/ viernes 15 de diciembre de 2023

Pensamiento Universitario | Navidad y Año Nuevo

Como lo dicta la tradición, en la mayoría de los hogares del mundo se celebrarán en los próximos días dos hermosas fiestas: la Navidad, en conmemoración del nacimiento de Jesús en Belén, hace más de dos mil años, y el inicio del 2024. Así, al recordar las palabras de “Paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad”, se tratará de olvidar lo negativo, para dar paso a los sentimientos de amor, afecto y amistad a los seres queridos y hacia nuestros semejantes.

Sin embargo, también debe ser este un periodo de análisis y reflexión, con respecto a tantas cosas que nos afectan y ponen en riesgo el futuro inmediato de millones de mexicanos. Pensar, por ejemplo, acerca de la responsabilidad social y las formas de enfrentar los múltiples retos del año siguiente, uno de ellos el decisivo proceso electoral, pues mucho queda por hacer si deseamos corregir el rumbo de este sufrido país, hoy agobiado por una extensa serie de graves problemas, donde destacan los de salud, educación, economía, inseguridad, violencia, corrupción e impunidad.

El escenario es complejo, y por eso es necesario erradicar la apatía y el desinterés en las cosas públicas, fortalecer la conciencia cívica y ejercer con firmeza los derechos establecidos en la Constitución. Es verdaderamente absurdo acostumbrarse a lo malo y guardar silencio ante tantas mentiras y actos perversos del oficialismo, en perjuicio de la gente y de las propias instituciones.

Nada justifica ignorar la catástrofe, ni recurrir a la asombrosa capacidad de aguante, y menos refugiarse en la fatalidad, con el pretexto de que no hay alternativa ni manera de castigar a los gobernantes nefastos. Una sociedad organizada y valerosa puede oponerse a los abusos y combatir la ilegalidad, la prepotencia y el cinismo.

En el aporte de soluciones de beneficio colectivo, es determinante la participación de los jóvenes. Al constituirse en la esperanza cierta de una nación, su deber es contribuir al cambio, abrir espacios de unidad en la libertad y en la pluralidad de ideas, y asumir el compromiso con un pueblo urgido de líderes honestos y debidamente preparados. En estos momentos su presencia es imprescindible, frente a la imposibilidad de permanecer indiferentes y dejarle el campo libre a un sistema político destructor, inepto y moralmente ya muy desgastado.

Por supuesto, al abordar la tarea de largo alcance la mentalidad y la consciencia habrán de renovarse, con la finalidad de generar ciudadanos éticos, bien informados y con la convicción de atender el sentimiento compartido de indignación, por la vía de elegir a representantes dignos, y no a demagogos, incompetentes y manos sucias. En síntesis, los tiempos demandan la cabal comprensión de la soberanía, y de la importancia de hacer del nuestro un verdadero país democrático y moderno, de respeto a las leyes y en favor de las generaciones actuales y futuras.

Así entonces, los propósitos de estas fechas no deben ser de unos días, y tampoco motivados por la euforia pasajera, sino perdurables en el 2024 y en los años venideros. La fe es cuestión de voluntad y lo deseable es que a las personas las anime siempre el deseo de modificar hábitos y conductas, con el objetivo de alcanzar mejores condiciones de progreso y bienestar. En todo momento, la forma adecuada de pensar corresponderá a un desempeño superior en la vida.

Comentario final: A las y los lectores de El Sol de Toluca, y a quienes hacen posible su publicación, les deseo una feliz Navidad y un año nuevo pleno de salud y realizaciones. Dios mediante, esta columna regresará el próximo 5 de enero.


Como lo dicta la tradición, en la mayoría de los hogares del mundo se celebrarán en los próximos días dos hermosas fiestas: la Navidad, en conmemoración del nacimiento de Jesús en Belén, hace más de dos mil años, y el inicio del 2024. Así, al recordar las palabras de “Paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad”, se tratará de olvidar lo negativo, para dar paso a los sentimientos de amor, afecto y amistad a los seres queridos y hacia nuestros semejantes.

Sin embargo, también debe ser este un periodo de análisis y reflexión, con respecto a tantas cosas que nos afectan y ponen en riesgo el futuro inmediato de millones de mexicanos. Pensar, por ejemplo, acerca de la responsabilidad social y las formas de enfrentar los múltiples retos del año siguiente, uno de ellos el decisivo proceso electoral, pues mucho queda por hacer si deseamos corregir el rumbo de este sufrido país, hoy agobiado por una extensa serie de graves problemas, donde destacan los de salud, educación, economía, inseguridad, violencia, corrupción e impunidad.

El escenario es complejo, y por eso es necesario erradicar la apatía y el desinterés en las cosas públicas, fortalecer la conciencia cívica y ejercer con firmeza los derechos establecidos en la Constitución. Es verdaderamente absurdo acostumbrarse a lo malo y guardar silencio ante tantas mentiras y actos perversos del oficialismo, en perjuicio de la gente y de las propias instituciones.

Nada justifica ignorar la catástrofe, ni recurrir a la asombrosa capacidad de aguante, y menos refugiarse en la fatalidad, con el pretexto de que no hay alternativa ni manera de castigar a los gobernantes nefastos. Una sociedad organizada y valerosa puede oponerse a los abusos y combatir la ilegalidad, la prepotencia y el cinismo.

En el aporte de soluciones de beneficio colectivo, es determinante la participación de los jóvenes. Al constituirse en la esperanza cierta de una nación, su deber es contribuir al cambio, abrir espacios de unidad en la libertad y en la pluralidad de ideas, y asumir el compromiso con un pueblo urgido de líderes honestos y debidamente preparados. En estos momentos su presencia es imprescindible, frente a la imposibilidad de permanecer indiferentes y dejarle el campo libre a un sistema político destructor, inepto y moralmente ya muy desgastado.

Por supuesto, al abordar la tarea de largo alcance la mentalidad y la consciencia habrán de renovarse, con la finalidad de generar ciudadanos éticos, bien informados y con la convicción de atender el sentimiento compartido de indignación, por la vía de elegir a representantes dignos, y no a demagogos, incompetentes y manos sucias. En síntesis, los tiempos demandan la cabal comprensión de la soberanía, y de la importancia de hacer del nuestro un verdadero país democrático y moderno, de respeto a las leyes y en favor de las generaciones actuales y futuras.

Así entonces, los propósitos de estas fechas no deben ser de unos días, y tampoco motivados por la euforia pasajera, sino perdurables en el 2024 y en los años venideros. La fe es cuestión de voluntad y lo deseable es que a las personas las anime siempre el deseo de modificar hábitos y conductas, con el objetivo de alcanzar mejores condiciones de progreso y bienestar. En todo momento, la forma adecuada de pensar corresponderá a un desempeño superior en la vida.

Comentario final: A las y los lectores de El Sol de Toluca, y a quienes hacen posible su publicación, les deseo una feliz Navidad y un año nuevo pleno de salud y realizaciones. Dios mediante, esta columna regresará el próximo 5 de enero.