En el Andador Constitución de Toluca, donde se ubican dos fuentes que han surtido de agua todo el día, las mamás y las familias se han acercado para sentarse a comer helados. Es el sitio del centro de la ciudad donde hubo más gente el Día de las Madres.
También en el puesto de flores que está en el corredor de los Portales, el que vende los ramos de girasoles y rosas, es el más solicitado, se llevan de un ramo, de los adornados con el cono de papel y por este día subieron de precio.
El centro, este miércoles, fue un gran paseo, en el estricto sentido gráfico y literal de la palabra. No parece otro día ordinario. Hay tasas con chocolates decoradas con un listón que se ofrecen de a 50 y 60 pesos. El regalo idóneo, dice la vendedora que los oferta sobre la banqueta de Miguel Hidalgo.
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Los hijos salieron a pasear con mamá y todo fue júbilo, ni porque comenzó a llover antes de las tres de la tarde.
La rutina fue sencilla: comerse un raspado, caminar lento y sentarse al lado de la fuente de agua.
“Deme uno de a 20 para mi mami”, dice una señorita sonriente al joven que raspa el hielo en su camioncito.
Otro regalo perfecto entre los paseantes del centro fue un globo que flota dentro de otra esfera de hule con la frase “Feliz Día de las Madres”. O por qué no formarse en la máquina de los conos para un helado de vainilla. Y seguir caminando por los portales aunque sea miércoles.
La otra rutina fue comer unos dorilocos y tomarse una foto. O la foto con el señor de la tienda, el personaje que se hizo famoso en redes sociales y que anduvo en el centro repartiendo saludos.
Comer unas palomitas del expendio y caminar lento viendo el espectáculo de “gentes” tan diversas e iguales que salieron a lo mismo este día.
Los accesos de las tiendas de ropa femenina los adornaron con globos blancos y rosas. En los restaurantes de la Concha Acústica se colocaron unos arcos también de globos y hay anuncios grandes que recuerdan que es día de cortesías para las madrecitas.
También tocan los tríos, y entonan una que dice: “el mar y el cielo y parece que se juntan”. También una rondalla que se detuvo frente a una fonda de comida le cantó a las madrecitas, que no dudaron en grabar las canciones.
Más allá, por la Concha Acústica, el restaurante con recetas oaxaqueñas estuvo repleto. En las mesas se extendieron más de seis sillas y las anfitrionas fueron ellas, las “jefecitas”, a las que ya les habían hecho reservación.
“Solo por hoy suben de precio”, suena de nueva cuenta la frase del vendedor de flores.