La tarea de revertir la caída del Estado de México en materia de competitividad no será fácil, pero tampoco se efectuará a corto plazo (más de cinco años), por todos los procesos que implica.
Al participar en los “Diálogos para la reactivación de la economía mexiquense”, organizados por la Secretaría de Desarrollo Económico (Sedeco), Pablo Mejía Reyes, coordinador del Centro de Investigación en Ciencias Económicas de la Universidad Autónoma de la entidad (UAEM), resaltó la necesidad de que las autoridades establezcan diferentes condiciones para lograr la tan anhelada captación de inversión y el mejoramiento de los indicadores de competitividad, entre ellos: disminuir la corrupción, mejorar la infraestructura, reducir la inseguridad y apoyar a los negocios formales.
Durante el tercer día de actividades de este seminario, en donde también participaron otros especialistas y empresarios, el investigador destacó la importancia de recuperar la confianza de los inversionistas hacia la entidad mexiquense.
“Si no existe confianza en el gobierno federal, deben tenerla en la autoridad local. Los gobernadores deben llenar los espacios de política económica”, dijo.
El especialista definió a la competitividad como la capacidad de generar, forjar y atraer talento e inversiones.
Avance escaso
El investigador de la máxima casa de estudios de la entidad, lamentó que se haya avanzado muy poco en temas que se encuentran relacionados con el sector público, e incluso las posiciones que se han ganado en los últimos años se consideran bajas.
Explicó que el rubro de gobierno eficiente y eficaz, se encuentra relacionado con los trámites para abrir negocios, además de la capacidad de aprovechar relaciones internacionales.
“Creo que tendremos que poner el dedo en la llaga, porque a pesar de que llevamos varios años hablando de estos temas, la realidad es que no existen avances sustanciales”, indicó.
De esta manera, propuso puntos fundamentales para mejorar la competitividad estatal: contar con un sistema de derecho confiable y objetivo, una sociedad incluyente, mercados laborales eficientes e innovación y sofisticación en los sectores económicos.
