/ miércoles 15 de noviembre de 2023

Rescate Tierra | El Suicidio del Hombre 

Si la temperatura del planeta sube 2 grados en lugar del límite de 1.5 grados centígrados en los próximos 7 años, el numero de personas expuestas a sequías serían mas de 400 millones, el nivel del mar subiría de 40 a 46 cm, los vertebrados reducirían su población a la mitad, al igual que plantas e insectos. Medio grado de temperatura dañaría el equilibrio del planeta en el clima, la temperatura, los alimentos, el agua, la salud y la vida.

Hay quienes argumentan que el calentamiento global ya ha ocurrido en el pasado y que es normal lo que pasa, la diferencia es que esos cambios tardaban varios miles de años, pero hoy es el hombre y sus actividades los que aceleran esos cambios, afectándonos.

Ninguna especie animal o vegetal ha tenido tanta influencia negativa sobre la vida. El hombre es el mayor depredador del mundo. No sólo matamos para comer, matamos otras especies animales por diversión o ignorancia. Destruimos la vida para obtener ganancias, como sucedió con el Manglar de Tajamar hace aproximadamente 7 años, cuando para construir un hotel se arrasó la vida animal y vegetal de esa zona de Cancún, hecho repetido actualmente con la tala para construir el tren Maya, donde hay mas de 10 millones de árboles cortados, cerca de 7 mil hectáreas de bosque, 170 especies animales afectadas, entre ellas algunas en peligro de extinción como el oso hormiguero, el tigrillo, el ocelote.

Cabe resaltar que el 80 por ciento de las obras se realizaron sin tener los estudios, ni los permisos necesarios. Los responsables de las obras prefirieron pedir perdón antes que pedir permiso, lo grave es que el responsable de cuidar el equilibrio ecológico del país y cuidar nuestro medio ambiente es el delincuente responsable del daño.

Lo mismo sucede en todo el mundo, el interés económico esta por encima del respeto a la vida del planeta. Pareciera que la cercanía de los plazos para la evolución a formas de producción y un modelo económico no contaminante, han acelerado el apetito de ganancias con negocios donde se arriesga la salud global, apostando a las ganancias por refinerías, vehículos de gasolina e industrias cuyos desechos incrementan el bióxido de carbono de la atmósfera y la temperatura del planeta, es como exprimir una jerga rota y sucia al máximo, para sacarle provecho, aunque se vaya romper.

El mundo no es un trapo. No es propiedad exclusiva del hombre, apenas somos los administradores designados para cuidar el equilibrio entre especies animales y vegetales, de acuerdo a la Biblia. Una responsabilidad que no hemos sabido cumplir, ni siquiera para beneficio propio. Vivimos un suicidio colectivo que intentamos disfrazar como progreso, supervivencia, desarrollo, necesidad. Un suicidio de placer momentáneo y dolor permanente.

Se han ignorado las enseñanzas de pastoreo rotativo, tala rotativa, pesca controlada, reforestación de plantaciones arbóreas, cuidado de ríos y lagunas.

Valle de Bravo es un ejemplo en el Estado de México, cómo rescatas una presa a la que le quitas el agua que la alimenta, con mini presas en las instalaciones habitacionales, turísticas o los ranchos privados de magnates y señores del crimen, arriesgando el abasto de agua de la Ciudad de México y gran parte de la entidad. Hay que inhabilitar esas presas, limpiar los vasos naturales entre Valle de Bravo, Tilostoc, Colorines, Santo Tomas de los Plátanos y hasta Villa Victoria, sin olvidar Temascaltepec.

Es dramático el suicidio sistemático y global que el ser humano práctica, con conocimiento y culpa, pero sin arrepentimiento.

Pedro_gomez77@hotmail.com

Licenciado en Comunicación por la UAEM

Maestrando en Periodismo Político por la Carlos Septién García


Si la temperatura del planeta sube 2 grados en lugar del límite de 1.5 grados centígrados en los próximos 7 años, el numero de personas expuestas a sequías serían mas de 400 millones, el nivel del mar subiría de 40 a 46 cm, los vertebrados reducirían su población a la mitad, al igual que plantas e insectos. Medio grado de temperatura dañaría el equilibrio del planeta en el clima, la temperatura, los alimentos, el agua, la salud y la vida.

Hay quienes argumentan que el calentamiento global ya ha ocurrido en el pasado y que es normal lo que pasa, la diferencia es que esos cambios tardaban varios miles de años, pero hoy es el hombre y sus actividades los que aceleran esos cambios, afectándonos.

Ninguna especie animal o vegetal ha tenido tanta influencia negativa sobre la vida. El hombre es el mayor depredador del mundo. No sólo matamos para comer, matamos otras especies animales por diversión o ignorancia. Destruimos la vida para obtener ganancias, como sucedió con el Manglar de Tajamar hace aproximadamente 7 años, cuando para construir un hotel se arrasó la vida animal y vegetal de esa zona de Cancún, hecho repetido actualmente con la tala para construir el tren Maya, donde hay mas de 10 millones de árboles cortados, cerca de 7 mil hectáreas de bosque, 170 especies animales afectadas, entre ellas algunas en peligro de extinción como el oso hormiguero, el tigrillo, el ocelote.

Cabe resaltar que el 80 por ciento de las obras se realizaron sin tener los estudios, ni los permisos necesarios. Los responsables de las obras prefirieron pedir perdón antes que pedir permiso, lo grave es que el responsable de cuidar el equilibrio ecológico del país y cuidar nuestro medio ambiente es el delincuente responsable del daño.

Lo mismo sucede en todo el mundo, el interés económico esta por encima del respeto a la vida del planeta. Pareciera que la cercanía de los plazos para la evolución a formas de producción y un modelo económico no contaminante, han acelerado el apetito de ganancias con negocios donde se arriesga la salud global, apostando a las ganancias por refinerías, vehículos de gasolina e industrias cuyos desechos incrementan el bióxido de carbono de la atmósfera y la temperatura del planeta, es como exprimir una jerga rota y sucia al máximo, para sacarle provecho, aunque se vaya romper.

El mundo no es un trapo. No es propiedad exclusiva del hombre, apenas somos los administradores designados para cuidar el equilibrio entre especies animales y vegetales, de acuerdo a la Biblia. Una responsabilidad que no hemos sabido cumplir, ni siquiera para beneficio propio. Vivimos un suicidio colectivo que intentamos disfrazar como progreso, supervivencia, desarrollo, necesidad. Un suicidio de placer momentáneo y dolor permanente.

Se han ignorado las enseñanzas de pastoreo rotativo, tala rotativa, pesca controlada, reforestación de plantaciones arbóreas, cuidado de ríos y lagunas.

Valle de Bravo es un ejemplo en el Estado de México, cómo rescatas una presa a la que le quitas el agua que la alimenta, con mini presas en las instalaciones habitacionales, turísticas o los ranchos privados de magnates y señores del crimen, arriesgando el abasto de agua de la Ciudad de México y gran parte de la entidad. Hay que inhabilitar esas presas, limpiar los vasos naturales entre Valle de Bravo, Tilostoc, Colorines, Santo Tomas de los Plátanos y hasta Villa Victoria, sin olvidar Temascaltepec.

Es dramático el suicidio sistemático y global que el ser humano práctica, con conocimiento y culpa, pero sin arrepentimiento.

Pedro_gomez77@hotmail.com

Licenciado en Comunicación por la UAEM

Maestrando en Periodismo Político por la Carlos Septién García