/ lunes 2 de marzo de 2020

#TodoComunica | Sin cerrar los ojos

¿Hasta qué punto, todos, como sociedad, hemos sido corresponsables de lo que ha sucedido en la Universidad Autónoma del Estado de México? Imaginar que todo ha sido producto de un complot o "la mano negra"; de intereses "obscuros", podría ser una salida fácil. Cerrar los ojos al malestar genuino de las y los jóvenes, no será nunca la alternativa.

Debemos reconocer las omisiones que todas y todos hemos cometido. Permitimos que las agresiones y la descalificación se normalizarán. Hombres y mujeres, de una u otra forma, hemos tolerado que el acoso, el hostigamiento y la violencia vivieran entre nosotros.

Programas de televisión donde las burlas o violencia expresa contra las mujeres eran lo común hace 20 o 30 años, incluso en la década pasada seguían produciéndose y todavía se retransmiten en algunas señales abiertas y de paga. Respondían a otros patrones culturales en los cuales la mujer era invisibilizada o mostrada como objeto sexual, tal como ocurría con "Brozo", el personaje

que encarna Víctor Trujillo.

Era lo "normal" prácticamente en todos nuestros espacios y actividades. "Aquí vienen solo mientras se casan" o "ustedes deberían estar en su casa", son algunas de las expresiones que siguen escuchando las mujeres en algunas aulas y -tristemente- en las familias.

Hace un año surgió en redes sociales el movimiento #MeToo para denunciar a docentes y estudiantes, quienes, presumiblemente, acosaban a sus compañeras y compañeros. En la propia UAEMéx, el rector, Alfredo Barrera Baca, anunció -en aquel momento- la baja de 9 docentes, tras las denuncias de estudiantes.

Sin embargo, el pasado sábado la comunidad que determinó el paro indefinido en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales acusó indiferencia, negligencia y poca sensibilidad para atender los casos denunciados. "No podemos volver si el acosador está ahí", expresó una joven con el rostro cubierto, y aclaró que la comunidad de Ciencias Políticas no está involucrada con la toma de otros planteles. Hace 5 días se informó que se han dado de baja a 20 docentes.

El viernes pasado, en su cuenta de Twitter, el rector Barrera Baca colocó los siguientes mensajes: "Reitero la política institucional de privilegiar al diálogo e insto a todos los universitarios a respetarnos, a ser consecuentes con la formación cívica y humanista que nos caracteriza", y añadió: "La libertad de expresión de los universitarios es y será respetada y ya trabajamos, como lo hemos demostrado, en la atención de las denuncias estudiantiles de acoso y hostigamiento sexual presentadas por integrantes de la comunidad auriverde".

El escenario es complicado y requerirá de mucha voluntad -de ambas partes- para solucionar un problema que a todos debería ocuparnos.

PERCEPCIÓN

¿En los medios de comunicación surgirá alguna campaña para prevenir el acoso y el hostigamiento?

¿Hasta qué punto, todos, como sociedad, hemos sido corresponsables de lo que ha sucedido en la Universidad Autónoma del Estado de México? Imaginar que todo ha sido producto de un complot o "la mano negra"; de intereses "obscuros", podría ser una salida fácil. Cerrar los ojos al malestar genuino de las y los jóvenes, no será nunca la alternativa.

Debemos reconocer las omisiones que todas y todos hemos cometido. Permitimos que las agresiones y la descalificación se normalizarán. Hombres y mujeres, de una u otra forma, hemos tolerado que el acoso, el hostigamiento y la violencia vivieran entre nosotros.

Programas de televisión donde las burlas o violencia expresa contra las mujeres eran lo común hace 20 o 30 años, incluso en la década pasada seguían produciéndose y todavía se retransmiten en algunas señales abiertas y de paga. Respondían a otros patrones culturales en los cuales la mujer era invisibilizada o mostrada como objeto sexual, tal como ocurría con "Brozo", el personaje

que encarna Víctor Trujillo.

Era lo "normal" prácticamente en todos nuestros espacios y actividades. "Aquí vienen solo mientras se casan" o "ustedes deberían estar en su casa", son algunas de las expresiones que siguen escuchando las mujeres en algunas aulas y -tristemente- en las familias.

Hace un año surgió en redes sociales el movimiento #MeToo para denunciar a docentes y estudiantes, quienes, presumiblemente, acosaban a sus compañeras y compañeros. En la propia UAEMéx, el rector, Alfredo Barrera Baca, anunció -en aquel momento- la baja de 9 docentes, tras las denuncias de estudiantes.

Sin embargo, el pasado sábado la comunidad que determinó el paro indefinido en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales acusó indiferencia, negligencia y poca sensibilidad para atender los casos denunciados. "No podemos volver si el acosador está ahí", expresó una joven con el rostro cubierto, y aclaró que la comunidad de Ciencias Políticas no está involucrada con la toma de otros planteles. Hace 5 días se informó que se han dado de baja a 20 docentes.

El viernes pasado, en su cuenta de Twitter, el rector Barrera Baca colocó los siguientes mensajes: "Reitero la política institucional de privilegiar al diálogo e insto a todos los universitarios a respetarnos, a ser consecuentes con la formación cívica y humanista que nos caracteriza", y añadió: "La libertad de expresión de los universitarios es y será respetada y ya trabajamos, como lo hemos demostrado, en la atención de las denuncias estudiantiles de acoso y hostigamiento sexual presentadas por integrantes de la comunidad auriverde".

El escenario es complicado y requerirá de mucha voluntad -de ambas partes- para solucionar un problema que a todos debería ocuparnos.

PERCEPCIÓN

¿En los medios de comunicación surgirá alguna campaña para prevenir el acoso y el hostigamiento?