/ lunes 20 de diciembre de 2021

#TodoComunica | Disfrutar lo que se pueda


Independientemente del momento político que se vive en el Estado de México, donde el proceso (no formal) de sucesión en la gubernatura está determinando la toma de decisiones de diferentes personajes de la política mexiquense, la sociedad en general tenemos el deseo de cerrar este 2021 -que no ha sido nada sencillo- e iniciar 2022, con la esperanza de que muchas circunstancias sean mejores.

Mientras ya circular la pregunta de ¿Quiénes serán candidatas o candidatos a la gubernatura?, la población tratamos de disfrutar estos momentos de “libertad” que el semáforo epidemiológico en color verde ha motivado. Se realizan actividades sociales que durante 18 meses estuvieron restringidas.

¿Ómicron? No hablemos de ese tema. Las autoridades mexicanas dicen que hay pocos casos en el país, mientras en otros países ya se tomaron medidas para restringir -nuevamente- la movilidad de la población, instrumentando acciones de confinamiento, con el objetivo de reducir la velocidad de contagio de la nueva variante del coronavirus que se propaga rápidamente.

El indicador gubernamental basado en el número de hospitalizaciones señala que no hay motivo de alarma, pero lo que no se ha reconocido es que mucha gente no quiere ingresar a un hospital, a pesar de la complicación que pueda acarrear la enfermedad. Prefieren montar espacios de atención a sus familiares en sus domicilios, antes que llevarlos a una clínica de salud.

Las historias del año pasado y de los primeros meses de este 2021 fueron tristes: personas que entraron al hospital sin el apoyo de algún familiar o amistad que estuviera al pendiente de su atención y pasadas algunas semanas -o incluso meses- el desenlace era fatal: la muerte de la persona hospitalizada y la entrega de sus cenizas, en cumplimiento de los protocolos establecidos por el COVID-19. Partida en soledad total.

En buena medida, esa es la razón por la que los hospitales no se han saturado. Muchas personas prefieren transitar la enfermedad en su casa, con la cercanía de su familia, aunque ello pueda significar morir.

Así que, por ahora, en un pretendido “regreso a la normalidad” -alentado por las autoridades- se trata de disfrutar lo que se pueda y reactivar la economía, porque 60 % de la población económicamente activa se encuentra en la informalidad. Como muchas personas han dicho: “si no muero de COVID, moriré de hambre”, así que se asume el riesgo.

Por lo pronto, permítame desearle felices fiestas y un nuevo año 2022 pleno de salud, alegría, paz y prosperidad junto a sus seres queridos, y exhortarle a seguir cuidándonos, porque la pandemia aún no concluye.

PERCEPCIÓN

La complicación de Morena para la elección de 2023 podría ser la lucha interna que librarán.

Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAEMéx.

Facebook: ricardo.joya.94 / Twitter: @RJoyaC



Independientemente del momento político que se vive en el Estado de México, donde el proceso (no formal) de sucesión en la gubernatura está determinando la toma de decisiones de diferentes personajes de la política mexiquense, la sociedad en general tenemos el deseo de cerrar este 2021 -que no ha sido nada sencillo- e iniciar 2022, con la esperanza de que muchas circunstancias sean mejores.

Mientras ya circular la pregunta de ¿Quiénes serán candidatas o candidatos a la gubernatura?, la población tratamos de disfrutar estos momentos de “libertad” que el semáforo epidemiológico en color verde ha motivado. Se realizan actividades sociales que durante 18 meses estuvieron restringidas.

¿Ómicron? No hablemos de ese tema. Las autoridades mexicanas dicen que hay pocos casos en el país, mientras en otros países ya se tomaron medidas para restringir -nuevamente- la movilidad de la población, instrumentando acciones de confinamiento, con el objetivo de reducir la velocidad de contagio de la nueva variante del coronavirus que se propaga rápidamente.

El indicador gubernamental basado en el número de hospitalizaciones señala que no hay motivo de alarma, pero lo que no se ha reconocido es que mucha gente no quiere ingresar a un hospital, a pesar de la complicación que pueda acarrear la enfermedad. Prefieren montar espacios de atención a sus familiares en sus domicilios, antes que llevarlos a una clínica de salud.

Las historias del año pasado y de los primeros meses de este 2021 fueron tristes: personas que entraron al hospital sin el apoyo de algún familiar o amistad que estuviera al pendiente de su atención y pasadas algunas semanas -o incluso meses- el desenlace era fatal: la muerte de la persona hospitalizada y la entrega de sus cenizas, en cumplimiento de los protocolos establecidos por el COVID-19. Partida en soledad total.

En buena medida, esa es la razón por la que los hospitales no se han saturado. Muchas personas prefieren transitar la enfermedad en su casa, con la cercanía de su familia, aunque ello pueda significar morir.

Así que, por ahora, en un pretendido “regreso a la normalidad” -alentado por las autoridades- se trata de disfrutar lo que se pueda y reactivar la economía, porque 60 % de la población económicamente activa se encuentra en la informalidad. Como muchas personas han dicho: “si no muero de COVID, moriré de hambre”, así que se asume el riesgo.

Por lo pronto, permítame desearle felices fiestas y un nuevo año 2022 pleno de salud, alegría, paz y prosperidad junto a sus seres queridos, y exhortarle a seguir cuidándonos, porque la pandemia aún no concluye.

PERCEPCIÓN

La complicación de Morena para la elección de 2023 podría ser la lucha interna que librarán.

Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAEMéx.

Facebook: ricardo.joya.94 / Twitter: @RJoyaC