/ martes 17 de diciembre de 2019

Rescate Tierra | Emergencia climática sin freno

Extrañaba un buen café abuelo. El frío rico de Toluca. La calidez de su gente. Hasta la sonrisa de sus políticos. Madrid es bello, pero la casa es la casa.

Me preguntan todos que ¿cómo me fue? La respuesta es, a mí bien, al planeta mal. No hubo acuerdos significativos para reducir el calentamiento de la Tierra. La emergencia climática nos alcanzó y de momento nada la detendrá.

Las proyecciones no son buenas, hay lugares del planeta donde el índice de incremento de la temperatura ya alcanzó los 3 grados centígrados, la meta era detenerlo en 2 y reducirlo a 1.5 grados. Estimaciones hechas prevén que en 100 años lleguemos a 4 grados centígrados y el mundo no será como lo conocemos. Madrid estaba frío, más frío que Toluca.

El futuro para los casi 8 mil millones de seres humanos que compartimos un pedazo de tierra es incierto, 3 mil 500 millones viven en las ciudades, las que son responsables de casi el 70% de la contaminación por bióxido de carbono y su responsabilidad en la emergencia climática es preponderante. Se calcula que para finales de siglo la población que habite en las zonas urbanas alcance los 4 mil millones de personas.

Ante el riesgo y magnitud de la emergencia no me cuadraba la actitud de Estados Unidos y China para no firmar compromisos de reducción de gases efecto invernadero y comprometerse a una transición energética limpia. Ambos son potencias mundiales, China con poco más de 1 mil 300 millones de habitantes y Estados Unidos casi 327 millones, sin olvidar que sus empresas y empresarios son en gran medida responsables de la emergencia climática que vivimos, en contraste con las más de 70 naciones que firmaron los compromisos, cuya aportación a la solución del problema apenas llega al 20%. Los grandes contaminadores tuvieron una participación aislada.

Aquí surge una pregunta, considerando que todos los habitantes del planeta sufriremos las consecuencias de la emergencia climática. ¿Por qué se resisten Estados Unidos, China y otras naciones a tener una mayor participación para atender el problema? ¿Acaso estarán previendo comprar las zonas planetarias donde pudiera ser menor el impacto? ¿De qué les servirá tener tanto dinero y poder en un mundo empobrecido y en destrucción?

Tal vez estemos ante el cumplimiento de los escenarios pronosticados por diferentes películas de ciencia ficción en que el poder económico y político es ejercido por grandes corporaciones comerciales y los ciudadanos son sólo carne de cañón, como “Blade runer” y “Recall”. Ni siquiera hay otro planeta a dónde huir, ni las condiciones científicas y tecnológicas para una emigración extraterrena.

El próximo año la COP26 será en Glasgow, Escocia. Quizá entonces la propuesta de educación y comunicación que hice para vincular al gobierno, el gran capital y la ciudadanía en la gran necesidad que tenemos de ponernos de acuerdo y actuar, tenga mayor eco.

Licenciado en Comunicación egresado de la UAEM

@pedrogmez

Extrañaba un buen café abuelo. El frío rico de Toluca. La calidez de su gente. Hasta la sonrisa de sus políticos. Madrid es bello, pero la casa es la casa.

Me preguntan todos que ¿cómo me fue? La respuesta es, a mí bien, al planeta mal. No hubo acuerdos significativos para reducir el calentamiento de la Tierra. La emergencia climática nos alcanzó y de momento nada la detendrá.

Las proyecciones no son buenas, hay lugares del planeta donde el índice de incremento de la temperatura ya alcanzó los 3 grados centígrados, la meta era detenerlo en 2 y reducirlo a 1.5 grados. Estimaciones hechas prevén que en 100 años lleguemos a 4 grados centígrados y el mundo no será como lo conocemos. Madrid estaba frío, más frío que Toluca.

El futuro para los casi 8 mil millones de seres humanos que compartimos un pedazo de tierra es incierto, 3 mil 500 millones viven en las ciudades, las que son responsables de casi el 70% de la contaminación por bióxido de carbono y su responsabilidad en la emergencia climática es preponderante. Se calcula que para finales de siglo la población que habite en las zonas urbanas alcance los 4 mil millones de personas.

Ante el riesgo y magnitud de la emergencia no me cuadraba la actitud de Estados Unidos y China para no firmar compromisos de reducción de gases efecto invernadero y comprometerse a una transición energética limpia. Ambos son potencias mundiales, China con poco más de 1 mil 300 millones de habitantes y Estados Unidos casi 327 millones, sin olvidar que sus empresas y empresarios son en gran medida responsables de la emergencia climática que vivimos, en contraste con las más de 70 naciones que firmaron los compromisos, cuya aportación a la solución del problema apenas llega al 20%. Los grandes contaminadores tuvieron una participación aislada.

Aquí surge una pregunta, considerando que todos los habitantes del planeta sufriremos las consecuencias de la emergencia climática. ¿Por qué se resisten Estados Unidos, China y otras naciones a tener una mayor participación para atender el problema? ¿Acaso estarán previendo comprar las zonas planetarias donde pudiera ser menor el impacto? ¿De qué les servirá tener tanto dinero y poder en un mundo empobrecido y en destrucción?

Tal vez estemos ante el cumplimiento de los escenarios pronosticados por diferentes películas de ciencia ficción en que el poder económico y político es ejercido por grandes corporaciones comerciales y los ciudadanos son sólo carne de cañón, como “Blade runer” y “Recall”. Ni siquiera hay otro planeta a dónde huir, ni las condiciones científicas y tecnológicas para una emigración extraterrena.

El próximo año la COP26 será en Glasgow, Escocia. Quizá entonces la propuesta de educación y comunicación que hice para vincular al gobierno, el gran capital y la ciudadanía en la gran necesidad que tenemos de ponernos de acuerdo y actuar, tenga mayor eco.

Licenciado en Comunicación egresado de la UAEM

@pedrogmez