Con el propósito de incentivar la autosuficiencia en familias de bajos recursos, el Banco de Alimentos del Estado de México continúa con su programa de Huertos Familiares que principalmente atiende la zona mazahua de la entidad, a través de los cuales las y los beneficiarios cosechan vegetales orgánicos, como calabacitas, zanahoria, lechuga, jitomate, cebolla, pepino, acelga, espinaca, cilantro y papas.
Esta verdura es comercializada por las familias beneficiarias, lo que les brinda la posibilidad de generar recursos económicos, además de brindarles alimento orgánico de la más alta calidad.
De acuerdo con Alberto Canul Juárez, presidente del Banco de Alimentos mexiquense, actualmente suman 76 huertos familiares, los cuales están distribuidos en municipios como San Felipe del Progreso, San José del Rincón y Almoloya de Juárez.
“Acabamos de iniciar 11 huertos más de los que teníamos, 9 de ellos son patrocinados por el Monte de Piedad”, explicó Alberto Canul Juárez, quien informó que suman 76 huertos familiares, varios de ellos con una antigüedad superior a cinco años.
La capacitación es primordial
El responsable del BAMX en la entidad sostuvo que para que una familia pueda ser beneficiaria del programa de Huertos Familiares, inicialmente deben recibir una capacitación, a través de la cual aprenden el mecanismo de cultivo de las distintas hortalizas.
Otro requisito primordial, es que las familias deben tener un terreno en el que puedan realizar sus cultivos.
“El 80% de la población (beneficiaria) está en zonas rurales, es decir tienen terreno, otro requisito indispensable es que tengan acceso al agua, ya sea a través de un pozo, una cisterna o algún otro mecanismo, pero que sí tengan acceso al líquido suficiente porque lo van a necesitar”, puntualizó Alberto Canul.
Por huerto, las familias pueden cultivar entre 10 y 12 variedades de vegetales, mismos que regularmente son vendidos en los tianguis y mercados locales de los poblados aledaños en su mismo municipio.
Sin embargo, otra gran bondad de este negocio es que los vegetales cosechados se pueden comercializar entre vecinos, con lo cual las familias que los cultivan disminuyen sus gastos de logística de venta.
Monitoreo constante
Alberto Canul dio a conocer que cada uno de los huertos financiados entre el Banco de Alimentos y otros colaboradores, debe ser sometido a una supervisión semanal durante el primer año de vida, pues de esta manera se verifica su pleno y sano desarrollo. Posteriormente, estas revisiones se realizan una vez al mes.
