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A mitad de la laguna de aguas negras del puente vehicular, junto a la basura, flota un Mercedez Benz color plata. El escudo famoso de su insignia, es lo único que resalta en medio de la suciedad. El conductor ya lo abandonó y se fue a zona seca.
“Me aventé pero el agua me dejó a la mitad”, cuenta Daniel, “varios quedamos atascados, salimos como pudimos”, agrega. Es de los automovilistas que arriesgaron la suerte y cruzaron el riachuelo.
Momentos antes, su coche se apagó en el puente deprimido de la vialidad Solidaridad Las Torres en su cruce con Jesús Carranza, cuando intentó cruzar el encharcamiento de casi un metro. No lo logró al igual que otros cinco coches.
Este viernes Toluca quedó bajo el agua. Una tormenta que no duró más de 20 minutos, colapsó puentes, inundó estacionamientos y provocó caos toda la tarde-noche.
“Hice seis llamadas al 911, fue hasta la última que me contestaron pero no han venido”, reprocha Alfredo, otro automovilista varado en el puente.
Toda la tarde las llamadas a los servicios de emergencia se saturaron en la capital mexiquense.
“Mire, el problema es eso, la basura que se queda en las coladeras”, acusan los automovilistas varados. Durante las dos horas siguientes, nadie acudió a su auxilio.
Bomberos, policías, paramédicos y auxiliares, no se dieron abasto con la emergencia.
Daniel insistió con la ayuda pero al final decidió junto con otros, remolcar sus coches a zona seca. “Mucha gente se juntó y entre todos sacamos coches”, dice.
Angélica tuvo la misma suerte esta tarde. Su coche quedó flotando entre las aguas negras y el motor se apagó.
“Nos quedamos flotando, y unas personas de buen corazón nos ayudaron a sacar el auto, pero no arranca”, relata la ciudadana.
A mitad de la laguna de aguas negras del puente vehicular, el Mercedes Benz color plata no ha sido movido.
Los carriles laterales de toda la vialidad Las Torres, en ambos sentidos se hizo intransitable. El cruce de Comonfort padeció también con los taponamientos y no hubo auxilio.
A unos cinco kilómetros del primer punto colapsado, la escena se repite. Un acordonamiento de la policía estatal impide que los automovilistas se aventuren a cruzar el puente que cruza por debajo del monumento Torres Bicentenario.
“¡Avánzele, no hay paso!”, indican los uniformados. Unos 50 metros hacia abajo, las negras subieron casi un metro.
“Ahorita solo estamos dejando pasar autobuses, si quiere arriésgate”, recomienda el oficial a los conductores.
El tráfico hizo lo suyo toda la tarde. La naturaleza evidenció que la ciudad colapsa cada vez que “le arrojan la pedrada”.
La lluvia acompañada de granizo también dejó severas inundaciones en colonias de la capital mexiquense.
