Más de 50 habitantes de cinco comunidades distintas se dieron cita en el ojo de agua donde nace el manantial El Crustel, en la comunidad de San Mateo Acatitlán, Valle de Bravo, para celebrar una eucaristía.
Año con año, se reúnen en este punto para pedirle a Dios por el agua que da el manantial, misma que se distribuye como agua potable para las y los habitantes de Valle de Bravo.
Debajo de una cruz que fue colocada por los mismos habitantes de esta comunidad, celebraron una misa católica compartiendo el pan y el vino consagrados.
El vicario Alejandro Estrada Cervantes fue el sacerdote encargado de dicha celebración. En el marco del día de San Santiago Apóstol, recordó el sacrificio que se tiene que hacer para llegar a conocer a Dios en el terreno espiritual.
Durante la lectura del evangelio, explicó que Santiago Apóstol fue el primer discípulo de Jesús que fue torturado y sacrificado por predicar la palabra del cristianismo, expandiendo por todo el mundo la enseñanza.
Para escuchar la palabra de Dios y agradecer al manantial El Crustel, se dieron cita habitantes de San Mateo Acatitlán, Lomas de Chihuahua y de Rodríguez, Rincón de Estradas y del Castellano.
Al finalizar, el grupo de mujeres de Danza Azteca de Acatitlán rindió un tributo al manantial al ritmo del huehuetl y los caracoles, recordando que el manantial también es un ser vivo hijo de la madre naturaleza.
La verbena se llevó a cabo con una comida que pusieron todos los vecinos asistentes, mismos que comieron con el manantial celebrando un año más.
