Hace una semana, a unos metros de donde se detuvieron las camionetas que llevan a la gente que marcha por el feminicidio de Jaqueline, encontraron el cuerpo de la adolescente mazahua. Su padre, Carlos López, es quien dirige la caravana y pidió que salieran de ese punto para llegar al centro de San Felipe del Progreso, donde se reunieron para protestar.
El viernes 13 de mayo la menor fue localizada en ese paraje, luego de haber acudido a un baile en su pueblo, en Choteje. El lugar es un recóndito pueblo mazahua enclavado en el norte del Estado de México.
Extravío
Ese día que Jaqueline desapareció, había fiesta patronal en el pueblo. Celebraban a la virgen de Fátima, dice Carlos López, padre de la adolescente.
"Era la fiesta y hubo baile, nosotros también andábamos ahí por eso no nos habíamos preocupado", explicó el padre de la joven.
Supieron del hallazgo del cuerpo hasta el siguiente día por la tarde, cuando debieron acudir al Semefo de Ixtlahuaca para reconocer el cadáver.
"Fue su mamá quien la reconoció, ella pasó a verla", revela Carlos mientras marcha a paso rápido entre la caravana que salió este viernes de Choteje.
Carlos va con unas botas puestas y acostumbrado a andar con el sol a plomo, pero aún así reciente el recorrido. Aunque igual que el resto, no detiene el paso.
"Ella era mi hija mayor, ya no vivía con nosotros, estaba con sus abuelitos y nosotros en otro pueblo vecino, por eso no supimos que había desaparecido del baile", revela Carlos López.
El norte bondadoso
Aquí en el norte del estado la caminata ha sido larga y la fatiga aún más, pero en cada punto que la caravana se detiene hay un sitio que les ofrece agua. Les bendice y les augura buen camino.
"Es poquito lo que podemos ayudar, al menos un vaso con agua", dice un hombre quien con su familia sirvió una mesa y, al paso de la gente, les fue extendiendo un vaso con agua.
Más adelante, el hecho se repite. Otro puesto con botellones de agua recibió a los pobladores de Choteje y el resto de comunidades que se fueron sumando a la marcha.
En cierto modo, el norte es bondadoso y explaya su solidaridad con los que ahora están en tragedia.
La caravana de niños y niñas no miró si el sol era recio este viernes, si había que caminar demasiado y gritar más, salieron y marcharon por kilómetros para exigir justicia.
Son más los de a pie, y al frente van niños y niñas gritando, y pareciera que intentan aplacar el sol.