/ sábado 10 de febrero de 2018

Política en Blanco Y Negro

Injerencia en tiempos electorales

La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de este. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno. (Artículo 39 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos).

En sentido ideal y estricto, cada nación, en este caso la mexicana, está facultada para ejercer el poder a través de los medios que instaure y crea pertinentes para tal efecto, mostrándose en todo momento, autónoma e independiente; sin embargo, la historia muestra una y otra vez un fenómeno llamado injerencia, hoy muy escuchado en vísperas del inicio de las campañas electorales mexicanas de 2018.

Entre las acepciones que la Real Academia de la Lengua Española tiene para este vocablo, se contempla: a. Entremeterse, introducirse, en una dependencia o negocio. Justo como aquello que en días pasados se reputa está realizando Rusia dentro del proceso electoral mexicano.

La noticia ahora conocida, tomó revuelo a partir de la columna que el periodista León Krauze redactara hace unas semanas y en la cual hace referencia a un posible apoyo que va dirigido desde Kremlin hacia la alianza Juntos Haremos Historia que integran los Partidos Políticos Morena, PES y PT, con motivo de establecer un nexo con aquel país y conformar de facto un bloque mundial con intereses que favorezcan a Moscú.

Es claro que por sí mismo el tema desate polémica ¿Qué interés podría tener un país que se encuentra tan lejos de México en nuestro proceso electoral? Incluso el embajador ruso en México, Eduardo Malayan, ya se ha pronunciado al respecto, subrayando que si bien existe un interés por las elecciones, el mismo corresponde a las que tendrán lugar en Rusia y no a las que sucedan en el extranjero.

Por su parte, Rex Tillerson, secretario de Estado de nuestro vecino del norte, se ha manifestado sobre el mismo tema, pidiendo tener cuidado sobre la actuación rusa en los siguientes meses; pareciera que México se encuentra por momentos dentro de un nuevo episodio de la guerra fría, librada entre las potencias de antaño, sin embargo, ¿A caso no es injerencia también la de Estados Unidos al verter estas opiniones? Por supuesto que ambas lo son.

Ya en el campo de los hechos, y específicamente sobre el primero de los ejemplos, no se puede negar que en los últimos meses se han señalado a agentes provenientes de Rusia como factores de peso en los más diversos y también en los más importantes sucesos de corte político en los últimos años, basta teclear en la web para darse cuenta cómo, especialmente en el campo de informática, se ha señalado a la injerencia rusa en el Brexit, en el referéndum de Cataluña, en las elecciones francesas y por supuesto en las últimas elecciones norteamericanas que favorecieron dicho sea de paso a Donald Trump, luego entonces, la idea de que pudiera ser puesta en práctica en México ya no es descabellada.

No sería, ni tampoco será la primera vez que la soberanía nacional a la que aludimos en el primer párrafo de esta nota trate de ser invadida, avasallada a ciertos intereses; la injerencia como lo hemos mencionado, será siempre una actividad común en el ámbito político, y dadas la referencias que hemos vertido y que han sucedido en otras latitudes, corresponde a cada lector sacar sus conclusiones respecto al caso ruso que hoy está sobre la mesa.

La solución, si así puede llamarse, como en otras ocasiones, se encuentra en la conciencia y el conocimiento que cada sociedad tenga sobre estos hechos, sabiendo de antemano que hoy en día fenómenos como la globalización abren puertas de todo tipo.

Injerencia en tiempos electorales

La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de este. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno. (Artículo 39 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos).

En sentido ideal y estricto, cada nación, en este caso la mexicana, está facultada para ejercer el poder a través de los medios que instaure y crea pertinentes para tal efecto, mostrándose en todo momento, autónoma e independiente; sin embargo, la historia muestra una y otra vez un fenómeno llamado injerencia, hoy muy escuchado en vísperas del inicio de las campañas electorales mexicanas de 2018.

Entre las acepciones que la Real Academia de la Lengua Española tiene para este vocablo, se contempla: a. Entremeterse, introducirse, en una dependencia o negocio. Justo como aquello que en días pasados se reputa está realizando Rusia dentro del proceso electoral mexicano.

La noticia ahora conocida, tomó revuelo a partir de la columna que el periodista León Krauze redactara hace unas semanas y en la cual hace referencia a un posible apoyo que va dirigido desde Kremlin hacia la alianza Juntos Haremos Historia que integran los Partidos Políticos Morena, PES y PT, con motivo de establecer un nexo con aquel país y conformar de facto un bloque mundial con intereses que favorezcan a Moscú.

Es claro que por sí mismo el tema desate polémica ¿Qué interés podría tener un país que se encuentra tan lejos de México en nuestro proceso electoral? Incluso el embajador ruso en México, Eduardo Malayan, ya se ha pronunciado al respecto, subrayando que si bien existe un interés por las elecciones, el mismo corresponde a las que tendrán lugar en Rusia y no a las que sucedan en el extranjero.

Por su parte, Rex Tillerson, secretario de Estado de nuestro vecino del norte, se ha manifestado sobre el mismo tema, pidiendo tener cuidado sobre la actuación rusa en los siguientes meses; pareciera que México se encuentra por momentos dentro de un nuevo episodio de la guerra fría, librada entre las potencias de antaño, sin embargo, ¿A caso no es injerencia también la de Estados Unidos al verter estas opiniones? Por supuesto que ambas lo son.

Ya en el campo de los hechos, y específicamente sobre el primero de los ejemplos, no se puede negar que en los últimos meses se han señalado a agentes provenientes de Rusia como factores de peso en los más diversos y también en los más importantes sucesos de corte político en los últimos años, basta teclear en la web para darse cuenta cómo, especialmente en el campo de informática, se ha señalado a la injerencia rusa en el Brexit, en el referéndum de Cataluña, en las elecciones francesas y por supuesto en las últimas elecciones norteamericanas que favorecieron dicho sea de paso a Donald Trump, luego entonces, la idea de que pudiera ser puesta en práctica en México ya no es descabellada.

No sería, ni tampoco será la primera vez que la soberanía nacional a la que aludimos en el primer párrafo de esta nota trate de ser invadida, avasallada a ciertos intereses; la injerencia como lo hemos mencionado, será siempre una actividad común en el ámbito político, y dadas la referencias que hemos vertido y que han sucedido en otras latitudes, corresponde a cada lector sacar sus conclusiones respecto al caso ruso que hoy está sobre la mesa.

La solución, si así puede llamarse, como en otras ocasiones, se encuentra en la conciencia y el conocimiento que cada sociedad tenga sobre estos hechos, sabiendo de antemano que hoy en día fenómenos como la globalización abren puertas de todo tipo.