/ martes 11 de junio de 2024

Rescate Tierra | Nadie sabe, nadie supo…

La triste historia de un país rico, que vivía como pobre. Un país de gente inteligente y creativa que vivía con 2 salarios mínimos, a veces 3 ó 200 pesos en el bolsillo. De jóvenes brillantes, inteligentes, creativos que fueron arrojados por sus deseos e inexperiencia a las garras de las drogas, el alcoholismo, la violencia. Un país que creyó en los valores, la separación de poderes, el gobierno del pueblo y terminó liderado por un Tlatoani que, en su ignorancia, no tiene religión, pero adora a la muerte, habla contra los corruptos de fuera, pero los permite en familia, predica la tolerancia y respeto, pero es intolerante con quienes piensan diferente de él. Ama la violencia pasiva y la practica.

Netzahualcóyotl, el rey poeta en su mas conocido texto escribió: “No para siempre en la tierra, sólo un poco aquí, si es de jade, se quiebra, si pluma de quetzal, se desgarra… No para siempre en la tierra, sólo un poco aquí.

Todos tenemos una fecha de caducidad para nuestra vida terrena y en ese -gracias a Dios- breve espacio, podemos hacer mucho bien o mal o no hacer nada y sin embargo, es personal y es nuestra decisión. Para quienes tienen como motor la bondad, es natural intentar ayudar a un niño enfermo o a un adulto, promover trabajos alternativos, cuidar el medio ambiente, luchar contra el calentamiento global, dar de comer al hambriento, proteger la vida, luchar contra la corrupción de los valores que dan vida. El motor de los perversos, es la maldad, celar, pelear, ser egoístas, hablar mentiras, buscar destruir y matar, se mantienen de los rumores y de una falsa piedad, disfrazada de religiosidad o ateísmo.

Hacer el bien, parece fácil pero requiere de convicción. Hacer mal, es no hacer bien o no hacer nada.

La vida sigue, despertamos y “el dinosaurio seguía allí” … O quizá nunca hubo dinosaurio, éramos nosotros jugando a conquistar la vida, sin reconocer el camino adecuado o sin quererlo caminar.

La historia y cuento de ese país rico, parece una historia sin fin, donde el hombre no aprende de las experiencias, ni del conocimiento. La bomba atómica es ejemplo de ello, se sabia su poder y las muertes que ocasionaría al detonarla, pero ni los japoneses detuvieron la guerra, ni los estadunidenses dejaron de lanzarla. Hubo una necesidad y una oportunidad para pararla. Hoy a 79 años de distancia, la amenaza de la guerra permanece en el planeta, no aprendimos. Niños, hombres, mujeres y familias viven bajo la sombra de la violencia, la prostitución, las drogas, los grupos delincuenciales. Hay alimentos suficientes en la tierra, pero muchos mueren de hambre. El agua de hoy, es la misma de hace 1000 años y a pesar de ello, nos quedamos sin agua potable. Justificamos a los corruptos cuando salpican y los condenamos cuando sólo su familia se enriquece.

Nadie sabe, nadie supo… Si el águila que devoraba la serpiente emprendió el vuelo para conquistar nuevos mundos y beneficiar a todos… Porque, la vida es un sueño.

Pedro_gomez77@hotmail.com

Licenciado en Comunicación por la UAEM

Maestrando en Periodismo Político por EPCSG.

La triste historia de un país rico, que vivía como pobre. Un país de gente inteligente y creativa que vivía con 2 salarios mínimos, a veces 3 ó 200 pesos en el bolsillo. De jóvenes brillantes, inteligentes, creativos que fueron arrojados por sus deseos e inexperiencia a las garras de las drogas, el alcoholismo, la violencia. Un país que creyó en los valores, la separación de poderes, el gobierno del pueblo y terminó liderado por un Tlatoani que, en su ignorancia, no tiene religión, pero adora a la muerte, habla contra los corruptos de fuera, pero los permite en familia, predica la tolerancia y respeto, pero es intolerante con quienes piensan diferente de él. Ama la violencia pasiva y la practica.

Netzahualcóyotl, el rey poeta en su mas conocido texto escribió: “No para siempre en la tierra, sólo un poco aquí, si es de jade, se quiebra, si pluma de quetzal, se desgarra… No para siempre en la tierra, sólo un poco aquí.

Todos tenemos una fecha de caducidad para nuestra vida terrena y en ese -gracias a Dios- breve espacio, podemos hacer mucho bien o mal o no hacer nada y sin embargo, es personal y es nuestra decisión. Para quienes tienen como motor la bondad, es natural intentar ayudar a un niño enfermo o a un adulto, promover trabajos alternativos, cuidar el medio ambiente, luchar contra el calentamiento global, dar de comer al hambriento, proteger la vida, luchar contra la corrupción de los valores que dan vida. El motor de los perversos, es la maldad, celar, pelear, ser egoístas, hablar mentiras, buscar destruir y matar, se mantienen de los rumores y de una falsa piedad, disfrazada de religiosidad o ateísmo.

Hacer el bien, parece fácil pero requiere de convicción. Hacer mal, es no hacer bien o no hacer nada.

La vida sigue, despertamos y “el dinosaurio seguía allí” … O quizá nunca hubo dinosaurio, éramos nosotros jugando a conquistar la vida, sin reconocer el camino adecuado o sin quererlo caminar.

La historia y cuento de ese país rico, parece una historia sin fin, donde el hombre no aprende de las experiencias, ni del conocimiento. La bomba atómica es ejemplo de ello, se sabia su poder y las muertes que ocasionaría al detonarla, pero ni los japoneses detuvieron la guerra, ni los estadunidenses dejaron de lanzarla. Hubo una necesidad y una oportunidad para pararla. Hoy a 79 años de distancia, la amenaza de la guerra permanece en el planeta, no aprendimos. Niños, hombres, mujeres y familias viven bajo la sombra de la violencia, la prostitución, las drogas, los grupos delincuenciales. Hay alimentos suficientes en la tierra, pero muchos mueren de hambre. El agua de hoy, es la misma de hace 1000 años y a pesar de ello, nos quedamos sin agua potable. Justificamos a los corruptos cuando salpican y los condenamos cuando sólo su familia se enriquece.

Nadie sabe, nadie supo… Si el águila que devoraba la serpiente emprendió el vuelo para conquistar nuevos mundos y beneficiar a todos… Porque, la vida es un sueño.

Pedro_gomez77@hotmail.com

Licenciado en Comunicación por la UAEM

Maestrando en Periodismo Político por EPCSG.