La cosecha de lechuga y otras legumbres que se cultivan en la zona de Santa María Jajalpa, municipio de Tenango del Valle, atrae a jornaleros que provienen del estado de Querétaro. El fenómeno migratorio ocurre una vez por año y se extiende desde junio hasta octubre.
Llegan en grupos pequeños y con el contacto directo de los agricultores de esta zona, aunque otros se aventuran por la falta de empleos en su estado.
"Una vez por año nos venimos, somos de un pueblito cercano a los límites con el Estado de México", explica Abel, uno de los líderes de los grupos de jornaleros que llegan a Jajalpa en cada temporada.
Este día, la jornada ha sido provechosa para Abel y su grupo. La neblina alejó la lluvia y con el sol el número de costales fue mayor a los días pasados.
“Esta es la cosecha de lechuga, es lo que más se siembra por aquí”, explica el jornalero que por temporada sale de Querétaro para emplearse en los campos de cultivo de Tenango del Valle y otras regiones.
El camino que conduce a Santa María Jajalpa amanece así entre los meses de junio y octubre. La cosecha de lechuga, rábano, calabacita, zanahoria, cilantro, betabel, habas y elotes tiene su mayor producción en esta época del año.
“Nosotros venimos por temporada a buscar chamba por acá, de aquí nos movemos a otro lado”, agrega Abel.
MIGRACIÓN COLECTIVA
Al igual que Abel y su grupo, en el país familiares enteras realizan este movimiento de migración por estados como Sinaloa, en la pizca de jitomate; en Baja California por la pizca de chile y jitomate, además de Jalisco.
En cada campo de cultivo arriban por temporadas de seis meses familias provenientes de Michoacán, Oaxaca, Chiapas, Quintana Roo, Guerrero y Guanajuato.
PELIGRO
Aunque esta actividad se ha hecho por generaciones, actualmente resulta hay riesgos para los jornaleros migrantes. Abel y su grupo lo saben, pues los carteles de la droga se hacen pasar por compradores de mano de obra.
Los cultivos de lechuga en Jajalpa abarcan poco más de 30 hectáreas, se junta con los sembradíos de maíz.
La siembra más común en los terrenos de Santa María Jajalpa son las legumbres. La producción anual, en su mayoría, se traslada a la Central de Abastos de Toluca.
“Entre todo el grupo hacemos como unas 700 a mil bolsas, cada uno como de a unas cien por día”, detalla el campesino.
Los costales que va llenando Abel en los surcos pesan unos 22 kilos y le caben 12 piezas de lechuga. Los bultos se van acumulando y en la tarde son cargados a los camiones que arriban para su almacenamiento.
“En tres días nos aventamos entre cuarenta a cincuenta surcos, es pesado de a ratos porque vas agachado todo el tiempo”, revela el jornalero.
Con cuchillo en mano y un bonche de bolsas atadas a la cintura, los trabajadores avanzan en su labor diaria. Entre más rápido muevan sus manos para llenar costales, es más dinero para ellos.
“La chamba es rápida, según nos pida el patrón”, dicen los trabajadores, quienes su terruño también cultivan legumbres.
Mientras dure la cosecha los campesinos permanecerán en este municipio, posteriormente buscarán otro destino.