Es día de turno para Laura, Octavio y Fausto. Todos son dirigidos por Iris, la directora de Protección Civil de Capulhuac. Aunque el día luce tranquilo, no bajan la guardia y aguantan el sueño que llega con la madrugada por si ocurre una salida de emergencia.
"Así como puedes tener una, te salen diez emergencias, no hay una cuota", dice Octavio, el jefe de turno de este miércoles.
La corporación de Capulhuac, es de las más pequeñas y carentes de la región. Hace cuatro años los cambiaron a éstas oficinas. Son mejores que las anteriores, porque antes improvisaban un centro nocturno abandonado como sede de operaciones.
"Esta era una bodega, pertenecía al URIS", explica Iris, "tenemos un proyecto para ampliar y tener un centro de capacitación", agrega.
En el Día del Bombero, no hay festejo. Quizás un abrazo, con una palmada pero seguramente la jornada continuará normal. Su labor es anónima, aunque a diario se “jueguen la vida”.
Por la mañana llegó un presente de una asociación de barbacoa, a quienes capacitaron y en agradecimiento les obsequiaron una canasta con dulces. Al menos alguien recordó que es su día.
La corporación está compuesta por 13 elementos: 12 son operativos, de los que hay dos técnicos en enfermería, seis paramédicos, cuatro licenciados en Protección Civil y uno capacitado en combate y prevención de incendios.
Aunque en realidad en el día a día, los 13 hacen de todo: “Cada uno tiene sus funciones, pero ya cuando sale una emergencia hacemos de todo”, dice sonriente el grupo.
Las carencias al interior del edificio son evidentes: es una vivienda de dos plantas, en el acceso está un pequeño escritorio de recepción, junto a un pizarrón negro. Más al fondo está el escritorio de Iris, la directora, que se comparte de lado con la cocina, que no es más que una mesa con una estufa y un fregadero.
Allí, en un rincón luce un altar con la estatuilla de la Virgen de Guadalupe, otra del Santo Niño Divino y un Cristo Pequeño. Cada madrugada y noche, es el espacio de oración.
“Aquí al lado está la 'casa de humo', ahorita los llevamos”, indica sonriente Octavio.
Se trata de un túnel para prácticas que se construyó con madera, cartón y pedazos de hule debajo de una rampa de concreto que lleva a la segunda planta del edificio. Por la falta de espacio, no hay otro lugar para practicar los rescates a espacios cerrados.
“Sobre el suelo se puso arena, al interior hay unas llantas que sirven de obstáculo y tiene varias salidas”, explica Octavio, el Jefe de Turno.
“¡A ver, 'Bomberman'! Ponte tu equipo”, le indica a Fausto el Jefe de Turno, para que realice una exhibición de la “Casa de Humo”. Es uno de los bomberos de guardia. “Le decimos así de cariño”, reitera Octavio.
La demostración se hace en unos segundos, tal como debe realizarse en una emergencia real.
“En el proyecto que hemos propuesto al presidente municipal es dar capacitaciones a empresas, y así atraemos recursos”, explica Iris Joselyn Vara Juárez, la directora de Protección Civil que demuestra experiencia y entusiasmo.
En otra escena, Diana y Fausto hacen una demostración rápida del tiempo que deben demorar al salir a una emergencia. En segundos deben colocar todo el uniforme: “es la 'monja', que es como un pasamontaña, el casco, chaquetón, botas y guantes”, enlistan los dos bomberos.
Ambos muestran también el dormitorio ubicado en la segunda planta. Hay seis camas que se comparten entre los dos turnos, entre hombres y mujeres. En la habitación hay unos burós hechos con guacales y unos viejos lockers.
La cama de Fausto está justo a la entrada, donde cuelga sobre su cabecera varias chamarras y chaquetones de bombero.
En el espacio de Laura hay una anaquel con varios botellones de limpiadores y unos estuches. Cada uno personaliza su espacio donde pasan 12 horas de turno.
“La cama la comparto con otro compañero que está en el siguiente turno, así le hacemos todos”, explica Laura.
A diario están de turno seis elementos, quienes laboran con dos ambulancias, una unidad ligera tipo pick up y una pipa que carga un tanque de tres mil litros.
“Ya estamos mejor equipados que antes”, sostiene Octavio. Hasta hace unos cinco años laboran sólo con una camioneta a la que nombraban “la heroína”.
_¿Ya no tienen 'la heroína'?
“No, pero si recordamos ese incendio, fue de una pipa en un taller, desde entonces se le conoció como 'la heroína' a la camioneta”, recuerda el grupo de rescatistas.
En la “casa de humo”, vuelven a soltarse sonrisas. Los bomberos se muestran felices. Esperan que en su día, la tragedia les de tregua para festejarse.
