/ lunes 28 de junio de 2021

Otra Mirada | Los dilemas de la democracia


Es bien sabido que la democracia no es el paraíso, sin embargo, sí es hasta el día de hoy la mejor forma de gobierno que permite la aspiración de acercarnos a una sociedad más justa e igualitaria en razón de la serie de derechos fundamentales que tutela y la forma en la que se organiza.

Desde su raíz demos que significa pueblo y kratos que es poder; las sociedades contemporáneas y liberales tienen claro que la soberanía reside en el poder del pueblo quien tiene el inalienable derecho de cambiar su forma de gobierno.

Así las elecciones son una parte fundamental en los sistemas democráticos pues es a través de ellas que la ciudadanía ejerce su derecho de elegir a quienes serán sus representantes para atender sus demandas.

Ahora bien, si la democracia es lo mejor que tenemos ¿Cuáles son los dilemas de la misma? ¿Cuál es esa problemática que coexiste permanentemente? ¿Qué es lo que debe ser modificado para fortalecerla?

Respecto de la primera pregunta la propia génesis de la democracia presenta un dilema basado en la desconfianza que hace que el régimen democrático tenga características de ser vigilado, distribuido y controlado para que funcione correctamente.

El poder no puede estar concentrado en una sola persona, en un solo grupo, eso era muy común que ocurriera hace 40 años cuando existía un solo partido en el poder: el PRI. A partir de una serie de reformas constitucionales en materia electoral se logró un cambio importante que dio paso a la pluralidad de fuerzas políticas actuando en diferentes espacios generando un sistema de pesos y contrapesos, éstos son parte de la respuesta al segundo cuestionamiento y que tiene que ver en cómo funcionan en la realidad.

Pues aún con su beneficio en muchas ocasiones esta vigilancia y control necesarios se utilizan para crear suspicacia y critica de quienes ocupan espacios de representación, en este sentido lamentablemente la historia política de nuestro país y de la entidad mexiquense ha dado cuenta de actos contrarios a la democracia como corrupción y uso indebido del poder, ahí parte de uno de los dilemas.

A unos días de haber pasado la elección más grande de la historia se hace patente fortalecer a la democracia. Un punto importante es considerar a la ciudadanía no solo para las urnas sino como la mayor virtud que tiene el régimen democrático.

Se debe robustecer a la sociedad civil, atender los problemas y denuncias de la ciudadanía, de los colectivos de feministas, defensores de derechos humanos, ecologistas, periodistas y todos aquellos grupos históricamente discriminados.

En una democracia incipiente como la nuestra más nos valdría hacer parte a los y las ciudadanas de la política, la misma no puede seguir concentrándose en grupos de poder que le den la vuelta a la realidad social de pobreza y desigualdades que es palpable.


Es bien sabido que la democracia no es el paraíso, sin embargo, sí es hasta el día de hoy la mejor forma de gobierno que permite la aspiración de acercarnos a una sociedad más justa e igualitaria en razón de la serie de derechos fundamentales que tutela y la forma en la que se organiza.

Desde su raíz demos que significa pueblo y kratos que es poder; las sociedades contemporáneas y liberales tienen claro que la soberanía reside en el poder del pueblo quien tiene el inalienable derecho de cambiar su forma de gobierno.

Así las elecciones son una parte fundamental en los sistemas democráticos pues es a través de ellas que la ciudadanía ejerce su derecho de elegir a quienes serán sus representantes para atender sus demandas.

Ahora bien, si la democracia es lo mejor que tenemos ¿Cuáles son los dilemas de la misma? ¿Cuál es esa problemática que coexiste permanentemente? ¿Qué es lo que debe ser modificado para fortalecerla?

Respecto de la primera pregunta la propia génesis de la democracia presenta un dilema basado en la desconfianza que hace que el régimen democrático tenga características de ser vigilado, distribuido y controlado para que funcione correctamente.

El poder no puede estar concentrado en una sola persona, en un solo grupo, eso era muy común que ocurriera hace 40 años cuando existía un solo partido en el poder: el PRI. A partir de una serie de reformas constitucionales en materia electoral se logró un cambio importante que dio paso a la pluralidad de fuerzas políticas actuando en diferentes espacios generando un sistema de pesos y contrapesos, éstos son parte de la respuesta al segundo cuestionamiento y que tiene que ver en cómo funcionan en la realidad.

Pues aún con su beneficio en muchas ocasiones esta vigilancia y control necesarios se utilizan para crear suspicacia y critica de quienes ocupan espacios de representación, en este sentido lamentablemente la historia política de nuestro país y de la entidad mexiquense ha dado cuenta de actos contrarios a la democracia como corrupción y uso indebido del poder, ahí parte de uno de los dilemas.

A unos días de haber pasado la elección más grande de la historia se hace patente fortalecer a la democracia. Un punto importante es considerar a la ciudadanía no solo para las urnas sino como la mayor virtud que tiene el régimen democrático.

Se debe robustecer a la sociedad civil, atender los problemas y denuncias de la ciudadanía, de los colectivos de feministas, defensores de derechos humanos, ecologistas, periodistas y todos aquellos grupos históricamente discriminados.

En una democracia incipiente como la nuestra más nos valdría hacer parte a los y las ciudadanas de la política, la misma no puede seguir concentrándose en grupos de poder que le den la vuelta a la realidad social de pobreza y desigualdades que es palpable.