El coronavirus puso en alerta al mundo. La amenaza de una pandemia, activo los servicios de salud del mundo. Un día antes de ser reconocida la amenaza, entrevisté a Víctor Torres, a cargo de la inteligencia epidemiológica del Estado de México, durante el gobierno de Alfredo del Mazo Maza. Víctor, compañero de prepa 4 y súper fan del equipo Toluca, me comentó de los primeros casos detectados por las redes de investigación del mundo, la identificación del virus, forma de propagación, riesgos para los humanos y forma de prevenirlo.
Su manifestación es parecida a una supergripa, afecta vías respiratorias, incremento de la temperatura, dolor muscular y la resistencia del ser humano a la enfermedad, es lo que marca el resultado.
Alertas de este tipo ha habido pocas desde que los servicios de salud global se conectan, recuerdo la del ebola, sida, H1N1, algunos avisos en amarillo por sarampión y polio y ahora el corona virus.
Las posibilidades de una pandemia están latentes. La movilidad global, los eventos mundiales, y la falta de controles sanitarios homologados, facilitan la propagación.
Me he preguntado porque se afectan las vías respiratorias cuando el cuerpo se enfría. Tal vez sea, que usamos más energía para contrarrestar el frío o la tráquea y bronquios se lesionan por el aire helado o los virus y bacterias aprovechan la desviación energética para atacar los debilitados órganos. Lo cierto es que uno enferma, y es molesto el proceso de recuperación.
En la charla con Víctor Torres, comentamos de las personas que le estornudan a uno en la cara, cuando años antes se cubrían la boca con el cuenco del brazo. El riesgo de contagio por estar en lugares concurridos con personas enfermas, como ocurrió con el sarampión y algunos casos cuyo punto de diseminación fueron los hospitales.
Corona virus, H1N1 y gripe aviar, son enfermedades propias de animales cuyos virus o bacterias, mutaron afectando al hombre, sin dejar de mencionar el sida y ebola del cual son portadores una variedad de simios.
No podemos al estilo Howard Hughes, aislarnos para prevenir un contagio. Convivimos con decenas de personas todos los días sin saber si han estado en riesgo, por visitar enfermos o estornudar sin cuidado en lugares concurridos. Podemos lavarnos las manos, cubrir la boca al toser, acceder al cuadro básico de vacunas, alimentarnos bien, cubrirnos en caso de frio y evitar estar con animales enfermos.
Co-existimos, en un mundo habitado por seres vivos entre los que se incluyen, virus, bacterias, hongos, parásitos, plantas, mamíferos, peces, reptiles, anfibios y todos estamos en este juego existencial cuyo equilibrio puede romperse al menor abuso y desembocar en una catástrofe… Prevengamos.
Licenciado en Comunicación egresado de la UAEM
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