/ lunes 11 de marzo de 2024

Temen familiares de Genaro que haya sido encontrado en narcofosa

Desapareció hace seis meses cuando un comando lo levantó

La noche del 15 de septiembre del año pasado, Genaro Hernández Romero estaba con una amiga en el auto de su papá, cerca de su casa en la comunidad de Santiago Tlacotepec, en Toluca. Un comando, cuyos integrantes se identificaron como agentes de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México, lo levantó esa noche y desde entonces no se sabe nada de él.

Hace una semana, una fosa clandestina fue localizada en la comunidad de Tlacotepec, en las faldas del volcán Xinantécatl, por lo que sus seres queridos temen que entre las víctimas, esté el joven de 22 años.

“Era un buen hijo”

Cuando Genaro cursaba el último año de preparatoria, la pandemia de covid paralizó al mundo y la economía. A finales de 2020, su madre dio positivo a SARS-CoV-2 y los gastos en su hogar aumentaron, por lo que ya no alcanzaba para pagarle la escuela.

Sin rencores, Genaro decidió apoyar la economía familiar y dedicarse al campo como sus padres, cosechaban nabos y quelites. Él se encargaba de distribuirlo por la ciudad de Toluca.

“Era un buen hijo”, señalaron sus familiares desde el anonimato, pues la manera en que fue privado de la libertad y la sospecha de haya sido víctima del un cartel de la droga les hace temer ya no solo por la vida de Genaro, también por la de ellos.

Con una ficha de búsqueda en la mano y cientos de copias más en la otra, la familia de Genaro recorre las calles de Toluca con la esperanza de que alguien pueda darles razón del joven campesino, pero el silencio es la respuesta. Nadie sabe nada. Nadie vio nada. Ciegos, sordos, mudos se han quedado los vecinos y las autoridades.

Así se llevaron a Genaro

Mientras los días pasan, el temor de no volver a verlo con vida se expande en sus corazones, pero la voluntad y el miedo a rendirse, hace que, quienes quieren al joven, sigan andando para encontrar alguna pista, algún indicio que los lleve a él, como sea que e encuentre.

La noche en que desapareció, nada fue común en Tlacotepec, reconocieron los testigos de los hechos. Una camioneta que parecía blindada se lo llevó sin dar motivo. Genaro no tenía enemigos, dijeron quienes le buscan, era tranquilo y afable, por lo que no comprenden porqué lo arrancarían del seno familiar, de su madre, su padre y su hermano.

“Llegaron unas personas diciendo que eran de la Fiscalía, desde ese momento no sé nada de Genaro. La camioneta no traía placas, lo bajaron con golpes y disparos, no dijeron nada más. Lo hemos buscado sin resultados”.

Buscan en Ministerios Públicos, pero ahí no estaba

Debido a que quienes se llevaron al joven se identificaron como elementos de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México, el primer lugar donde lo buscaron fue en las instalaciones centrales de la institución de Toluca, pero ahí no fue ingresado.

Su nombre no aparecía en el sistema, así que se optó por detonar una Alerta Odisea, en caso de que fuera presentado en otro ministerio público, pero no sucedió.

“Lo hemos buscado, pero sin resultados, no sabemos nada de él. Todos los vecinos saben quién es, es gente de trabajo como su familia, se ganan la vida trabajando. Él se dedicó a cuidar a su mamá y a su hermano, era el mayor, el que ayudaba. Sólo queremos encontrarlo”.

La fosa de Tlacotepec aumentó el temor

El viernes 1 de marzo una fosa clandestina fue localizada tras la detención de un generador de violencia que presuntamente es integrante del Cártel Jalisco Nueva Generación, él indicó el lugar y los peritos se encargaron de rescatar paquetes con lo que se presume, son restos humanos.

Al enterarse del hallazgo, la familia de Genaro acudió al punto para saber si estaba entre los restos, pero no les permitieron acercarse.

Debido a que continúan las labores de lateralización e identificación a través de confrontas genéticas, no saben si el joven esté entre las víctimas.

“No voy a descansar hasta encontrarlo, Dios es grande y lo va a reunir con su familia. Es un hijo bueno, ejemplar, un hermano ejemplar. Donde quiera que esté no vamos a descansar hasta encontrarlo, lo amamos y lo buscamos todos los días”.

Pero la familia pierde la esperanza de hallarlo, como sea, pero saber qué pasó con él, quiénes se lo llevaron y porqué. Así que se sumaron a la exigencia de otras familias de víctimas de desaparición forzada para que las autoridades aceleren los procesos y la incertidumbre termine.

La noche del 15 de septiembre del año pasado, Genaro Hernández Romero estaba con una amiga en el auto de su papá, cerca de su casa en la comunidad de Santiago Tlacotepec, en Toluca. Un comando, cuyos integrantes se identificaron como agentes de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México, lo levantó esa noche y desde entonces no se sabe nada de él.

Hace una semana, una fosa clandestina fue localizada en la comunidad de Tlacotepec, en las faldas del volcán Xinantécatl, por lo que sus seres queridos temen que entre las víctimas, esté el joven de 22 años.

“Era un buen hijo”

Cuando Genaro cursaba el último año de preparatoria, la pandemia de covid paralizó al mundo y la economía. A finales de 2020, su madre dio positivo a SARS-CoV-2 y los gastos en su hogar aumentaron, por lo que ya no alcanzaba para pagarle la escuela.

Sin rencores, Genaro decidió apoyar la economía familiar y dedicarse al campo como sus padres, cosechaban nabos y quelites. Él se encargaba de distribuirlo por la ciudad de Toluca.

“Era un buen hijo”, señalaron sus familiares desde el anonimato, pues la manera en que fue privado de la libertad y la sospecha de haya sido víctima del un cartel de la droga les hace temer ya no solo por la vida de Genaro, también por la de ellos.

Con una ficha de búsqueda en la mano y cientos de copias más en la otra, la familia de Genaro recorre las calles de Toluca con la esperanza de que alguien pueda darles razón del joven campesino, pero el silencio es la respuesta. Nadie sabe nada. Nadie vio nada. Ciegos, sordos, mudos se han quedado los vecinos y las autoridades.

Así se llevaron a Genaro

Mientras los días pasan, el temor de no volver a verlo con vida se expande en sus corazones, pero la voluntad y el miedo a rendirse, hace que, quienes quieren al joven, sigan andando para encontrar alguna pista, algún indicio que los lleve a él, como sea que e encuentre.

La noche en que desapareció, nada fue común en Tlacotepec, reconocieron los testigos de los hechos. Una camioneta que parecía blindada se lo llevó sin dar motivo. Genaro no tenía enemigos, dijeron quienes le buscan, era tranquilo y afable, por lo que no comprenden porqué lo arrancarían del seno familiar, de su madre, su padre y su hermano.

“Llegaron unas personas diciendo que eran de la Fiscalía, desde ese momento no sé nada de Genaro. La camioneta no traía placas, lo bajaron con golpes y disparos, no dijeron nada más. Lo hemos buscado sin resultados”.

Buscan en Ministerios Públicos, pero ahí no estaba

Debido a que quienes se llevaron al joven se identificaron como elementos de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México, el primer lugar donde lo buscaron fue en las instalaciones centrales de la institución de Toluca, pero ahí no fue ingresado.

Su nombre no aparecía en el sistema, así que se optó por detonar una Alerta Odisea, en caso de que fuera presentado en otro ministerio público, pero no sucedió.

“Lo hemos buscado, pero sin resultados, no sabemos nada de él. Todos los vecinos saben quién es, es gente de trabajo como su familia, se ganan la vida trabajando. Él se dedicó a cuidar a su mamá y a su hermano, era el mayor, el que ayudaba. Sólo queremos encontrarlo”.

La fosa de Tlacotepec aumentó el temor

El viernes 1 de marzo una fosa clandestina fue localizada tras la detención de un generador de violencia que presuntamente es integrante del Cártel Jalisco Nueva Generación, él indicó el lugar y los peritos se encargaron de rescatar paquetes con lo que se presume, son restos humanos.

Al enterarse del hallazgo, la familia de Genaro acudió al punto para saber si estaba entre los restos, pero no les permitieron acercarse.

Debido a que continúan las labores de lateralización e identificación a través de confrontas genéticas, no saben si el joven esté entre las víctimas.

“No voy a descansar hasta encontrarlo, Dios es grande y lo va a reunir con su familia. Es un hijo bueno, ejemplar, un hermano ejemplar. Donde quiera que esté no vamos a descansar hasta encontrarlo, lo amamos y lo buscamos todos los días”.

Pero la familia pierde la esperanza de hallarlo, como sea, pero saber qué pasó con él, quiénes se lo llevaron y porqué. Así que se sumaron a la exigencia de otras familias de víctimas de desaparición forzada para que las autoridades aceleren los procesos y la incertidumbre termine.

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