/ sábado 24 de agosto de 2019

Resignificado de los Derechos Humanos | Menos monumentos y sí más justicia

Los derechos humanos antes de ser disfrutados han de ser conquistados. Esa fue una de las principales consignas de las sufragistas, las que conquistaron el voto femenino en los siglos XIX y XX, en Gran Bretaña.

En pleno siglo XXI la batalla por las libertades de las mujeres continúa; la modernidad nos ha quedado a deber, porque no abarca el respeto total a la mitad de la población; las mujeres siguen siendo discriminadas, excluidas de la participación pública, sometidas a la autoridad de otros en el ámbito público y privado, sancionadas si alzan la voz, asesinadas por ser ellas, mujeres.

Y hay que decirlo, son víctimas del miedo de muchos cuando muestran su verdadero y amplio potencial para revitalizarlo todo: la política, el arte, la ciencia, el deporte, la cultura, la familia, la economía, el periodismo, la defensa de los derechos humanos.

El tercer milenio no debe recrear la era patriarcal (Lagarde y de los Ríos, 2018); la humanidad ha de reconocer la posibilidad del encuentro en igualdad entre mujeres y varones. La igualdad entre los únicos seres equiparables: humanas y humanos. La mujer es titular de sus derechos humanos, los mismos que tiene toda persona en el mundo, y no solo ella debe defenderlos y luchar por su libre y pleno ejercicio, esa tarea es de la sociedad toda, y es obligación del Estado.

Erradicar la violencia de género es un tema presente en la agenda pública mundial, nacional y local, y con justa razón: las mujeres son asesinadas, violadas, golpeadas, acosadas, acalladas… les están arrebatando su dignidad. Las miles de mujeres que hace una semana marcharon en varias ciudadades del país lo dejaron muy claro: #NoMeCuidanMeViolan, el colmo de los riesgos y la inseguridad que enfrenta una mujer en la calle y en la casa.

Coincidimos con las especialistas del colectivo Restauradoras con Glitter, en que las manifestaciones recientes son un grito desesperado contra la violencia sistemática y normalizada; en que las pintas son un síntoma de la violencia desorbitada que vivimos y un reclamo más de las mujeres al Estado ante la simulación, la indiferencia y la impunidad continuadas.

La Codhem celebra la puesta en marcha de los primeros trabajos de Spotlight en el Estado de México, una iniciativa encabezada por la Organización de las Naciones Unidas y la Unión Europea para atender y eliminar la violencia contra niñas y mujeres a través de la reingeniería institucional y la toma de decisiones y a partir de conocimientos concretos acerca de las causas del problema.

Desde la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México hemos respaldado a las víctimas, a los colectivos, a los padres, esposos, hermanos e hijos que han perdido a una integrante de su familia y que hoy claman justicia y un alto a la violencia.

Las vidas perdidas no pueden restaurarse; el tejido social, sí. Menos monumentos y sí más justicia.

*Presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México

Los derechos humanos antes de ser disfrutados han de ser conquistados. Esa fue una de las principales consignas de las sufragistas, las que conquistaron el voto femenino en los siglos XIX y XX, en Gran Bretaña.

En pleno siglo XXI la batalla por las libertades de las mujeres continúa; la modernidad nos ha quedado a deber, porque no abarca el respeto total a la mitad de la población; las mujeres siguen siendo discriminadas, excluidas de la participación pública, sometidas a la autoridad de otros en el ámbito público y privado, sancionadas si alzan la voz, asesinadas por ser ellas, mujeres.

Y hay que decirlo, son víctimas del miedo de muchos cuando muestran su verdadero y amplio potencial para revitalizarlo todo: la política, el arte, la ciencia, el deporte, la cultura, la familia, la economía, el periodismo, la defensa de los derechos humanos.

El tercer milenio no debe recrear la era patriarcal (Lagarde y de los Ríos, 2018); la humanidad ha de reconocer la posibilidad del encuentro en igualdad entre mujeres y varones. La igualdad entre los únicos seres equiparables: humanas y humanos. La mujer es titular de sus derechos humanos, los mismos que tiene toda persona en el mundo, y no solo ella debe defenderlos y luchar por su libre y pleno ejercicio, esa tarea es de la sociedad toda, y es obligación del Estado.

Erradicar la violencia de género es un tema presente en la agenda pública mundial, nacional y local, y con justa razón: las mujeres son asesinadas, violadas, golpeadas, acosadas, acalladas… les están arrebatando su dignidad. Las miles de mujeres que hace una semana marcharon en varias ciudadades del país lo dejaron muy claro: #NoMeCuidanMeViolan, el colmo de los riesgos y la inseguridad que enfrenta una mujer en la calle y en la casa.

Coincidimos con las especialistas del colectivo Restauradoras con Glitter, en que las manifestaciones recientes son un grito desesperado contra la violencia sistemática y normalizada; en que las pintas son un síntoma de la violencia desorbitada que vivimos y un reclamo más de las mujeres al Estado ante la simulación, la indiferencia y la impunidad continuadas.

La Codhem celebra la puesta en marcha de los primeros trabajos de Spotlight en el Estado de México, una iniciativa encabezada por la Organización de las Naciones Unidas y la Unión Europea para atender y eliminar la violencia contra niñas y mujeres a través de la reingeniería institucional y la toma de decisiones y a partir de conocimientos concretos acerca de las causas del problema.

Desde la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México hemos respaldado a las víctimas, a los colectivos, a los padres, esposos, hermanos e hijos que han perdido a una integrante de su familia y que hoy claman justicia y un alto a la violencia.

Las vidas perdidas no pueden restaurarse; el tejido social, sí. Menos monumentos y sí más justicia.

*Presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México

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