados desde países tan apartados como China, Rusia, Ucrania o Afganistán. Sin embargo, pese a sus esfuerzos para contar con una fuente de ingresos, siguen enfrentando obstáculos para obtener empleo digno debido al desconocimiento de los trámites que deben realizar las empresas y al tiempo para la convalidación de sus documentos oficiales.
Frente a estas nuevas características migratorias, como se anticipó aquí, dentro del sector económico se generó un proyecto en el que participa un grupo de 46 grandes empresas que tienen operaciones en el país y buscarán contratar a personas migrantes y refugiadas. De acuerdo a datos de la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX) y el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), durante 2023, las empresas no pudieron cubrir cerca de 1.6 millones de vacantes y hoy existe la posibilidad de que entre las personas migrantes y refugiadas exista el talento necesario para ocupar esas posiciones.
Dentro del sector productivo observamos con atención los cambios que se presentan en nuestro entorno y visualizamos las oportunidades de crecimiento con propuestas que atiendan las problemáticas y generen bienestar para todas y todos. A través de programas de capacitación y generación de competencias favorecemos la inclusión plena de las personas migrantes en un esquema regulado y con resultados medibles.
Lic. Gilberto Javier Sauza Martínez / Vicepresidente de CONCAEM
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