Xonacatlán, México.- Rosalinda Isidro muestra ambas manos de las que resaltan los cayos que le han dejado los pizcadores o punzones en la cosecha. Toda su vida se la ha pasado en los sembradíos de avena y maíz, de donde sólo ha sacado más pobreza.
"Me pagan 70 pesos por día y es con lo que vivo, no hay más trabajo en mi pueblo", sostiene la mujer mazahua de 48 años.
Sus manos de mujer, parecen más la de un hombre que se gana la vida en jornales duras. La crema suave para su piel, que acostumbran otras mujeres, no es parte de su ritual diario, ni mucho menos el lucir ropas elegantes o zapatos con tacón alto.
En la comunidad mazahua de la Loma de Juárez en el municipio sureño de Villa de Allende, la vida para las mujeres es más dura, aclara Rosalinda.
"Yo críe solita a mis hijos, ya están grandes y se han casado, pero yo debo seguir ganándome lo que como todos los días, porque nadie me ayuda", relata la mazahua.
En Loma de Juárez no hay otra forma para conseguir el sustento, más que en el campo, y ahí no hay diferencia entre hombres y mujeres, dice.
"A las ocho de la mañana me voy al campo, ahorita estamos desquilitando, pero pagan poquito", explica, sobre los arriendos que se hacen con los dueños de las parcelas.
En el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, Rosalinda dice que lo único que hay por celebrar es la pobreza.
“Lo que necesitamos es trabajo, en el pueblo ganó el mismo gobierno, no hay calles pavimentadas, ni agua potable, nuestros hijos se van a México a trabajar para salir de pobres”, relata Rosalinda, Dice que su hijo el menor, hace años huyó a la capital del país para emplearse en la construcción y no ha sabido de él.
Este jueves acudió junto con otro grupo de paisanos a un evento de los gobernadores indígenas al municipio de Xonacatlán, les prometieron que habrá apoyos y no dudó en dejar este día su jornada en los sembradíos para asistir.
“Nos dicen que habrá apoyo productivo, para construir casas, semillas para sembrar, pos esperemos que nos cumplan, es la primera vez que vengo”, revela la mazahua.
En La Loma de San Andrés, viven más de cinco mil mazahuas, todos dedicados a la labor del campo en la avena, trigo y maíz, donde se emplean con quienes tienen terrenos. No hay más. Y su trabajo es sólo por temporada, después deben subsidiarse de otra forma.
“Hasta octubre comenzamos otra vez con las cosechas, mientras hay que esperar y mantenerse con la pepena del año pasado”, externa la mazahua. Lo dice mientras al fondo del escenario se escuchan aplausos.
En el templete despliegan un jorongo artesanal de lana, hermoso en color negro con estampados, que entregan en regalo al Gobernador nacional Hipólito Arriaga Poté.
La realidad entre los que están al fondo del evento y los del frente es contrastante, pues los discursos hablan sobre la marginación de los pueblos indígenas, en esa escena el regalo resulta suntuoso.
De esa realidad Rosalinda lo sabe bien y lo vive a diario. La pobreza no cambia ni se extingue en un foro indígena con discursos.
Para tomar en cuenta:
60 pueblos originarios hay en México.
8 millones de indígenas viven en el país.
70 pesos gana a diario Rosalinda.
FRASE:
Me pagan 70 pesos por día, y es con lo que vivo, no hay más trabajo en mi pueblo.
Rosalinda Isidoro Anselmo, habitante mazahua de Villa de Allende.