Al menos 10 comunidades aledañas a las faldas del volcán Xinantécatl han pasado sus días más fríos con la caída de la primera nevada registrada el pasado 25 de diciembre en plena Navidad.
Se trata de pequeñas comunidades del municipio de Zinacantepec, en las que habitan un promedio de 100 a 150 familias y las cuales quedan aisladas con el paso del frío que llega a cubrir los caminos con hielo.
La última vez que se había registrado caída de nieve fue en el 2018 y duró varios días con bajas temperaturas.
Aquella ocasión la caída de la aguanieve obligó a cerrar la zona alta del volcán y la carretera Toluca-Sultepec, debido a que la vía quedó cubierta por el hielo.
Entre las comunidades más afectadas están Raíces, Loma Alta, La Ciervita, El Capulín, Agua Blanca, Cajones y otras comunidades.
En estas localidades ubicadas a mil 500 metros sobre el nivel del mar, las temperaturas durante las mañanas y noches llegan a ser de menos 5 grados, por lo que el agua se congela y detiene todas las actividades de los pobladores hasta que pasa el mal tiempo.
PRECAUCIONES
Debido a que la zona es de alto riesgo para las familias que habitan en la zona, este año la Secretaría de Seguridad del Estado de México, Protección Civil estatal y los Servicios de Urgencias del Estado de México, han implementado operativos para realizar recorridos de vigilancia con los pobladores y auxiliar en caso de enfermedades o traslados de emergencia.
Estos operativos se instalan cada año comenzando en diciembre y se extienden hasta finales de enero, con el objetivo de reducir al mínimo el riesgo de las familias.
EL CAPULÍN EN LAS FALDAS
Las mañanas son malas y las noches peores en el Capulín. El invierno más crudo se ha sentido en este pequeño ejido de Zinacantepec, ubicado a las faldas del volcán Xinantécatl durante los últimos días.
La ayuda llega a cuentagotas en diciembre de este año, pero la nieve ya hizo su primer arribo, lamenta Gabriel.
Allí, en El Capulín las mañanas aún sin invierno, comienzan con frío, también con mucha labor, porque se debe madrugar para irse a la cosecha de papa y arrear los borregos al monte, donde se debe palear contra el frío y contra las carencias.
"Es poquito lo que sale, pero es algo", cuenta Juanita Poblano, quien llegó a vivir al Capulín hace 35 años.
La mujer de 69 años, sus nietos y sus hijas cargan a diario sus mochilas con tortillas, agua y unas varas. Se echan encima una chamarra, gorros y comienzan a seguir las manadas de borregos que ya saben el camino hacia el monte.
SE COME CON LA GUADAÑA
A unos kilómetros, a menos altura, se ubica Loma Alta. Donde se corta todo el año avena y se cosecha papa.
“Por ratos le cortamos”, explica Jonathan, un joven jornalero que junto con su hermano son las manos de trabajo para su familia.
Aunque el frío es duro, Jonathan y sus 18 años le sacan la vuelta con una sudadera puesta. Y pareciera que nació siendo amigo del frío.
“Sí se siente, pero lo aguanta uno”, dice el jornalero mientras corta y amontona la avena de cinco surcos.
En Agua Blanca, El Capulín y en Loma Alta, el termómetro desciende entre diciembre y enero a cero grados. Porque son de los puntos más altos del país y es vivir a más de 2 mil 500 metros sobre el nivel del mar.
YA VIENE LA NIEVE
El viento que sopla de norte a sur desde el pico del Xinantécatl, baja cada vez más frío hasta Loma Alta. Los rostros chapeados deben resistir, aunque es imposible que las casas de cartón y madera sirvan de barrera.
Este año el frío no ha sido tan intenso a esta altura de la temporada, pero aún así la soledad del invierno atrofia la salud y ánimo de Elena y sus siete hijos.
"Dicen que ya viene la nieve, ese viento dice que ya va a nevar", pronostica. Sus premoniciones las hace a partir de esos soplos intensos de aire que entrar desde las aberturas del cartón que cubren la cocina y las dos habitaciones que tienen de hogar.
"Todas las casas aquí así tienen, se les pone cartón pero entra el frío por el tejado y debajo de la puerta", explica.
SOBREVIVIR CON PAPAS Y 30 PESOS
Cecilia García apura sus manos para lavar un par de papas pepenadas en los cultivos que se emplea para sacar unos pesos en la semana. El agua casi congelada que sale desde la llave de su tinaco, hace la labor más difícil, pero el hambre es más dura.
En el barrio de la Siervita, municipio de Zinacantepec, las contadas 50 familias que lo habitan, se dedican de lleno a la pepena de papas y la cosecha de avena en los cultivos del municipio vecino de Texcaltitlán. Es el único empleo seguro de la región y que por lo menos no los deja sin comer.
—Ahorita no estamos yendo a diario porque hace mucho frío, pero si vamos seguido, —revela la joven madre de dos pequeños.
Su estatura, rostro y cuerpo casi de una niña, hace difícil creer que es una mujer casada y jefa de familia, pero en La Siervita, todas las jóvenes de su edad, es el único futuro que vislumbran y al que se orillan.
Las actividades económicas de las comunidades a las faldas del volcán, se basan en la siembra y cosecha de maíz y avena. También la crianza de borregos, vacas y gallinas. Otros migran a Estados Unidos. Pero en sí, con eso es con lo que sobreviven cada año el invierno.
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