Este fin de semana se llevó acabo la presentación de la Ópera Carmen en el teatro Morelos. Y fue una presentación extraordinaria. Me imagino que los organizadores y los participantes, han de seguir saboreando la plenitud de la satisfacción, pues decir que fue un evento magnifico, no es exageración. Con esta puesta en escena, comprobé, una vez más, el papel transformador de cualquier manifestación artística. Pero esto es mucho más aplicable para la ópera, en la que se conjugan varias artes: música, canto, actuación. Y el espectáculo fue totalmente enriquecedor. Como espectadora no me queda más que agradecer esas tres horas en las que mi alma dejó atrás el ajetreo diario para trasladarse al mundo gitano y de los toros; tres horas, que marcan un antes y un después.
Pese a las casi tres horas y media que duró el espectáculo y al horario de la función, la atención del público siempre se mantuvo, nunca decayó, pues Carmen nos atrapó, como historia y como personaje. Escrita en 1874, un año antes de su presentación y de la muerte de su autor, Georges Bizet, la ópera Carmen, está considerada como uno de los mejores libreros en su género. Y después de apreciarla entendemos el por qué. Todavía traigo en mente el compás de la música, el nivel de actuación de los personajes y el coro: “toreador…toreador”.
Esta es la cuarta ópera que la Orquesta Filarmónica de Toluca presenta y considero que ha sido la más emotiva, la que más ha impactado y marcado al público. El primer fin de semana del mes de octubre, tienen lugar estos eventos operísticos, que han sentado ya un precedente en las actividades culturales de la ciudad, desde el año 2016.
El público de la filarmónica de la ciudad se ha ido formando a lo largo de estos años, ha crecido y se ha consolidado; considero, que en gran medida, el lleno del Teatro Morelos durante estas tres funciones obedece al trabajo constante del maestro Gerardo Urbán y Fernández junto a sus músicos que ofrecen, a lo largo del año, conciertos y actividades variadas y novedosas que han sumado a la fidelización y crecimiento del público toluqueño que gusta de la música sinfónica.
A Toluca le hace falta vida y promoción cultural, pero indudablemente estos eventos le dan a la ciudad un sentido de grandeza, un respiro a los ciudadanos y van formando un público con un criterio musical y artístico más amplio que ha hecho suya la música que no solo toca sino que interpreta la OFIT.
El público ha sabido reconocer el empeño puesto en las presentaciones de la orquesta; que esto es así, me lo ha hecho pensar la reacción que tuvieron los asistentes al teatro el día viernes del estreno, cuando al presentarse los caballos de la guardia montada, uno de los participantes, Tormenta, tuvo un percance que la dejó en el suelo por un par de minutos. El público siempre se mantuvo atento y respetuoso y reaccionó con encendidos aplausos cuando el caballo logró levantarse y salir sin lesiones aparentes. Esta reacción es prueba de educación del público.
Como una de los miles de espectadores que aplaudieron de pie a Carmen, agradezco a todo el equipo que hizo posible esta gran presentación y estoy segura que ésta sumada a las previas y a las posteriores, son la semilla para ampliar el horizonte de los habitantes de la ciudad y la zona metropolitana. ¡Salud!
