/ sábado 20 de noviembre de 2021

Política en Blanco y Negro | La economía mexicana en la pandemia

La pandemia provocada por el SARS-CoV-2 ha provocado incontables daños, principalmente irreparables pérdidas humanas, asimismo, ha derivado en graves afecciones en la economía mundial, donde ni siquiera las economías más estables, se han logrado recuperar por completo, claro ejemplo es Alemania que tras caer en una nueva ola de contagios nuevamente se ha declarado en crisis sanitaria, representando un detrimento en su economía; situación que refleja el presente de Europa y en el resto del mundo.

Nuestro país siempre se ha caracterizado por sacar lo mejor de sí en las peores situaciones, claro ejemplo de ellos es el crecimiento, en las exportaciones, incluso superior a los niveles pre pandemia, donde los productos siderúrgicos, agropecuarios, electrónicos y automotrices tuvieron mucho que ver; en gran parte también se debe a las nuevas políticas implementadas en torno al nuevo Tratado de Libre Comercio México-Estados Unidos-Canadá mejor conocido como T-MEC, que está cumpliendo con sus expectativas de brindar seguridad y estabilidad al comercio internacional del que México forma parte, significando mayor certeza a los inversionistas extranjeros.

El panorama en cuanto a la recuperación económica de México de acuerdo a tales estadísticas parece muy prometedor, y si bien el comercio exterior forma parte de la salida de la crisis económica a largo plazo; no menos cierto es que el sector que más resienten las afecciones de una crisis económica y de manera inmediata, lo es el de los trabajadores, que día con día depende de un ingreso diario, en ese aspecto la realidad es otra, pues el ingreso promedio por cada habitante se muestra a la baja.

El ingreso Per Cápita, es el que en promedio percibe cada habitante del país para su subsistencia, y se obtiene de la división del ingreso nacional total entre el total de la población. El panorama es adverso tomando en consideración que las últimas proyecciones muestran datos desalentadores, pues indican que seguirá su declive. Tal situación es posible medir en el sentido que al momento de la implementación del antecesor del T-MEC, es decir, el TLCAN, en 1994, el ingreso Per Cápita Nacional respecto el de los habitantes de los Estados Unidos, representaba un 38%, pero para finales de este año de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, se estima que representa sólo el 30% y que continuará a la baja, situándose para el 2024 en un 29.3%.

Es una realidad que entre los factores determinantes se encuentra la población, la cual crece desproporcionadamente en razón del crecimiento económico, situación que debe analizarse y entenderse como sociedad y gobierno. Sin embargo, tales proyecciones también son una clara llamada de atención al sector productivo del país, para repensar y replantear estrategias en torno a la salida de la crisis económica, donde debe analizar la viabilidad de sus proyectos insignia, contemplar cambios radicales en el sector energético y en materia fiscal, debe enfocar sus políticas sí, en la atracción de inversión, pero direccionada a la creación de empleos bien remunerados, pues no se visualiza un futuro sin la subsistencia de sus habitantes con ingresos suficientes.

La pandemia provocada por el SARS-CoV-2 ha provocado incontables daños, principalmente irreparables pérdidas humanas, asimismo, ha derivado en graves afecciones en la economía mundial, donde ni siquiera las economías más estables, se han logrado recuperar por completo, claro ejemplo es Alemania que tras caer en una nueva ola de contagios nuevamente se ha declarado en crisis sanitaria, representando un detrimento en su economía; situación que refleja el presente de Europa y en el resto del mundo.

Nuestro país siempre se ha caracterizado por sacar lo mejor de sí en las peores situaciones, claro ejemplo de ellos es el crecimiento, en las exportaciones, incluso superior a los niveles pre pandemia, donde los productos siderúrgicos, agropecuarios, electrónicos y automotrices tuvieron mucho que ver; en gran parte también se debe a las nuevas políticas implementadas en torno al nuevo Tratado de Libre Comercio México-Estados Unidos-Canadá mejor conocido como T-MEC, que está cumpliendo con sus expectativas de brindar seguridad y estabilidad al comercio internacional del que México forma parte, significando mayor certeza a los inversionistas extranjeros.

El panorama en cuanto a la recuperación económica de México de acuerdo a tales estadísticas parece muy prometedor, y si bien el comercio exterior forma parte de la salida de la crisis económica a largo plazo; no menos cierto es que el sector que más resienten las afecciones de una crisis económica y de manera inmediata, lo es el de los trabajadores, que día con día depende de un ingreso diario, en ese aspecto la realidad es otra, pues el ingreso promedio por cada habitante se muestra a la baja.

El ingreso Per Cápita, es el que en promedio percibe cada habitante del país para su subsistencia, y se obtiene de la división del ingreso nacional total entre el total de la población. El panorama es adverso tomando en consideración que las últimas proyecciones muestran datos desalentadores, pues indican que seguirá su declive. Tal situación es posible medir en el sentido que al momento de la implementación del antecesor del T-MEC, es decir, el TLCAN, en 1994, el ingreso Per Cápita Nacional respecto el de los habitantes de los Estados Unidos, representaba un 38%, pero para finales de este año de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, se estima que representa sólo el 30% y que continuará a la baja, situándose para el 2024 en un 29.3%.

Es una realidad que entre los factores determinantes se encuentra la población, la cual crece desproporcionadamente en razón del crecimiento económico, situación que debe analizarse y entenderse como sociedad y gobierno. Sin embargo, tales proyecciones también son una clara llamada de atención al sector productivo del país, para repensar y replantear estrategias en torno a la salida de la crisis económica, donde debe analizar la viabilidad de sus proyectos insignia, contemplar cambios radicales en el sector energético y en materia fiscal, debe enfocar sus políticas sí, en la atracción de inversión, pero direccionada a la creación de empleos bien remunerados, pues no se visualiza un futuro sin la subsistencia de sus habitantes con ingresos suficientes.