En San Cristobal Huichochitlán, al norte de Toluca, viven el futbol con tanta pasión que muchos equipos profesionales bien les podrían envidiar.

Si bien es cierto que en nuestro país, el futbol profesional es seguido por millones de mexicanos, en el llano quizá la pasión es más desenfrenada, pues se juega algo más que la camiseta: está en juego el orgullo del barrio o la calle y con eso nadie se mete.

Cada ocho días, los habitantes de esta comunidad, como en otras más, se organizan en ligas locales cuyos campos se convierten en una autentica fiesta ya que al final de cada partido jugadores y afición se reúnen para comentar las peripecias del juego casi siempre acompañados de una cerveza fría, elemento tan indispensable en el llano como lo es el balón.

Durante las finales, los aficionados de San Cristobal celebran de una forma peculiar, pues es común que la afición le quite la ropa a sus "ídolos locales" tras ganar un campeonato.

Pero eso no es todo, ganen o pierdan, los dueños de los equipos agradecen a su fiel afición que colma los polvorientos campos, con balones que son lanzados al aire y, a su vez, "peleados" entre un tumulto de manos.