La despedida de Itzel Ameyali en el patio de su casa en la comunidad de Santiago Tilapa, en Santiago Tianguistenco, se ha extendido. Le han cantado, le han bailado y le han llorado. El sepelio era al mediodía pero han llegado más personas y ahora se ha extendido para que todos puedan pasar al ataúd a despedirla.
Un grupo de sus amigas y amigos que llegaron con globos blancos y en estos el nombre escrito de Ame, le han porreado la frase: "vuela alto mi niña". Es su forma de despedirse.
A Ameyali la vieron por última vez el 7 de abril. Era el día del Viacrucis de Semana Santa y ella se había quedado en el cerro de la representación con sus amigas. Fue entonces que tomó un taxi y lo único que se supo es que la bajó a unas cuadras de su casa y que ella había desaparecido.
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Por eso el sepelio de la joven duele y los que han pasado a despedirla le lloran.
Me hubiera gustado tener más tiempo para cuidar a mi hija, decirle que la amo.
Don Miguel, padre de Ameyali.
Él no se ha movido del patio y es imposible que no llore cuando pasa la gente y le forman la cruz al ataúd con una margarita que está en un vaso con agua y cuando le explayan a su hija que la quieren.
Despedida a su manera
Sobre el ataúd le dejaron a Ameyali una chamarra de mezclilla y su tejana negra. Dice Alexa, su amiga, que siempre se la ponía cuando se iban a bailar en las fiestas. Por eso Alexa se vistió de chinela para bailarle antes de que sepulten a su amiga.
"Le gustaba bailar de chinelo, bailamos mucho en las fiestas", explica Alexa, a quien le pusieron una pista y comenzó a danzar brincando con su túnica blanca y azul puesta. Luego que paró la música Alexa le lloró.
También allí en el patio llegó Axel con un mariachi. Dice que los juntó de improviso para cantarle a Ame.
"Me voy a cantar la de Descansa mi amor", dice el joven, quien no puede impedir que la voz se le doble y llore y tome el retrato de Ameyali que está sobre el féretro y lo bese.
Luego, con una bocina, le pusieron una serie de canciones a Ameyali, algo del cantante Pancho Barraza y Natalia La Forcade. También una de Espinoza Paz, esa que dice “Descansa mi amor” y que hizo soltar lágrimas allí en el patio.
Un recuerdo de su hija
Don Miguel se reprocha porque no pudo proteger más a Ameyali. Dice que la muerte no le dio tiempo de despedirse.
Le dije que le fuera bien, porque se fue por su lado al viacrucis, fue lo último que le dije, sin saber que no la volvería a ver.
Don Miguel.
También se reprocha porque este año le celebrarían sus 18 años, para compensar la fiesta de los 15.
“Por la pandemia no pudimos celebrar sus quince años y ahora ya no se pudo sus 18 años”, dice don Miguel y llora por el remordimiento.
Un último recorrido
Luego de dos misas y de que pasara uno a uno a despedirse, el ataúd de Ameyali hizo un último recorrido. Afuera de su casa, a esa hora, pasadas las dos de la tarde, ya había un mar de personas. La esperaron con flores y desfilaron detrás del ataúd por todo el pueblo.