Un gobierno refleja sus prioridades en el presupuesto, estamos frente a un PEF 2024 que da la espalda a las grandes necesidades de las familias mexicanas, pero, sobre todo, ignora principios fundamentales como priorizar el interés superior de la niñez, la progresividad del gasto y la no regresión, con una disminución que asciende a 2,000 MDP, se compromete el presente y futuro de lo más valioso que tenemos, en un país donde viven casi 40 millones de niñas, niños y adolescentes lo que representa el 35% de la población, se pone de manifiesto la clara simulación, pero, sobre todo, el desinterés de esta administración cuando de quienes no votan se trata.
Según datos de la medición multidimensional de la pobreza de CONEVAL 2022, es en la primera infancia donde se encuentra la población más pobre del país, el 54% de este sector enfrenta las mayores carencias sociales. Ante esta alarmante situación, los recursos asignados no solamente son insuficientes, si no completamente indiferentes, pues al paso de los años se han ido reduciendo en más del 30%.
Para el 2024, se disminuyen más de 29 mil mdp al ramo 12 salud, desapareciendo el programa de Atención a la Salud y Medicamentos Gratuitos, inaceptable frente a la terrible crisis de desabasto que ha costado la vida a miles de niñas y niños.
El Programa Nacional de Vacunación no crece, teniendo en cuenta que en 2023 le redujeron más del 50% y esta propuesta no contempla ese déficit, hoy solo 3 de cada 10 niñas y niños cuentan con un esquema de vacunación completo. El Programa de Abasto Social de Leche no presenta crecimiento en términos reales con respecto al año pasado, afectando el derecho a la alimentación nutritiva y de calidad.
Aún con cifras y diagnósticos alarmantes que nos ubican en los primeros lugares en obesidad infantil y diabetes, no existe incremento para el Programa de Prevención y Control de Sobrepeso, Obesidad y Diabetes, al cual el año anterior le disminuyeron 40.5%.
El gasto educativo no impulsa una visión de largo plazo, deja de lado, UNA VEZ MÁS, la educación inicial y la calidad escolar. Esto debe alertarnos teniendo en cuenta que 8 de cada 10 estudiantes no alcanza los conocimientos requeridos en su nivel educativo y poco más de 5 millones no van a la escuela.
Estamos frente a un presupuesto que refleja su interés en la próxima elección, no en la próxima generación. No podemos renunciar a nuestra obligación de representar, defender y garantizar los derechos de lo más importante que tenemos.
La infancia mexicana es espectadora y no tiene futuro en el supuesto “presupuesto histórico 2024”, de 9 billones de pesos, histórico es el crecimiento de la deuda en 59% y la incalculable hipoteca al destino de nuestra niñez.
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