Toluca, México.- Un triste y desolador regreso a las aulas tendrán casi 100 niños de la escuela “Carlos Hank González”, pues tras el derribo de su escuela, derivado de los daños causados por el sismo del 19 de septiembre de 2017, tendrán clases al aire libre, a un lado de animales y cubiertos con una lona llena de agujeros. Y es que no han llegado las aulas móviles que ya les habían prometido.
Después de cumplir un ciclo escolar tomando clases en patios de casas prestadas y debajo de la sombra de árboles, autoridades educativas ordenaron a una empresa derribar casi el 80 por ciento de esta escuela primaria, ubicada en la comunidad de El Sauz de San Lucas.
Sin embargo, después de la demolición, la obra quedó en el abandono. A escasos días de que inicien las clases, profesores y alumnos se encuentran preocupados, pues volverán a tomar clases a la intemperie.
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Derivado de varias denuncias realizadas por padres de familia de esta comunidad, ubicada a casi una hora de la zona centro de Tejupilco, se constató el abandono en el que se encuentra la citada escuela primaria.
“Vinieron y tiraron la escuela que estaba toda cuarteada, después del sismo de septiembre del año pasado, pero ahí dejaron todo y abandonaron la obra”, señaló una madre de familia.
Rafael Varela, supervisor escolar de esta zona, admitió que el regreso de los alumnos será triste, ya que seguirán tomando clases en patios de casas aledañas y debajo de una lona.
Aclaró que autoridades educativas prometieron enviar algunas aulas móviles, debido a que era imposible tomar clases en la escuela por los daños estructurales, sin embargo, a la fecha todo quedó en una promesa.
“Sólo quedaron algunas aulas, pero al parecer van a derribar sólo los techos, por lo que no pueden tomar clases en esta escuela”, añadió un padre de familia.
Indicaron que esta situación afecta no sólo a los alumnos, quienes tienen que tomar clases a un lado de animales y debajo de una lona agujerada, sino que los mismos maestros tienen que adaptarse a esta forma de enseñanza, donde carecen hasta de un pizarrón.
“Es infrahumano que los niños tomen clases en esta condición, y no se vale que si nos prometieron aulas móviles, no las manden. Los niños y maestros no tienen ni dónde ir al baño”, refirió una ama de casa.
La escuela derribada, según los entrevistados, era de tiempo completo, pues se les daba de comer a los pequeños, sin embargo, tras una decisión de las autoridades educativas, perdió esa etiqueta, por lo cual ya no existe esa posibilidad de alimentación.
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