Sin lugar a dudas, las mujeres son uno de los pilares más importantes dentro de la sociedad mexicana, ya que, desde el hogar se vuelven fundamentales para el desarrollo de cada uno de los miembros de la familia, sea cual sea el esquema en el que viven.
Sin embargo, pese a las labores que llevan a cabo dentro de los hogares, no se les ha dado el reconocimiento, y, sobre todo, el apoyo que las mujeres requieren para su pleno crecimiento como personas o como profesionistas.
En este sentido, recientemente el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) dio a conocer que el valor económico del trabajo no remunerado en labores domésticas y de cuidados representa el 24.3 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de México.
De este monto total, casi tres cuartas partes de esta contribución provienen de las mujeres; en términos reales, las tareas del hogar representaron durante 2022 un monto de 7.2 billones de pesos (lo que se traduce en aproximadamente 419 mil millones de dólares), de los cuales, las mujeres contribuyeron con 72 por ciento y los hombres con un 28%, de acuerdo a lo reportado por el INEGI en el análisis “Cuenta satélite del trabajo no remunerado de los hogares de México”.
Al realizar una revisión histórica de estos datos, el valor de trabajo del hogar respecto al PIB fue menor al 24.7 por ciento registrado en 2021 y al 26 por ciento del año 2020, el primer año de la pandemia de Covid-19; sin embargo, marcó un mejor registro al del año 2019 en el que se anotó un 21.7 por ciento.
Más aún, del mismo estudio se puede desprender que las labores domésticas no remuneradas que realiza cada mujer equivalen a 77 mil 192 pesos, casi tres veces más del valor económico de lo que aportan los hombres, ya que cada persona del sexo masculino lleva a cabo actividades similares por un monto promedio de 31 mil 844 pesos.
Frente a este fenómeno que se presenta dentro de la sociedad mexicana, es imprescindible que tanto autoridades como sector económico generemos de manera conjunta un esquema en que este tipo de actividades sean integradas y sean valorizadas en la economía. Sin duda alguna, con esta medida podremos atender en tema de paridad y equidad de género en beneficio del género femenino que sigue pugnando por la igualdad entre hombres y mujeres.
Gracias al estudio realizado por el INEGI, también se pudo observar que las cargas de trabajo que suponen las labores domésticas tiene un impacto negativo en las posibilidades de las mujeres de integrarse al mercado laboral, ya que estas destinaron 63.4 por ciento del total de su tiempo de trabajo a tales actividades, mientras que sólo pudieron dedicar 34 por ciento a actividades remuneradas.
Trabajar de la mano, brindará mayores oportunidades de crecimiento y desarrollo equitativo entre ambos sexos sin dejar de atender las labores del hogar.
Lic. Gilberto Javier Sauza Martínez / Vicepresidente de CONCAEM
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