/ martes 17 de octubre de 2023

El tintero de las musas | Otra vez mujeres adolescentes

Frente al fenómeno de la super especialización y del desmigajamiento de métodos y de temas, estamos asistiendo a un movimiento en sentido contrario –aunque todavía débil— de reunificación de géneros. Hablamos de la propensión de la historia social más que de la historia económica.

El presentismo ambiental, la idea de que el mañana será igual al presente, y que el pasado no interesa, de que la historia llegó a su fin, nos obliga a variar el orden de los factores en la vieja relación pasado/presente/futuro: hay que estudiar el pasado para conquistar el futuro y comprender así mejor el presente, a fin de transformarlo. La crítica esencial al presente es demostrar aquí y ahora, como lo hacen los historiadores, que existe el futuro.

Y no se trata de que los historiadores tengan que ser profetas o adivinos, ni siquiera de coadyuvar en una transformación social, sino de algo mucho más simple: ayudar a que el hombre y la mujer de hoy en día vean claro que hay futuros alternativos, que el futuro existe porque existe el pasado, y nosotros lo sabemos mejor que nadie.

Ciertamente una nueva historia social que asuma el rol de la mentalidad y de la política, del género y del lenguaje, del acontecimiento y del individuo, y que conecte con la historiografía marxista inglesa, sin duda alguna la aportación más sobresaliente de la historia social a la historiografía del siglo XX, pasó obligado para algo tan indispensable hoy como volver a estudiar los protagonistas colectivos de la historia.

Sigue siendo imprescindible por consiguiente la historia social, una historia social renovada que, por lo demás, ya está en marcha, a partir de la mejor tradición angloamericana.

Frente al fenómeno de la super especialización y del desmigajamiento de métodos y de temas, estamos asistiendo a un movimiento en sentido contrario –aunque todavía débil— de reunificación de géneros, como ya hemos comentado arriba, al hablar de la propensión de la historia social más que de la historia económica.

Pero eso es la historia. ¿Y si hablamos de la realidad de y en nuestro Estado? Pues allí les van otros datos que son de verdad urgentes e inimaginables. Aquí no se trata de pensar en la historia y lo que puede suceder. Hablamos de verdad de lo que está sucediendo alrededor de muchas muchachitas mujeres de zonas urbanas marginadas.

El Consejo de Población de nuestro estado, aseguró que el Estado de México se encuentra en el séptimo lugar nacional de embarazos adolescentes de 13 a 19 años de edad. Por ello, para controlar el problema el gobierno implementó acciones para difundir los riesgos y las consecuencias de formar una familia a temprana edad, dicen.

La verdadera preocupación es conocer quiénes son los padres de los menores nacidos de la población adolescente del estado. Toda vez que en los centros de salud y hospitales no toman datos sobre el padre, sólo sobre la madre y es probable que muchos de ellos sean hijos de varones de la misma edad, aunque no sabemos si son hombres mayores o los mismos compañeros de la escuela los responsables de la paternidad. O esto sucede en sus casas, dentro.

Debe ser una preocupación latente para el gobierno estatal, pues en el estado hay una población de 12 a 19 años de un millón 150 mil mujeres y un millón 120 mil hombres, de ellos, la población adolescente es del 15.22 por ciento. “El índice de embarazo es de 12 por ciento del total de un millón 150 mil mujeres registradas, siendo los municipios más poblados en donde prevalece el número de mujeres en edad joven con hijos, entre ellos Ecatepec y Tlalnepantla.

Los de menor cifra de embarazos son los rurales, como San José del Rincón, Huehuetoca, San Felipe del Progreso, pero responde al número de habitantes, “El comportamiento de este tema ha sido igual en años, no ha reducido ni aumentado, pero les quiero comentar que el índice de embarazos es necesario atenderlo.

Ojalá que suceda pronto. Estas chiquitas son más importantes de lo que podemos imaginar.

gildamh@hotmail.com

Frente al fenómeno de la super especialización y del desmigajamiento de métodos y de temas, estamos asistiendo a un movimiento en sentido contrario –aunque todavía débil— de reunificación de géneros. Hablamos de la propensión de la historia social más que de la historia económica.

El presentismo ambiental, la idea de que el mañana será igual al presente, y que el pasado no interesa, de que la historia llegó a su fin, nos obliga a variar el orden de los factores en la vieja relación pasado/presente/futuro: hay que estudiar el pasado para conquistar el futuro y comprender así mejor el presente, a fin de transformarlo. La crítica esencial al presente es demostrar aquí y ahora, como lo hacen los historiadores, que existe el futuro.

Y no se trata de que los historiadores tengan que ser profetas o adivinos, ni siquiera de coadyuvar en una transformación social, sino de algo mucho más simple: ayudar a que el hombre y la mujer de hoy en día vean claro que hay futuros alternativos, que el futuro existe porque existe el pasado, y nosotros lo sabemos mejor que nadie.

Ciertamente una nueva historia social que asuma el rol de la mentalidad y de la política, del género y del lenguaje, del acontecimiento y del individuo, y que conecte con la historiografía marxista inglesa, sin duda alguna la aportación más sobresaliente de la historia social a la historiografía del siglo XX, pasó obligado para algo tan indispensable hoy como volver a estudiar los protagonistas colectivos de la historia.

Sigue siendo imprescindible por consiguiente la historia social, una historia social renovada que, por lo demás, ya está en marcha, a partir de la mejor tradición angloamericana.

Frente al fenómeno de la super especialización y del desmigajamiento de métodos y de temas, estamos asistiendo a un movimiento en sentido contrario –aunque todavía débil— de reunificación de géneros, como ya hemos comentado arriba, al hablar de la propensión de la historia social más que de la historia económica.

Pero eso es la historia. ¿Y si hablamos de la realidad de y en nuestro Estado? Pues allí les van otros datos que son de verdad urgentes e inimaginables. Aquí no se trata de pensar en la historia y lo que puede suceder. Hablamos de verdad de lo que está sucediendo alrededor de muchas muchachitas mujeres de zonas urbanas marginadas.

El Consejo de Población de nuestro estado, aseguró que el Estado de México se encuentra en el séptimo lugar nacional de embarazos adolescentes de 13 a 19 años de edad. Por ello, para controlar el problema el gobierno implementó acciones para difundir los riesgos y las consecuencias de formar una familia a temprana edad, dicen.

La verdadera preocupación es conocer quiénes son los padres de los menores nacidos de la población adolescente del estado. Toda vez que en los centros de salud y hospitales no toman datos sobre el padre, sólo sobre la madre y es probable que muchos de ellos sean hijos de varones de la misma edad, aunque no sabemos si son hombres mayores o los mismos compañeros de la escuela los responsables de la paternidad. O esto sucede en sus casas, dentro.

Debe ser una preocupación latente para el gobierno estatal, pues en el estado hay una población de 12 a 19 años de un millón 150 mil mujeres y un millón 120 mil hombres, de ellos, la población adolescente es del 15.22 por ciento. “El índice de embarazo es de 12 por ciento del total de un millón 150 mil mujeres registradas, siendo los municipios más poblados en donde prevalece el número de mujeres en edad joven con hijos, entre ellos Ecatepec y Tlalnepantla.

Los de menor cifra de embarazos son los rurales, como San José del Rincón, Huehuetoca, San Felipe del Progreso, pero responde al número de habitantes, “El comportamiento de este tema ha sido igual en años, no ha reducido ni aumentado, pero les quiero comentar que el índice de embarazos es necesario atenderlo.

Ojalá que suceda pronto. Estas chiquitas son más importantes de lo que podemos imaginar.

gildamh@hotmail.com