Desde 1927 cuando se abrió el camino al puerto de Acapulco muchos toluqueños han estado ahí, algunas y algunos en Luna de Miel; dos años después se estableció el servicio de autobuses México-Acapulco-México que dio gran magnetismo para nacionales y extranjeros.
El 27 de marzo de 1935 Excelsior publicó una foto del avión Pan American Clipper, enorme aparato de ¡21 metros de largo! que desarrollaba hasta 240 kilómetros por hora y era capaz de transportar hasta 50 pasajeros; así se agregó otra opción para visitar el puerto; Aeronaves de México efectuaba la ruta México-Acapulco los martes, jueves y sábados a las 9.00 de la mañana, llegando a las 10.40 y regresando a las 11.00 horas, el pasaje redondo costaba $81.00.
De una gira del presidente Lázaro Cárdenas en 1937 derivaron obras de tipo integral: la avenida Costera, agua potable, viveros, vedas, un nuevo muelle y mejoras portuarias, sembrado de 100,000 palmas de coco, restauración del Fuerte de San Diego, plazas y jardines, petrolizado de tramos carreteros y reglamentación de tarifas.
Ese mismo año la Fraccionadora de Acapulco S.A., anunció la zona residencial en la península Las Playas.
En la Semana Santa de 1939, Acapulco recibió 10,000 personas que se maravillaron con su bahía y con los primeros hoteles como El Mirador, construido en el sitio considerado el más bello del puerto: La Quebrada, donde más tarde surgiría el centro nocturno La Perla, creado por Carlos Barnard y Teddy Stauffer y muy frecuentado por artistas como: Elizabeth Taylor, Tyrone Power, Errol Flyn, Jonny Weismuller, Esther Williams, John Wayne y Orson Welles, entre los extranjeros, y por María Félix, Pedro Armendáriz, Dolores del Río y Agustín Lara, entre los nacionales.
Es a partir de los años cuarenta –tiempos de: “acuérdate de Acapulco María Bonita”-cuando Acapulco adquirió el calificativo de ”paradisiaco” con sus referentes: Caleta, Caletilla, Icacos, Pie de la Cuesta, la Roqueta, el Revolcadero, la Bocana, Puerto Marqués, la Base Naval y el espectáculo de los clavados en La Quebrada, que según la crónica, fueron iniciados en 1936 por dos jóvenes nativos: Roberto Ramírez, el “Tarzán” y José García, “el León”, quienes empezaron por dominar el violento mar que se estrellaba en el acantilado, después subir entre las filosas rocas, logrando la habilidad para ascender y descender, y finalmente lanzarse desde una altura de cuarenta metros.
El periodo del presidente Miguel Alemán (1946-1952) fue el de mayor impulso a Acapulco; a finales de 1954 el Senado de la República aprobó virtualmente la ley que normaba la propiedad en condominio y el arquitecto Mario Pani construyó el primer edificio de apartamentos turísticos.
A partir de 1958 se sumó: la Reseña Mundial de los Festivales Cinematográficos, que no era competitivo, sino una muestra, los años sesenta trajeron los nuevos hoteles de cadenas hoteleras ligadas a compañías de aviación.
*Gerardo Novo Valencia, cronista vitalicio de Toluca por la ANACCIM.