Durante seis días, el Cerro de La Verónica, que une a tres comunidades de Lerma, ha ardido pese a los esfuerzos de los comuneros e instancias gubernamentales de los tres órdenes de gobierno.
Aunque en redes sociales el jueves se anunció que estaba liquidado, las brasas tomaron fuerza con el viento y las llamas regresaron a la región boscosa perteneciente a la comunidad de Santa María Tlalmimilolpan.
Los brigadistas lamentaron que desde el jueves se retiró el apoyo de la Protectora de Bosques del Estado de México (Probosque) y de la Comisión Nacional Forestal (Conafor).
“El coraje es que los políticos están en campaña, en sus rollos y prácticamente el apoyo de Probosque y Conafor ya no se ve”, comentaron.
Señalaron que si bien ellos también pensaban que estaba controlado el incendio, las llamas les traicionaron.
“Se reactivó, en apariencia se ve que ya se controló, pero no, en la noche estuvimos ahí, creíamos que ya lo habíamos logrado, pero no, sigue saliendo humo”.
El incendio en el cerro de La Verónica comenzó el sábado, al parecer de manera intencional, más de 100 brigadistas comunitarios voluntarios han subido por turnos a combatir el fuego.
“Nos preocupa que se vaya a quemar la otra parte. Han estado vigilando, pero las manos insuficientes, son más de 100 hectáreas afectadas, la situación es catastrófica”, explicaron.
Además, reconocieron que ya están cansados pues incluso de madrugada han realizado las labores de vigilancia y combate, pero parece “un trabajo sin fin”.
Debido a la geografía del Cerro de La Verónica, de origen volcánico, las pendientes complican las labores de liquidación del fuego en el que además de árboles y matorrales, han muerto aves, roedores y felinos nativos de la zona.
Por ello, piden la colaboración de las autoridades de los tres órdenes de gobierno, pues las llamas incluso han cruzado las brechas cortafuego por lo que temen que las zonas aún no afectadas, sean devoradas por las llamas y con ello, aumente el impacto en la biodiversidad del Bosque Otomí, que es fuente de agua y oxígeno, además de un lugar sagrado para los habitantes de la región.