La pandemia provocada por el Covid-19 ocasionó el cierre temporal de un negocio familiar que se había mantenido desde 1913 en el Centro Histórico de la capital mexiquense: Tamales La Violeta.
No sólo ocasionó el cierre temporal, también deudas de sus propietarios, la pérdida de empleo de sus colaboradores, así como la carencia de recursos para solventar necesidades apremiantes como el abasto de medicamentos. Sin embargo, el negocio sigue en pie.
La señora Olga Jaimes, quien encabeza la tercera generación de este negocio, ahora está laborando desde casa y pide apoyo a sus clientes para que le soliciten pedidos. Atraviesa una difícil situación económica y arrastra algunas deudas.
Antes tenía una clientela segura sobre la avenida Independencia. Bastaba su presencia para que decenas de clientes llegaran al puesto que colocaba sobre la acera.
"Realmente estoy pasando una situación muy difícil porque soy una persona de la tercera edad y ya no pude seguir vendiendo mis tamales en lo que era La Violeta y quiero anunciar que los estaré vendiendo en mi casa", expresa doña Olga.
En un tiempo espera regresar al Centro Histórico. Por ahora sus hijas la apoyan, pero ella está acostumbrada a ganar dinero.
En su negocio familiar vendía de 150 a 200 tamales diarios. Una tradición de Toluca desde 1913 que inició su abuela. Hoy es la tercera generación que vende esos tamales famosos por su sabor.
"Pero desaparecí ahora sí, sin dejar huella, y ahorita tratamos de vender", dice. "Una de mis hijas subió a las redes y ya tenemos una página: Atole y Tamales La Violeta, yo quisiera regresar al centro porque mis clientes me conocen y llegaban a hacer pedidos, conocían la calidad del producto", recuerda.
Mientras la pandemia se mitiga, señala que estará vendiendo sus tamales en la calle de Pedro Ascencio 410, colonia La Merced.
Doña Olga también enfrenta diversas necesidades económicas debido que un familiar presenta una discapacidad. Por ello los gastos no frenan.
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