Prevalece tradición de jugar bromas el Día de los Santos Inocentes

Sustos y adelantar o atrasar la hora del reloj, las más concurridas

Elizabeth Ríos

  · jueves 28 de diciembre de 2017

Imagen ilustrativa.

Toluca, México.- Cada 28 de diciembre más de una persona llega a ser víctima de una broma pesada o ‘leve’, pues en este día, tradicionalmente conocido como el “Día de los Santos Inocentes”, varios ponen a prueba la “inocencia” de amigos, familiares y hasta desconocidos.

Pese a que el Día de los Santos Inocentes tiene su origen en el año del nacimiento del Niño Jesús, según la Biblia, se desconoce el momento exacto en que se convirtió en una fecha para jugar bromas de diferentes modalidades para reírse de más de una persona.

De acuerdo con pasajes bíblicos, el Rey Herodes ‘El Grande’ ordenó la matanza de todos los niños menores de dos años de edad nacidos en Belén, con la finalidad de acabar con la vida de quien años más tarde se convertiría en ‘El Mesías’, sin embargo, hoy día, cada 28 de diciembre es la fecha perfecta para reírse y tomar las cosas con humor.
 

MEXICANOS CONTINÚAN CON TRADICIÓN DE JUGAR BROMAS

Pese al transcurrir del tiempo, la ‘tradición’ de jugar bromas a familiares, amigos y otros se ha mantenido, motivo por el cual en reiteradas ocasiones se ha lanzado la recomendación de no creerse todo lo que se diga durante un 28 de diciembre.

Tras una consulta con ciudadanos realizada por esta casa editorial, tres de cada cinco manifestaron ser partícipes o autores de bromas a familiares y amigos principalmente, siendo los sustos por alguna situación y el adelantar o atrasar la hora del reloj las más concurridas.

“Cuando estaba chavito le dije a mi mamá que había embarazado a la chava que era mi nova; me acuerdo que estaba en tercero de secundaria y mis hermanas me ayudaron a armar la broma de tal manera que mi mamá se lo creyó. Estuvo muy enojada todo el día y hasta me corrió de la casa, cuando le dijimos que todo había sido una broma, me dejó de hablar y me costó trabajo contentarla”, explicó Saúl Martínez, habitante de la colonia Morelos.

Incluso en los centros de trabajo se han registrado bromas pesadas, sin importar que el ‘jefe’ sea la víctima.

“Hace dos años le hicimos una broma a mi jefe, adelantamos el reloj dos horas y ese día nos dejó salir ese tiempo más tarde, pero al otro día nos castigó porque al llegar a su casa se percató de la broma”, refirió un empleado de una mercería.