Mujeres mazahuas y otomíes de San Felipe del Progreso, Almoloya de Juárez y Temoaya asistieron a la Plaza de los Mártires y se unieron a la movilización de las colectivas feministas para exigir justicia y la libertad de Elvira Segundo García, quien se encuentra en prisión en un Centro Penitenciario de la Ciudad de México.
Elvira fue sentenciada a 33 años de prisión por el delito de trata de personas en la modalidad de explotación infantil con el agravante de que las presuntas víctimas eran sus hijas, y se le impuso una multa de 3 millones de pesos.
Actualmente, su caso se encuentra en revisión debido a presuntas irregularidades, no obstante, permanece en prisión preventiva en un reclusorio de la Ciudad de México, hasta que se determine su situación jurídica.
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Victima de violencia
De acuerdo con Diana Clara Piña García, habitante de la comunidad de Santa Cruz Mextepec, en San Felipe del Progreso, y Jefa Suprema Indígena del Consejo Nacional Indígena y Pueblos Originarios, Elvira siempre fue una mujer excepcional, con antecedentes muy humildes, pero muy trabajadora y con ganas de sacar adelante a sus hijos.
Previo a la movilización con motivo del Día Internacional de la Mujer, Diana Piña relató que Elvira fue víctima de las circunstancias, pues la acusación por la que fue procesada la realizó quien fuera su pareja sentimental y padre de sus hijas, de quien se había separado 8 años antes.
De acuerdo con el relato de sus defensoras, Elvira había denunciado en reiteradas ocasiones al padre de sus hijas de violencia de género y familiar, sin embargo, las autoridades hicieron nulo caso a sus demandas y, como represalía, él la denunció por el delito de trata de personas en agravio de sus hijas en 2019.
La mujer mazahua cosechaba y vendía recaudo en las inmediaciones de la Terminal de Autobuses de San Felipe del Progreso y debido a que no tenía una red de apoyo familiar que le ayudara a cuidar a sus tres hijas, decidía llevárselas a su local.
"Fue criminalizada sólo por el hecho de haberse llevado a sus hijas a su trabajo, ella fue aprehendida rumbo a su trabajo, siempre tomaba el camión de Santa Ana Nichi para San Felipe del Progreso y en ese trayecto la bajaron del camión a ella y a su hija, y 16 elementos de la Policía la detuvieron y dejaron tiradas sus cosas y a su niña.
"Ella fue condenada por su esposo, pero ya había denunciado violaciones, golpes, maltrato psicológico por parte de él; cuando decidió denunciar, nunca le hicieron caso, y fue que él decidió denunciarla a ella por supuestamente tener trabajando a sus hijas y a él sí le hicieron caso", declaró la Jefa Suprema Indígena.
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La justicia es injusta
Diana Clara Piña expresó que el caso de Elvira muestra lo injusta que es la justicia y cómo en las mujeres cae la responsabilidad completa del cuidado de los hijos, aún cuando también trabajen y tengan que hacer "circo, maroma y teatro" para poder cumplir con todas sus responsabilidades.
"Creo que es mil veces preferible llevarte a tu hijo contigo a dejarlo con quien sabe quien y que le pase cualquier cosa. Elvira fue condenada y sentenciada solo por llevarse a sus hijas a trabajar con ella. El padre de sus hijas la denunció y dijo que Elvira explotaba a sus hijas, incluso a las dos niñas más grandes las manipuló de tal forma que ellas declararon en contra de su madre.
Pero la niña más chiquita, que es quien iba con Elvira al momento de su detención, no quiere ni ver a su padre ni convivir con sus hermanas, porque ella sabe que todo lo que dijeron en contra de su madre no es verdad", expuso la defensora.
Actualmente, el proceso de Elvira se encuentra en revisión, sin embargo, ella permanecerá en prisión preventiva en un centro penitenciario de la Ciudad de México hasta que se defina su situación jurídica.
"Aún cuando Elvira sea absuelta y se determine que es inocente, ella sale perdiendo porque lleva casi cinco años encarcelada, ¿quién le va a devolver esos años y cómo van a reparar todo el daño que ya le hicieron a su vida?".
