/ viernes 25 de noviembre de 2022

"Solo quiero que regrese mi hijo"; Geovani lleva nueve meses desaparecido

El 20 de febrero de este año en el municipio de Arandas, Jalisco, el toluqueño Geovani habría sido levantado por una camioneta en una esquina y a la fecha se desconoce su paradero

Fue después de las obras del día cuando Geovani Molina Reyes fue aparentemente levantado por una camioneta en una esquina en el poblado de Arandas, Jalisco. Era el 20 de febrero de este año, un sábado por la tarde.

Era también la fecha cuando Salvador, padre de Geovani, había regresado a Toluca al velorio de un tío, cuando supo que su hijo estaba desaparecido.

“Les marqué a los compañeros y me dijeron: estamos en deuda contigo, porque Geovani no aparece”, recuerda Salvador.

Han pasado nueve meses y la Fiscalía de Jalisco solo emitió una ficha de búsqueda sobre la desaparición del toluqueño. Sin más avances y al verse rebasada en el mar de desapariciones de aquel estado.

Geovani es originario de San Lorenzo Tepaltitlán, Toluca y por temporadas se iba a Jalisco a las obras de construcción con su padre. Pero esta vez no regresó.

Por eso Santacruz Reyes, madre de Geovani le implora a las redes sociales, a los desconocidos que la lean, que le ayuden.

“Yo no busco culpable, yo no busco justicia, solo quiero que regrese mi hijo”, explaya la mujer.

DESAPARICIÓN Y BÚSQUEDA

La noche del domingo apenas le estaban contando a Salvador que su hijo había desaparecido, cuando tomó el autobús para Jalisco. Llegó al poblado del Rosario, donde se hospedaban por temporada mientras estaban en las obras, porque Salvador junto con sus hijos son albañiles.

Sus trabajadores, los que había contratado para esa construcción de varios meses, le contaron que Geovani había salido por la cena, pero que por la esquina una camioneta se lo llevó.

“Me dicen que estaba por la esquina, que ahí pasó la camioneta”, cuenta Salvador, sin detenerse más en los detalles del vehículo, del que tampoco tiene ningún tipo de rastreo, porque la Fiscalía de Jalisco no lo ha considerado como un dato clave.

Eran seis obreros que iban de Toluca y rentaban el cuartito en el poblado de El Rosario, entre ellos Geovani, el más joven de 25 años.

En tierra ajena es más complejo buscar, dice la familia, porque no han logrado conseguir videos ni testimonios del 20 de febrero.

También los viajes son difíciles, por eso la familia Molina Reyes solo ha viajado dos veces a Jalisco.

“Lo que hemos hecho es que con los colectivos de búsqueda les mandamos recursos y ellos nos ayudan a pegar las lonas”, explica Santacruz.

BODER

El apodo de “Boder” se lo ganó desde la primaria, dice el hermano de Geovani; era el más chico de la familia formada por Santacruz y Salvador. Aparece en las fotos de la clausura de la primaria y la secundaria.

“Es él, así se miraba siempre, alegre, no estaba metido en nada malo”, repite Santacruz para abogar por su hijo.

LA CARTA Y UN ALTAR

A un altar de san Judas que está en la sala de la familia Molina, le colocaron dos fotos de “Boder”. Una está sobre el pecho de la figura y otra sobre una biblia abierta en la página del salmo 91. Es el pasaje que a diario le rezan.

También existe una carta escrita a crayón. Se la escribió Abigail a Geovani. “Es su sobrina”, dice Santacruz.

La carta es sentida y se entrecruza con un mar de llanto, cuando Santacruz comienza a leerla.

Allí en la sala, la familia Molina pide por el retorno de Geovani, también reza y le dedica el salmo 91.

Fue después de las obras del día cuando Geovani Molina Reyes fue aparentemente levantado por una camioneta en una esquina en el poblado de Arandas, Jalisco. Era el 20 de febrero de este año, un sábado por la tarde.

Era también la fecha cuando Salvador, padre de Geovani, había regresado a Toluca al velorio de un tío, cuando supo que su hijo estaba desaparecido.

“Les marqué a los compañeros y me dijeron: estamos en deuda contigo, porque Geovani no aparece”, recuerda Salvador.

Han pasado nueve meses y la Fiscalía de Jalisco solo emitió una ficha de búsqueda sobre la desaparición del toluqueño. Sin más avances y al verse rebasada en el mar de desapariciones de aquel estado.

Geovani es originario de San Lorenzo Tepaltitlán, Toluca y por temporadas se iba a Jalisco a las obras de construcción con su padre. Pero esta vez no regresó.

Por eso Santacruz Reyes, madre de Geovani le implora a las redes sociales, a los desconocidos que la lean, que le ayuden.

“Yo no busco culpable, yo no busco justicia, solo quiero que regrese mi hijo”, explaya la mujer.

DESAPARICIÓN Y BÚSQUEDA

La noche del domingo apenas le estaban contando a Salvador que su hijo había desaparecido, cuando tomó el autobús para Jalisco. Llegó al poblado del Rosario, donde se hospedaban por temporada mientras estaban en las obras, porque Salvador junto con sus hijos son albañiles.

Sus trabajadores, los que había contratado para esa construcción de varios meses, le contaron que Geovani había salido por la cena, pero que por la esquina una camioneta se lo llevó.

“Me dicen que estaba por la esquina, que ahí pasó la camioneta”, cuenta Salvador, sin detenerse más en los detalles del vehículo, del que tampoco tiene ningún tipo de rastreo, porque la Fiscalía de Jalisco no lo ha considerado como un dato clave.

Eran seis obreros que iban de Toluca y rentaban el cuartito en el poblado de El Rosario, entre ellos Geovani, el más joven de 25 años.

En tierra ajena es más complejo buscar, dice la familia, porque no han logrado conseguir videos ni testimonios del 20 de febrero.

También los viajes son difíciles, por eso la familia Molina Reyes solo ha viajado dos veces a Jalisco.

“Lo que hemos hecho es que con los colectivos de búsqueda les mandamos recursos y ellos nos ayudan a pegar las lonas”, explica Santacruz.

BODER

El apodo de “Boder” se lo ganó desde la primaria, dice el hermano de Geovani; era el más chico de la familia formada por Santacruz y Salvador. Aparece en las fotos de la clausura de la primaria y la secundaria.

“Es él, así se miraba siempre, alegre, no estaba metido en nada malo”, repite Santacruz para abogar por su hijo.

LA CARTA Y UN ALTAR

A un altar de san Judas que está en la sala de la familia Molina, le colocaron dos fotos de “Boder”. Una está sobre el pecho de la figura y otra sobre una biblia abierta en la página del salmo 91. Es el pasaje que a diario le rezan.

También existe una carta escrita a crayón. Se la escribió Abigail a Geovani. “Es su sobrina”, dice Santacruz.

La carta es sentida y se entrecruza con un mar de llanto, cuando Santacruz comienza a leerla.

Allí en la sala, la familia Molina pide por el retorno de Geovani, también reza y le dedica el salmo 91.

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