/ lunes 4 de mayo de 2020

#TodoComunica | Desigualdades más notorias

¿Hasta qué punto el encierro nos ha hecho mirar, reflexionar y re-pensar desde otros ángulos? Hacernos conscientes de que no todas y todos tenemos las condiciones –afortunadas- para trabajar desde casa y que quienes no tienen esas posibilidades, pero DEBEN DE trabajar de esa forma, están bajo una gran presión, porque siguen teniendo las exigencias laborales SIN los recursos mínimos indispensables.

¿Los patrones ya les entregaron computadoras y conexión a internet –con cargo a la empresa u organización- para que cumplan sus tareas? Cada persona –o la mayoría- debe absorber los costos de luz, internet y equipo para seguir trabajando.

En el ámbito educativo, a pesar de que el secretario federal de Educación, Esteban Moctezuma Barragán, diga que en educación básica y media superior “a distancia”, la estrategia “Aprende en casa”, ha logrado una cobertura de 94 por ciento, la realidad es otra; además, ahora la responsabilidad de que las niñas y niños aprendan, recae en la familia –la misma que puede estar angustiada porque ya no tiene recursos para comer y vestir. Deben asumir la docencia ¡sin tener los conocimientos, actitudes y competencias necesarias para llevarlo a cabo!

Además, la angustia por no saber si se tendrá trabajo –o lamentablemente ya no tenerlo-, la preocupación por no enfermarse el Covid-19. Adicionalmente, la violencia intrafamiliar ha aumentado en este periodo -120 por ciento de acuerdo con la Secretaría de Gobernación- y es un asunto que no debe perderse de vista en una crisis inesperada.

Aunque no tan inesperada. En septiembre pasado, Mario Arroyo, especialista en temas de seguridad, ofreció una conferencia en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAEMéx, donde explicó algunas de las amenazas a la seguridad y en las categorías de “catastrófica” y “desconocida”, ubicó a las pandemias y las enfermedades. Tres meses después se detonó esta crisis.

En empleo, educación, salud, vivienda, servicios básicos, inversión, entre otros sectores, se han evidenciado desigualdades y carencias, de las cuales no nos habíamos hecho conscientes. Ahora no podemos –ni debemos- negarlas.

Estamos así: aislados y con incertidumbre, porque –a pesar de las cifras y los cálculos que han hecho las autoridades de salud- no sabemos si en el momento en el que digan: “todo vuelve a la normalidad”, podremos estar seguros de que ya no habrá contagios y que los espacios públicos estarán libres del Covid-19.

Ojalá que logremos trascender la amenaza que representa el Covid-19… la enfermedad que trastornó al mundo entero.

PERCEPCIÓN

En el Día Internacional de la Libertad de Prensa -3 de mayo- recordamos que, en el caso de México, es cuando más descalificaciones, ataques y amenazas se han hecho desde el gobierno federal hacia las y los periodistas.

Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAEMéx.

Twitter: @RJoyaC / Instagram: joya.ricardo11


¿Hasta qué punto el encierro nos ha hecho mirar, reflexionar y re-pensar desde otros ángulos? Hacernos conscientes de que no todas y todos tenemos las condiciones –afortunadas- para trabajar desde casa y que quienes no tienen esas posibilidades, pero DEBEN DE trabajar de esa forma, están bajo una gran presión, porque siguen teniendo las exigencias laborales SIN los recursos mínimos indispensables.

¿Los patrones ya les entregaron computadoras y conexión a internet –con cargo a la empresa u organización- para que cumplan sus tareas? Cada persona –o la mayoría- debe absorber los costos de luz, internet y equipo para seguir trabajando.

En el ámbito educativo, a pesar de que el secretario federal de Educación, Esteban Moctezuma Barragán, diga que en educación básica y media superior “a distancia”, la estrategia “Aprende en casa”, ha logrado una cobertura de 94 por ciento, la realidad es otra; además, ahora la responsabilidad de que las niñas y niños aprendan, recae en la familia –la misma que puede estar angustiada porque ya no tiene recursos para comer y vestir. Deben asumir la docencia ¡sin tener los conocimientos, actitudes y competencias necesarias para llevarlo a cabo!

Además, la angustia por no saber si se tendrá trabajo –o lamentablemente ya no tenerlo-, la preocupación por no enfermarse el Covid-19. Adicionalmente, la violencia intrafamiliar ha aumentado en este periodo -120 por ciento de acuerdo con la Secretaría de Gobernación- y es un asunto que no debe perderse de vista en una crisis inesperada.

Aunque no tan inesperada. En septiembre pasado, Mario Arroyo, especialista en temas de seguridad, ofreció una conferencia en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAEMéx, donde explicó algunas de las amenazas a la seguridad y en las categorías de “catastrófica” y “desconocida”, ubicó a las pandemias y las enfermedades. Tres meses después se detonó esta crisis.

En empleo, educación, salud, vivienda, servicios básicos, inversión, entre otros sectores, se han evidenciado desigualdades y carencias, de las cuales no nos habíamos hecho conscientes. Ahora no podemos –ni debemos- negarlas.

Estamos así: aislados y con incertidumbre, porque –a pesar de las cifras y los cálculos que han hecho las autoridades de salud- no sabemos si en el momento en el que digan: “todo vuelve a la normalidad”, podremos estar seguros de que ya no habrá contagios y que los espacios públicos estarán libres del Covid-19.

Ojalá que logremos trascender la amenaza que representa el Covid-19… la enfermedad que trastornó al mundo entero.

PERCEPCIÓN

En el Día Internacional de la Libertad de Prensa -3 de mayo- recordamos que, en el caso de México, es cuando más descalificaciones, ataques y amenazas se han hecho desde el gobierno federal hacia las y los periodistas.

Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAEMéx.

Twitter: @RJoyaC / Instagram: joya.ricardo11