San Mateo Atenco, México.- Hace 60años vivir en las orillas del Río Lerma era como habitar unparaíso para la familia González, pero eso actualmente setransformó en ser "inquilinos de un cementerio natural", donde loúnico que sobrevive son las bacterias que producenenfermedades.

"Lo más común son los granos en elcuerpo, la gripe en los niños y los dolores de cabeza cuando sesueltan los aromas más fuertes", explicó Álvaro González,mientras se tallaba los granos de los brazos, que le salenconstantemente por los piquetes de moscos del río, algo comúnentre las pocas familias que viven en la zona.

El tramo por donde pasa la avenida Lerma, habitanno más de cinco familias, en un pequeño barrio conocido como "LaCuchilla"; una de ellas son los González, quienes han tenido esosterrenos por generaciones, en su momento impensables de venderse,pues eran productivos en la siembra de legumbres, y la pesca en elLerma les daba para comer. Hoy aunque quisieran vender, nadie estádispuesto a comprarles.

"Este río daba de todo, sembrábamos lechuga,rábano, maíz, quintoniles, y pescabamos carpas grandotas, habíapatos y ranas, ahora sólo ves pasar vacas muertas, perros,químicos, hasta humanos le tiran al río", externó Abraham, unhombre de 86 años, el jefe de la familia González.

Sentado en su silla de ruedas a laque está postrado desde hace un año, en que se le metió agua delLerma en la bota derecha, cuando desazolvaba el agua de lasinundaciones y se le infectó el pie que corre peligro degangrenarse

-Todo se echó a perder cuandopusieron las plantas tratadoras y comenzaron a echar los químicosde las fábricas, pero vinieron y se llevaron unas de mis mazorcasy cuando regresaron disque no había contaminación. - lamentó ysiguió su plática.

"Válgame Dios, para ellos no haycontaminación pero para uno que vive aquí es el infierno",reprochó Abraham.

La afluente nace en el municipio deAlmoloya del Río y desemboca en el lago de Chapala, en el estadode Jalisco.

Pasa por lo menos 10 municipios delEstado de México, en los tramos de San Mateo y Lerma existen dosplantas tratadoras que desechan sus residuos a la afluente,mientras que la fabricas de calzado de Santa Cruz Atizapán y lasde tela de Santiago Tianguistenco y Almoloya del Río, depositanlos colorantes en las aguas del Lerma.

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De acuerdo con Cecilia Purón,coordinadora en la entidad de la Asociación Mexicana de Ayuda aNiños con Cáncer (AMANC), sus estudios han revelado que losquímicos concentrados a lo largo del río Lerma han provocado enlos últimos años aparición de leucemia, un tipo de cáncer queafecta principalmente a los niños.

Graciela Huerta, es otro de lasinquilinas del Río Lerma, llegó junto con sus tres hijos a rentara una casa que abandonaron sus dueños por el hedor que sueleimpregnarse en el aire durante las tardes y noches; la mujeraseguró como el resto de las familias que viven allí, que se hanacostumbrado a vivir entre el hedor a cementerio que desprende elLerma.

“No nos queda deotra, ya nos acostumbramos a oler los gases, gracias a Dios losniños solo se enferman de vez en cuando de la gripe, no ha pasadoa más”, dijo Graciela.

Al paraíso del río Lerma, sólo lesobreviven fotografías que don Abraham y su familia resguardarsólo en su memoria, en ellas se pueden ver campos verdes ycultivos de todo tipo de verduras, diferentes especies de peses yel agua cristalina que permitía ver las guadañas (machetes) quetiraban al fondo para sumergirse luego por ellas cuando nadaban enlas aguas.

“Está todocontaminado, pero no nos vamos a ir porque es abandonar lo quetienes”, aseguró Abraham, quien tiene sus tierras sin sembrar,porque sabe que la tierra está podrida como elagua.