Ocho años sin Daniel Sada

Sada consolida su talento poético en la narrativa, un caso único en la historia literaria: un poeta que escribe novelas

Por Andrea Balanzario Gutiérrez | El Sol de Toluca

  · sábado 31 de agosto de 2019

Especial

En noviembre (el 18), se cumplirán ocho años de la ausencia física de este extraordinario narrador, poeta y tallerista mexicano y un ser humano tan gentil, tan generoso en sus clases como tallerista y siempre accesible a quien quisiera conocerlo y conversar con él en su departamento de la Condesa, ver su mesa de trabajo e imaginarlo en plena escritura, con una permanente sonrisa, la misma sonrisa con la que se lee su obra.

Como tantas afortunadas coincidencias, un día, en una librería, en un mar editorial, llamó mi atención una portada con dos hermanas, gemelas idénticas, con cara de pícaras. No me equivoqué al comprarlo. Es un libro espectacular. Con esta primera lectura fue suficiente para volver a la librería para comprar, uno a uno, todos los libros de Sada: Lampa vida, Albedrío, Porque parece mentira la verdad nunca se sabe, Luces artificiales, Ritmo delta, Casi nunca, A la vista y El lenguaje del juego.

Su eje narrativo fue su infancia

Nació en Mexicali (Baja California) en 1953. Con pocos años lo llevaron a Sacramento, en Coahuila, es ese espacio desértico, con el calor asfixiante y los personajes que parecen fantasmas levitando del suelo, donde Sada consolida su talento poético en la narrativa, un caso único en la historia literaria: un poeta que escribe novelas.

Creó y desarrolló el estilo “sadiano” porque es exigente en el aspecto literario, pero al mismo tiempo siempre amable con sus lectores.

Escritor del paisaje

Me dijo Sada, “tuve la suerte de vivir mi infancia en el campo, cerca de los cerros; los subía bien chamaco y ahí me quedaba todo el día hasta que oía a mi madre llamándome para merendar”. Así, con toda la seguridad que ahora ni imaginamos, vivió Sada esos primeros años que lo forjaron como el escritor cuya magia es parecida a la de Rulfo: extrae del paisaje lo esencial, casi lo que es imposible aprehender con palabras, para transportarnos al desierto y sus personajes; pero, leer a Sada su lector tiene una sensación de bienestar, como si la narrativa de Sada tuviera la facultad de llevarnos a esos primeros años, a la sensación de seguridad de sus paisajes en Coahuila.

Sus cuentos y novelas tienen la capacidad de abstraer a sus lectoras, de llevarlas por arte de su talento, a las dunas, a lejanos caseríos sombreados por huizaches, donde el habla norteña, tan golpeada y brusca en boca de sus personajes nos hace reír a carcajadas.

Se lee a Sada con una sonrisa permanente porque es ahí, en el desierto, donde se forjó Daniel Sada como (según mi opinión) el mejor escritor mexicano, porque, además de su reconocido talento, tuvo en su vida la generosidad de ser coherente, es decir, su obra es él mismo, así de divertido, sencillo, accesible y erudito es Daniel Sada.

Poeta y narrador

Cuando una persona dedicada a la poesía escribe cuento o novela, se nota el cuidado para elegir cada palabra, sopesarla, evaluarla en su función dentro de cada oración y párrafo. Lo imagino leyendo su narrativa en voz alta para comprobar la música inherente de la poesía en sus novelas.

Compra los libros de Daniel Sada

Empieza por favor con Una de dos, sigue con Albedrío y luego fíjate en la cronología de sus libros, porque fue muy exigente con él mismo, con cada título publicado su propia autoexigencia es notable. Sus libros están en Alfaguara, Tusquets y Anagrama. Sigue escribiendo donde estés Daniel…