¿Te imaginas ver tu árbol de navidad natural transformado en un alhajero, un florero o un porta lapicero?
Lo anterior es posible gracias a la imaginación y trabajo de las y los artesanos de San Antonio La Isla y Rayón, Estado de México, quienes año con año reciben el 10% de los árboles de navidad acopiados por la Protectora de Bosques del Estado de México (Probosque) durante la campaña de reciclaje de árboles navideños naturales.
Francisco Díaz Zetina es uno de los beneficiarios de esa madera para este año. Por más de 45 años, el artesano del municipio de Rayón se ha dedicado a la elaboración y comercialización de artículos utilitarios y juguetes tradicionales hechos con madera, oficio que aprendió de su padre.
Si bien en años anteriores Don Francisco había trabajado en la elaboración de juguetes tradicionales de madera, en los últimos años dio un giro a su negocio y decidió crear artículos utilitarios que fueran más allá de una cuchara o un molinillo.
Fue así como surgió la idea de realizar alhajeros, portalápices, floreros, dulceros y otros, mismos que se realizan 100% a mano.
“El ingenio que uno tiene como artesano es lo que nos motiva a innovar cosas, vemos artículos cotidianos que regularmente están hechos con otros materiales, como el cristal o el plástico y de ahí surgen las ideas de recrearlo pero con madera”, comentó el artesano.
Debido a que sus artesanías están hechas completamente a mano, invierte no menos de un día en la realización de cada pieza.
Y es que, además del tallado, se debe pintar y barnizar cada una de las artesanías, labor que realizan Don Francisco y su esposa.
Los costos de cada creación dependen del diseño y tamaño, pero rondan los 200 pesos como mínimo y 500 pesos en el caso de los alhajeros, mientras que los floreros se venden a 600 pesos.
“Dependiendo el tamaño y la pieza es el precio, no podemos subirle mucho tampoco porque si no, no nos la compran, en muchos casos el tamaño es casi lo mismo porque el trabajo no se diferencia mucho, algún detallito extra, pero no por eso les vamos a cobrar más, siempre le damos buen precio a los clientes para que se lleven nuestro trabajo”, agregó.
“Yo nunca he trabajado, porque disfruto lo que hago”
Para Francisco Díaz el buscar otro oficio a lo largo de su vida no fue opción.
“Yo nunca he trabajado, porque disfruto mucho lo que hago, me gusta mucho, y nunca me imaginé haciendo otra cosa, esto lo aprendí de mi padre y es algo que me ayudó a sacar adelante a mi familia, a mi esposa y mis cuatro hijas y a mi hijo”, dice orgulloso.
Con los ingresos que obtuvo haciendo sus artesanías de madera, Don Francisco pudo costear las carreras profesionales de tres de sus hijas, que actualmente se desempeñan en la rama de la salud, el estilismo y la química, mientras que su hijo es ingeniero en sistemas.
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“Gracias a este oficio tan hermoso que Dios me dio, a mí papá que me enseñó y mis compañeros artesanos que también me han ayudado a salir adelante, fue como logramos salir adelante todos estos años y hasta la fecha”, concluyó.