/ sábado 19 de septiembre de 2020

Voz Millennial | Mexicanas al grito de “Justicia”

La sociedad civil (que está conformada por colectivos, asociaciones civiles, organizaciones sin fines de Lucro, Fundaciones, IAPs, clubes deportivos, principalmente) se crean con el fin de resolver conflictos o generar nuevos parámetro de acción social, en su mayoría locales o sobre temas específicos. Lo que el gobierno no puede o no resuelve y que a la iniciativa privada no le interesa porque no generan ganancias monetarias, es regularmente atendido por ciudadanos comunes, algunos de ellos vecinos nuestros.

Es por eso que la sociedad civil tiene un importancia enorme, no sólo porque genera casi dos millones de empleos, de acuerdo con cifras oficiales del INEGI (2018), sino que además mantienen a flote temas que no son tan mediáticos como la atención a niños con enfermedades o discapacidades, mujeres maltratadas, cuidado del medio ambiente y coyunturas de la pobreza.

Esta semana, la sociedad civil que se llevó el protagonismo por la importancia del tema fueron los colectivos feministas: aquellas mujeres que se cansaron de esperar justicia por las instituciones oficiales, que no eran tomadas en cuenta por los medios de comunicación masivos y que, sin deberlo pero temiéndolo, son amenazadas por los grupos delincuenciales que controlan este país.

Esas mujeres se han vuelto el contrapeso que todo gobierno democrático necesita, les guste o no a políticos o pseudo intelectuales. No solo piden acción penal contra los agresores de sus víctimas, también claman no ser calladas por una sociedad machista que revictimiza a las mujeres que han sufrido diversos grados de violencia de género, como violaciones o feminicidios.

Pero hoy quiero hablar de algunos casos de mujeres que también tienen sus propias luchas, activistas sociales o simples ciudadanas creando alternativas que son amenazadas o intimidadas desde los gobiernos locales. Estoy hablando de personas como Diana Bobadilla, mujer ejemplar que vela por la recuperación de espacios urbanos y el cuidado del medio ambiente en Metepec y el Valle de Toluca, o Kiki Preisser, quien se encarga de un espacio sin fines de lucro para la convivencia de un grupo de adultos mayores.

Debemos voltear a ver a nuestras vecinas, amigas, colegas para entender si encabezan o son parte de un grupo organizado de persona con un fin común. Necesitamos ayudar a protegerlos y a darles voz frente a las injusticias que cometen quienes están en diversos espacios de poder.

La sociedad civil puede gritar, pintar, romper, como lo han hecho las compañeras feministas de todos los estados; pero también hay mujeres que emprenden, crean iniciativas de ley, se amarran a árboles o cuidan las entradas de sus hogares compartidos para ayudar a otros. Las mexicanas emprendimos el grito de guerra hace 210 años y no lo hemos soltado porque este país no nos permite darnos el lujo de dejar de luchar contra lo injusto, aun a pesar de nuestra propia seguridad.

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Lic. Paulina Lemus Hernández

Columnista de El Sol de TolucaMaestrante en Estudios Latinoamericanos

Activista social

La sociedad civil (que está conformada por colectivos, asociaciones civiles, organizaciones sin fines de Lucro, Fundaciones, IAPs, clubes deportivos, principalmente) se crean con el fin de resolver conflictos o generar nuevos parámetro de acción social, en su mayoría locales o sobre temas específicos. Lo que el gobierno no puede o no resuelve y que a la iniciativa privada no le interesa porque no generan ganancias monetarias, es regularmente atendido por ciudadanos comunes, algunos de ellos vecinos nuestros.

Es por eso que la sociedad civil tiene un importancia enorme, no sólo porque genera casi dos millones de empleos, de acuerdo con cifras oficiales del INEGI (2018), sino que además mantienen a flote temas que no son tan mediáticos como la atención a niños con enfermedades o discapacidades, mujeres maltratadas, cuidado del medio ambiente y coyunturas de la pobreza.

Esta semana, la sociedad civil que se llevó el protagonismo por la importancia del tema fueron los colectivos feministas: aquellas mujeres que se cansaron de esperar justicia por las instituciones oficiales, que no eran tomadas en cuenta por los medios de comunicación masivos y que, sin deberlo pero temiéndolo, son amenazadas por los grupos delincuenciales que controlan este país.

Esas mujeres se han vuelto el contrapeso que todo gobierno democrático necesita, les guste o no a políticos o pseudo intelectuales. No solo piden acción penal contra los agresores de sus víctimas, también claman no ser calladas por una sociedad machista que revictimiza a las mujeres que han sufrido diversos grados de violencia de género, como violaciones o feminicidios.

Pero hoy quiero hablar de algunos casos de mujeres que también tienen sus propias luchas, activistas sociales o simples ciudadanas creando alternativas que son amenazadas o intimidadas desde los gobiernos locales. Estoy hablando de personas como Diana Bobadilla, mujer ejemplar que vela por la recuperación de espacios urbanos y el cuidado del medio ambiente en Metepec y el Valle de Toluca, o Kiki Preisser, quien se encarga de un espacio sin fines de lucro para la convivencia de un grupo de adultos mayores.

Debemos voltear a ver a nuestras vecinas, amigas, colegas para entender si encabezan o son parte de un grupo organizado de persona con un fin común. Necesitamos ayudar a protegerlos y a darles voz frente a las injusticias que cometen quienes están en diversos espacios de poder.

La sociedad civil puede gritar, pintar, romper, como lo han hecho las compañeras feministas de todos los estados; pero también hay mujeres que emprenden, crean iniciativas de ley, se amarran a árboles o cuidan las entradas de sus hogares compartidos para ayudar a otros. Las mexicanas emprendimos el grito de guerra hace 210 años y no lo hemos soltado porque este país no nos permite darnos el lujo de dejar de luchar contra lo injusto, aun a pesar de nuestra propia seguridad.

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Lic. Paulina Lemus Hernández

Columnista de El Sol de TolucaMaestrante en Estudios Latinoamericanos

Activista social

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