Mantenerse hidratado es fundamental para que el cuerpo funcione correctamente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda entre 1.5 y 2 litros, no obstante se tiene que tomar en cuenta las necesidades de cada uno en cuanto a la actividad física, clima y características corporales.
Pero cuando beber agua es una obsesión puede resultar más perjudicial que benéfico, a esta adicción se le conoce como potomanía, la cual describe una necesidad extrema de tomar agua para calmar el ansia y conseguir una sensación placentera.
Las personas adictas al agua pueden ingerir de 8 a 15 litros diarios lo que lleva a tener una hiperhidratación y con ello que los riñones no puedan trabajar de manera adecuada para filtrar a alta velocidad, además baja el nivel de sodio en la sangre lo que se manifestará con dolor de cabeza, insomnio, náuseas e incluso la muerte.
Esta adición es similar a los desórdenes alimenticios como la bulimia, ya que es un error pensar que por ser natural no habrá consecuencias adversas, esto está reforzado por la constante publicidad al asociar al agua como el remedio de todos los males y una alternativa de rejuvenecimiento pero no es así.
¿Cuál es la cantidad adecuada?
La comunidad científica coincide en que los niveles de hidratación cambian de un día para otro, así que la regla de los 2 litros de agua que se estableció en 1945 no aplica en todos los casos.
Es una realidad que no existe unanimidad en la actualidad, pero se debe tener cuidado en un hábito que comienza como algo saludable y se pueda convertir en una obsesión.
Pero existen diversas señales de deshidratación que nos indican que debemos tomar agua, la sed la cual surge cuando la persona está al 1% deshidratada, así como los cambios de peso y color de la orina (si es oscura es señala de deshidratación y si es muy clara se está ingiriendo agua en exceso).